Que es algo “histórico”, que “contagia”, que es un “acontecimiento”, que ha “unido” a estudiantes y docentes: en resumidas cuentas, esa es la percepción de los docentes y estudiantes de Formación en Educación que dialogaron con la diaria sobre las medidas de lucha que se están llevando a cabo en todo el país, de cara a la reforma educativa planteada por la Administración Nacional de la Enseñanza Pública (ANEP).

“Está sucediendo un acontecimiento que no sabemos bien cómo va a terminar, pero sí generó un movimiento que no se tenía pensado que fuera a ser tan grande y que generara tanto impacto”, manifestó Carlos Rodríguez Folgar, docente en el Instituto de Formación Docente (IFD) de Canelones e integrante del núcleo del Sindicato de Docentes de Formación en Educación (Sidfe) del departamento.

Mariana Franco, docente de Historia en el Centro Regional de Profesores (CERP) del Norte, en Rivera y también parte del núcleo sindical del Sidfe, dijo que, si bien “hay una idiosincrasia” en el departamento que no se modifica tan rápidamente, observa que los estudiantes, no sólo del CERP de Rivera sino de la región, “están más abiertos a discutir e intercambiar”. En ese sentido, sostuvo que leen, preguntan y argumentan, y “es muy lindo ver cómo se organizan de forma autónoma”.

Al igual que Rodríguez, Franco afirmó que se trata de algo “histórico”. En la misma línea se pronunció Diego Silveira, profesor de Geografía en el IFD de Tacuarembó y parte del núcleo sindical, pero agregó que el “agosto histórico” que ha caracterizado al departamento se debe a las medidas de lucha que están tomando el movimiento estudiantil y los docentes. Según amplió, ello se da “frente al avasallamiento que estamos recibiendo en la educación pública y principalmente en formación docente”.

En ese sentido, Pablo Márquez, profesor en el CERP del Litoral -con sede en Salto- y parte de la directiva del Sidfe, afirmó que “las medidas de lucha y la movilización nos han permitido acercarnos a los estudiantes” y darse cuenta de que tienen “muchos reclamos en común”. Por otro lado, remarcó un punto también enfatizado por los demás entrevistados: el movimiento de estos últimos días ha hecho que más docentes se acerquen al tema y que otros incluso se sindicalicen. La misma descripción han hecho del estudiantado. “Estamos trabajando codo a codo y eso emociona”, señaló Silveira.

Aun así, Márquez planteó como uno de los “desafíos” que la suma de integrantes trajo consigo “visiones muy diversas”. No obstante, ese mismo factor es el que les ha permitido “hablar, intercambiar y obligarnos a tener una actitud de acercamiento hacia los demás”.

Más allá de los actores

La comunidad de cada departamento también ha recibido los movimientos de forma diversa. En Salto, particularmente, Márquez dijo que, si bien “poco a poco” gran parte de la población se va acercando al tema, no sólo por las medidas de lucha sino también a través de la prensa local, mayormente “hay una indiferencia” o “no se termina de entender y conocer” la problemática.

Rodríguez contó que, hace ya algunos días, en la ciudad de Canelones estudiantes y docentes desarrollaron un taller con las principales reivindicaciones, en una plaza, como para “intentar generar un impacto en la comunidad”. Sin embargo, fue la marcha que se hizo el miércoles la que provocó “un impacto positivo”, porque “bastantes sindicatos no vinculados a la educación” apoyaron la manifestación y las reivindicaciones, mientras que otros saludaban o salían de sus casas.

Algo similar planteó Elbio López, estudiante de Formación en Educación en Florida. Con dos días de organización, los estudiantes hicieron una marcha “en protesta” y recibieron “apoyo de muchas personas, fuera de lo que es el ámbito educativo; también de políticos y hablaron bien de nosotros”.

Sin embargo, la buena recepción no siempre ha sido la norma. Enzo Poggio, estudiante en Colonia, contó que el 18 de agosto marcharon desde el CERP del Suroeste hasta el Palacio Municipal con “manifestaciones pacíficas”, una sentada en la calle y en la vereda para leer la proclama con los principales puntos de reclamo y, posteriormente, realizaron una asamblea en la explanada de la intendencia.

Así las cosas, desde una ventana ubicada en uno de los pisos superiores de ese edificio, el director de Compras de la comuna coloniense, Hugo Sosa, sacó fotos y tuiteó que los jóvenes manifestantes “eran cuatro gatos locos consumidos por el comunismo” y que “no quedan dudas, están buscando un nuevo Líber Arce”, con relación al militante estudiantil asesinado por fuerzas policiales en 1968 mientras participaba en una marcha.

