El desarrollo de especializaciones y posgrados de la Universidad Claeh en Educación tiene casi dos décadas, pero este año sumó un mojón importante, que da cuenta del acumulado. Después del desarrollo de seis maestrías específicas en ese campo, llegó el turno del doctorado. A la hora de pensar en la propuesta, el equipo que trabajó directamente en esa tarea se propuso no hacer más de lo mismo y generar una disrupción, explicaron a la diaria María Dibarboure, Ada Czerwonogora, Reneé Albornoz, Julia Leymonie y Hernán Miguel, del núcleo coordinador del posgrado.

Por ello intentaron no caer en las propuestas más clásicas y genéricas de la oferta de doctorados en este campo, que son precisamente doctorados en Educación, como el que ya existe desde hace unos años en la Universidad de la República. En ese sentido, el equipo de la Universidad Claeh se propuso generar una formación que reflexione académicamente sobre las prácticas y procesos de enseñanza, pero también en vínculo con la práctica profesional docente que ocurre a diario en distintos territorios.

De esa forma, se generó un Doctorado en Enseñanza que es “inédito” en la región, según explicaron los docentes, ya que no existe una propuesta con ese interés temático. La primera cohorte del doctorado, que comenzó las actividades académicas este miércoles, está integrada por 14 doctorandos, todos egresados de posgrados del Claeh.

Según explicaron desde el equipo coordinador, ello rigió solamente para esta primera convocatoria y en el futuro lo abrirán a cualquier interesado. Al respecto, detallaron que para la primera edición del doctorado era clave contar con una base de estudiantes que ya estén familiarizados con la forma de trabajo y la orientación de las actividades académicas en la institución.

Precisamente, al igual que ocurre con otros posgrados, desde el equipo a cargo del doctorado esperan que muchos de quienes en tres años egresen de la propuesta (ver recuadro) luego se incorporen a los equipos de investigación y también sean parte del dictado de los cursos.

Además, detallaron que la universidad tiene como uno de sus principios la necesidad de aprender a leer la realidad e intervenir para poder transformarla y que, además de los aspectos académicos, también se pone el foco en el relacionamiento y las emociones de las personas que son parte de estos espacios.

Desde esta perspectiva, el doctorado en educación concibe el proceso de cursada como un espacio para poder intercambiar y colaborar con otros, luego de dos años de pandemia que han impactado en las posibilidades de intercambio entre docentes que en algunos casos repercutió, por ejemplo, en problemas de salud mental.

Por su parte, la amplia mayoría de los cursantes trabaja en la educación pública, y se espera que la formación doctoral también tenga impacto en los contextos en los que ejercen la profesión. Si bien es una institución privada, los coordinadores del doctorado afirmaron que todos ellos tienen una vocación de trabajo por la educación pública y, entre otras cosas, se ajustó el precio de la matrícula para que pueda ser asumido por un salario docente. “Esta institución privada tiene una misión hacia lo público”, resumió Dibarboure, y Leymonie la complementó: “El Claeh es la institución más pública de todas las privadas”.

Otras disrupciones

El Doctorado en Enseñanza también se plantea como una propuesta disruptiva por la manera en que está pensada la formación en ese nivel académico. Según explicó Czerwonogora, a diferencia de otros doctorados, en este caso y a partir del “enfoque humanista” del Claeh, se pondrá a la persona en el centro y se incentivará activamente el trabajo en equipo. Al respecto, Miguel señaló que si bien es algo que muchas veces se espera que surja naturalmente, también se lo puede ayudar con distintas estrategias. “No nos interesa tanto tener 14 doctorados como tener una comunidad de investigadores que pueda seguir funcionando luego de que se cierre esta ventana”, dijo, y agregó que esta “es una oportunidad para transformarnos en una comunidad de investigadores”, algo que “también se aprende”.

Estos aspectos, además, están en la propuesta escrita del doctorado, igual que la necesidad de trabajar en un formato de ciencia abierta. “Explícitamente el doctorado se compromete a generar investigación desde ese enfoque teórico-político-ideológico en todos sus sentidos: en la idea de la investigación como creación colectiva, en el trabajo en comunidades y en trabajos colaborativos, donde se trabaja en equipo y la investigación es abierta”, detalló Czerwonogora.

La propuesta académica se plantea indagar en los intereses de los doctorandos y las distintas discusiones que se vayan generando en las distintas instancias de encuentro, que serán tres jueves al mes y mayormente a través del formato virtual. Dibarboure explicó que en el primer año se trabajará “lo metodológico y lo conceptual, de tal modo que se vayan delineando por dónde pasan los intereses de esta cohorte, lo que no quiere decir que en las próximas cohortes las líneas sean otras”. Justamente, la idea a futuro es que sean otras personas las que sostengan el doctorado y que al cabo de varias cohortes existan distintas líneas de investigación a las que los estudiantes de posgrado se vayan sumando.

Por su parte, serán parte del plantel docente profesores de universidades argentinas, como es el caso de Miguel, que se desempeña en la Universidad de Buenos Aires. Se trata de docentes que desde hace años trabajan investigando temas vinculados a la enseñanza y que se han manifestado entusiasmados por la novedad de la propuesta, según contaron los coordinadores del doctorado.

Compromiso a tres años

Si bien muchas veces ocurre que los estudios de posgrado se extienden en el tiempo más de lo pensado, los coordinadores explicaron que la propuesta de doctorado está pensada a partir de un compromiso para que sea finalizada en tres años. Para facilitar que ello ocurra, desde el Claeh se pensó un sistema de tutorías que empieza desde el inicio. En el primer año, cuando se bajarán a tierra las distintas propuestas de tesis, los cursantes tendrán una tutoría general asignada. Si bien dicha tutoría no se interrumpe, en el segundo año, cuando se empieza a trabajar directamente en la tesis, se generará una tutoría específica para ese proceso.

La idea es que en el tercer año el trabajo se enfoque en el proceso de escritura. Si bien se generará una mayor cercanía entre quienes estén dentro de una misma línea de investigación, se apunta a que durante todo el proceso los doctorandos tengan contacto y puedan alimentar el trabajo de sus compañeros, independientemente de los temas en los que estén trabajando.