Si bien esta semana las autoridades de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) señalaron que a partir de ahora prohibirán las ocupaciones estudiantiles en centros de educación media, varios alumnos tomaron el jueves dicha medida en distintos liceos de la capital. En algunos casos, como el liceo IAVA y el Miranda, los estudiantes ocuparon a pesar de que las respectivas inspecciones de Secundaria se negaron a firmar el acta de ocupación y realizaron una ocupación sin impedir el acceso al liceo.

En otros casos, los núcleos sindicales hacen un paro cuando se les niega la posibilidad a los estudiantes de ocupar, en respaldo a la medida y los reclamos. Eso ha quedado claro en distintos comunicados de los núcleos de la filial montevideana de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria de Uruguay (ADES), que manifestó su apoyo a la lucha de los estudiantes.

Si bien los centros de estudiantes tienen reclamos específicos de cada liceo, hay algunos que se repiten. En casi todos los liceos ocupados se reclama por la refacción de problemas edilicios, por la necesidad de contar con más materiales de estudio y algunas condiciones básicas para estudiantes, como derechos alimenticios satisfechos y productos de higiene menstrual para las adolescentes. Además del reclamo por participación en el diseño de la reforma curricular en marcha, otro de los planteos repetidos es la necesidad de contar con equipos multidisciplinarios, que están integrados por psicólogos, trabajadores sociales, psicopedagogos y un referente de educación sexual.

Sobre este último punto, la plataforma del Gremio Estudiantil del IAVA argumenta que en los primeros cinco meses del año la tasa de suicidio aumentó 25% en Uruguay y es una situación que vivieron de cerca semanas atrás, cuando una compañera se quitó la vida. Además, plantean que en 2020 la tasa de fallecimientos juveniles por suicidio aumentó 45% y actualmente esa es la primera causa de muerte violenta entre los jóvenes del país. No obstante, señalan otras situaciones, como estudiantes con dificultades del aprendizaje, con dudas y desconocimiento en temas de salud sexual y reproductiva, o “víctimas de un contexto social complejo”. En ese sentido, les preguntan a las autoridades si van “a quedarse sentados observando las dificultades de las y los estudiantes” sin darles “respaldo”.

Situación “insólita”

En la mayoría de los centros donde transcurrieron ocupaciones estudiantiles se realizaron tareas de limpieza o acondicionamiento de los bancos y salones, en muchos casos con insumos donados por distintas organizaciones sociales. En el liceo Dámaso se registró una situación “insólita” y alejada de las normas, según dijo a la diaria la integrante de ese núcleo de ADES Montevideo, Andrea Revuelta. En la mañana, los estudiantes habían informado a la dirección de su decisión de ocupar y, de hecho, ya habían sacado varios bancos a la vereda para lijarlos y pintarlos.

Según señaló Revuelta, como los docentes resolvieron un paro, la dirección del liceo definió que los trabajadores que adhirieran a la medida permanecieran fuera del centro educativo y sólo quedaran dentro quienes optaran por realizar sus labores. Sin embargo, aludiendo a “órdenes” de autoridades y para evitar la ocupación, sobre mediados de la mañana la dirección del Dámaso llamó a la Policía y le solicitó que escoltara a los trabajadores que estaban dentro del liceo hacia afuera, de forma de poder cerrar las puertas, contó la integrante de ADES.

Esa situación generó desconcierto entre los funcionarios –incluso entre quienes no habían adherido al paro– y entre los estudiantes. Según contó Revuelta, eso hizo que los bancos quedaran afuera durante todo el día y que no pudieran ser restaurados, ya que no se los autorizó a retirar las pinturas, que quedaron bajo llave. Al respecto, relató que no se permitió el acceso de estudiantes en todo el día y en buena parte de la jornada tampoco de los funcionarios que querían trabajar. En un momento, estos últimos optaron por llamar telefónicamente al liceo y ahí sí les abrieron la puerta. Según consideró Revuelta, el accionar de la dirección –que seguía órdenes de superiores– va en contra del discurso de las autoridades de Secundaria y ANEP, que dijeron prohibir las ocupaciones para garantizar el derecho al trabajo y al estudio.

La sindicalista hizo énfasis en que en todo momento los estudiantes se dirigieron respetuosamente a la directora y que ni ellos ni los docentes lograron que hubiera alguna comunicación por escrito sobre lo resuelto. De hecho, planteó que la última comunicación formal fue a primera hora de la mañana, cuando desde la dirección se informó a los funcionarios que el liceo estaba abierto.

Revuelta señaló que, con el paso de las horas, los estudiantes se empezaron a preocupar porque los bancos seguían en la vereda y ellos mismos llamaron a la Policía para que intercediera ante la dirección para que los autorizaran a entrarlos. Sin embargo, en todo momento las solicitudes de ingreso al liceo fueron rechazadas. Finalmente, los estudiantes se retiraron y los bancos fueron entrados por quienes estaban en el interior del liceo con ayuda de los efectivos policiales. La profesora se mostró muy preocupada por la situación vivida, que “va a generar un quiebre interno importante” en el liceo, y dijo que será difícil reconstruir los vínculos después de lo “antipedagógico” de lo ocurrido.

Centros ocupados

Según la información a la que tuvo acceso la diaria, además del IAVA, el Dámaso y el Miranda, los centros educativos en los que distintas asambleas estudiantiles definieron ocupar fueron el Instituto Batlle y Ordóñez, el Bauzá, el 26 y el 63. Por su parte, después de que días atrás la medida de ocupación les fuera impedida, los estudiantes del Zorrilla definieron hacer una sentada en las escaleras de entrada al liceo. Además, el miércoles los profesores ocuparon el Liceo 1 de Solymar, medida que fue acompañada por estudiantes.