Las medidas de lucha en los distintos departamentos, que se han caracterizado principalmente por las ocupaciones de los centros y los paros, han transcurrido con intervenciones del Ministerio del Interior que, mediante una intimación, piden el desalojo. Mayormente -más allá de los grandes despliegues policiales-, las desocupaciones han transcurrido de forma pacífica, pero tampoco siempre: según narraron estudiantes de Colonia, semanas atrás una docena de efectivos llegaron sin orden de desalojo y les dijeron a los estudiantes que ese papel existía, pero no lo podían mostrar. Los integrantes del centro plantearon, además, que los policías llegaron a ingresar al CERP, antes incluso de que culminara el desalojo pacífico.

Principales reivindicaciones

Los distintos docentes con los que conversó la diaria remarcaron que los reclamos prioritarios son plataforma común de los 32 centros de Formación en Educación del país: el rechazo a la reforma educativa y la falta de participación real de los docentes y estudiantes en el proceso de formulación, la ausencia de un respaldo a los docentes ante la propuesta de semestralizar los cursos, el planteamiento de las competencias por encima de los contenidos y, por tanto, el fin “utilitarista” y “mercantilista”, además de la necesidad de mayor presupuesto.

Ante todo, piden que la reforma se posponga para 2024 y que durante 2023, en vez de instalarla, como se pretende desde la ANEP, puedan llegar a acuerdos básicos entre autoridades, docentes y estudiantes.

No obstante, cada departamento tiene sus reivindicaciones propias, aunque no las coloquen dentro de lo prioritario: en Canelones, por ejemplo, Rodríguez comentó que el IFD “no es un instituto propio” sino “una casa alquilada” y que, en ese entendido, se han colocado contenedores como salones. Además, dijo que desde hace tiempo vienen solicitando que se instale la carrera de Maestros en Primera Infancia, así como un turno nocturno para magisterio, “pero se nos niega porque no tenemos un local propio”.

Por otro lado, enfatizó en que las becas para estudiantes “disminuyeron notoriamente”, motivo por el que muchos han tenido que dejar la cursada. En Salto, el sistema de becas también es “preocupación de muchos docentes”, según comentó Márquez. Dijo que en reiteradas ocasiones llega mitad de año y a muchos estudiantes no les renuevan las becas o directamente no se las dan “y no pueden seguir con la carrera”.

Márquez subrayó, al mismo tiempo, la ausencia de becas e incentivos para que los docentes se profesionalicen, sobre todo en el interior del país, donde las distancias “encarecen todo”. En ese marco, señaló la dificultad de “regionalizar la formación en educación”, que genera “una brecha inmensa” que se vería acrecentada si se da la “competencia entre centros que pretende el Ministerio de Educación y Cultura”.

Por último, el docente de Salto afirmó que el edificio del litoral “está muy venido a menos”, a tal punto que “no es que corra agua por las paredes, sino que verdaderamente cae una cascada de agua en algunos salones y, obviamente, en esas circunstancias es imposible enseñar”.

En Tacuarembó, Silveira especificó que a esta altura del año aún hay horas docentes sin cubrir, por lo tanto, hay estudiantes que todavía no tienen clases, pero “las autoridades no se han hecho eco para ver qué pasa con eso”. Los estudiantes de Florida, asimismo, resaltaron como uno de sus reclamos más importantes la falta de colaboradores en los proyectos finales de la carrera de Primera Infancia, que funciona “como puente al título”.

Historia reciente

El actual nivel de movilización en el interior no surgió de la nada. Si bien desde hace varios años existen centros de estudiantes en los CERP y los IFD, la articulación entre ellos se fortaleció a partir de la creación del Consejo de Formación en Educación (CFE) en 2010, ya que pasó a contar con una consejería estudiantil. Desde un primer momento, los gremios de Montevideo rechazaron el espacio porque no implicaba un cogobierno real, pero muchos de los centros de estudiantes del interior valoraron que, aunque no era el escenario ideal, merecía la pena aportar a construirlo desde adentro.

Según se plantea en la tesis de maestría del comunicador y docente Álvaro Berro, que estudió el movimiento estudiantil en la formación en educación, en los gobiernos del Frente Amplio se apostó al CFE como un espacio para construir el carácter universitario de dicha formación. En ese sentido, se buscó construir participación estudiantil y docente, aunque los gremios reclamaran que fuera mayor. Si bien las diferencias se planteaban a la interna del CFE, se generó una vía institucional para que estuvieran presentes los puntos de vista de los destinatarios de las políticas. En ese sentido, los consejeros políticos apostaron por la construcción a partir del diálogo, según la tesis titulada Análisis comunicacional y prospectivo de la participación estudiantil en el proceso de transición de la Formación en Educación del Uruguay.

