A pesar de que el año pasado Robert Silva, quien se desempeñaba en ese entonces como presidente del Consejo Directivo Central (Codicen), asegurara que Primaria cuenta con sistemas informáticos que permitirían una inscripción digital y que haya planteado a la Dirección General de Educación Inicial y Primaria incorporarla a partir de este año, las inscripciones continuarán siendo presenciales.
Recientemente, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) anunció que del 11 -el mismo día que se reanudan las de nivel inicial- al 22 de diciembre estarán abiertas las inscripciones para el primer año de la educación primaria. Serán de manera presencial y el horario estará determinado por cada institución educativa. De no haber cupo en la escuela elegida, se les dará la opción de que el niño o niña pueda ser inscripto en otro centro educativo cercano.
Para presentarse y realizar la inscripción, el adulto referente tendrá que presentar su documento de identidad -cédula o pasaporte- y también el de la niña o niño a inscribir, además de su carné de salud, carné de vacunas, constancia de domicilio y la constancia de escolaridad, en caso de que hayan sido estudiantes de un centro privado.
Al igual que otros años, habrá cuatro criterios de prioridad para concretar la inscripción: primero se prioriza a quienes fueron estudiantes en el centro educativo en el año anterior, luego a quienes tienen hermanos en esa misma escuela, en tercer lugar el nivel educativo del adulto referente y, por último, en función de si estos referentes tienen o no ocupación remunerada.
La afirmación de Silva en diciembre de 2022 se debió a que, en ese entonces, muchas familias se instalaron -en ocasiones durante todo un fin de semana- en las puertas de las escuelas públicas para poder obtener un lugar en los cursos. Las largas colas, esperas y disconformidad no sólo se debieron a la necesidad de presencialidad para realizar la inscripción, sino también a los órdenes de priorización: el colectivo de Familias Organizadas de la Escuela Pública denunció diferencias y “discrecionalidad” en los procedimientos de inscripción, lo que generó “angustia y desazón”.