Es así que, en 2016, se creó la Federación de Estudiantes de Formación en Educación del Uruguay (Fefeu) como un espacio colectivo integrado por centros estudiantiles del interior. La Fefeu promovió una lista en las elecciones de consejero de ese año y resultó ganadora. Quien ocupó el cargo en primera instancia fue el estudiante coloniense Marco Colo, quien en diálogo con la diaria recordó que en un congreso de 2014 muchos estudiantes organizados cuestionaron la forma de participación que se les estaba ofreciendo en ese momento. Con un punto de contacto con la situación actual, entendían que sus planteos no eran del todo tenidos en cuenta y que las convocatorias a participar implicaban mayormente tener que escuchar a las autoridades o a personas designadas por ellas.

En ese sentido, al asumir la consejería estudiantil, se conformó un equipo y se planteó que la titularidad fuera rotativa, de forma que durante todo el mandato fuera quedando a cargo de estudiantes de diferentes partes del país. Según explicó Colo, uno de los primeros desafíos fue superar la falta de información en los CERP y los IFD, en un país que centraliza la mayoría de las decisiones sobre asuntos nacionales en Montevideo. De hecho, recordó que el propio funcionamiento del consejo, siempre en sedes capitalinas, supuso dificultades logísticas a los representantes estudiantiles, que provenían de centros del interior.

Colo, quien actualmente se encuentra a un seminario de recibirse y ya está alejado de la militancia, planteó que, a diferencia de lo que los estudiantes sienten ahora, en la administración pasada “la voz fue escuchada”. Si bien dijo que “no todo se solucionó”, por lo menos sintieron que “la participación dio sus frutos”.

Fortalecer la organización

Otro de los objetivos de la Fefeu fue fortalecer la organización de los distintos centros de estudiantes y también sus espacios de coordinación y reflexión colectiva. Al respecto, señaló que el interior es heterogéneo y que, por ejemplo, las distancias que hay que sortear no se recorren de la misma manera al sur del río Negro que al norte, donde existen más dificultades de conectividad. Además, valoró que la participación tampoco se da de la misma manera en los CERP, donde hay sólo estudiantes de Profesorado, que en los IFD, donde coexisten distintas formaciones.

Colo marcó como un hito un congreso estudiantil organizado por estudiantes en 2016 en La Paloma, después de que acudieran a manifestar una serie de inquietudes a los consejeros del CFE. En esa oportunidad, recordó, se pudo discutir acerca de la formación en educación que se requiere en Uruguay y sirvió para estrechar lazos entre estudiantes de todo el país.

Precisamente, sostuvo que uno de los temas que desde hace años preocupa y ocupa a estudiantes y docentes organizados es que la formación en educación tenga carácter universitario. Los colectivos reclaman que el CFE se transforme en una universidad de la educación autónoma y cogobernada, pero no han existido los acuerdos políticos necesarios para ello. No obstante, en el marco del consejo de la ANEP se procesaron algunos cambios que, desde el punto de vista de Colo, iban en la dirección de construir una institución universitaria. A propósito, habló de la creditización de cursos en carreras nuevas, como la de Maestro en Primera Infancia o la de Educación Social.

También se comenzaron a desarrollar distintas estructuras académicas, se acordaron cambios al capítulo del estatuto docente de la ANEP que habla de la formación en educación y se procesaron discusiones para lograr cambios en las demás carreras. Si bien las actuales autoridades sostienen que continúan con ese proceso que se gestó en la administración anterior, los gremios estudiantiles y el Sidfe entienden que no y, al contrario, consideran que se han revertido muchos de los avances, que en su momento fueron fruto de años de discusión.

Según Colo, el desconocimiento de esa discusión previa es lo que incrementa aún más el descontento de muchos de los colectivos que realizan reclamos. Sobre la actualidad de la lucha, el exconsejero se alegró de que el movimiento estudiantil siga “estando a la altura” y valoró que se enfrenta a una “reforma inconsulta”.

En movimiento

En la última semana siguieron las ocupaciones y actividades convocadas desde los gremios estudiantiles y el Sidfe. Además de las marchas organizadas en Canelones y Florida, el viernes 26 de agosto los estudiantes de Rivera convocaron a una protesta en un local de la ciudad en el que las autoridades de la ANEP, encabezadas por Robert Silva, realizaron un “cara a cara” para explicar la reforma. Por su parte, el lunes se ocupó por primera vez el CERP Litoral, en Salto, y, además de en Montevideo, en el resto de la semana también hubo ocupaciones en Canelones, Atlántida, Tacuarembó, Solymar y Florida. Por su parte, tanto los centros de estudiantes como los núcleos del Sidfe efectuaron diversos paros activos durante toda la semana.