La Ley General de Educación se instaló en 2008 y marcó un quiebre para la educación sexual en el país: desde entonces, según lo que establece la ley, las autoridades “velarán” para que la educación sexual, entre otros ejes, sea una “línea transversal” presente en el Sistema Nacional de Educación, “en la forma que se crea más conveniente, en los diferentes planes y programas”.
El establecimiento de la transversalidad sin una especificación de forma garantiza que sea un eje abordado en los distintos subsistemas educativos, pero también habilita a que la educación sexual sea plasmada desde lo opcional o desde lo obligatorio, como asignatura o como taller, con más o con menos horas, según lo que decidan las autoridades de turno.
Fue en ese marco que el año pasado la educación sexual obligatoria estuvo pendiendo de un hilo en la currícula de UTU, y el Consejo Directivo Central (Codicen) recibió una consultoría del Fondo de Población de las Naciones Unidas en la que recomendaron que la temática forme parte de la currícula obligatoria.
Ahora la educación sexual como espacio de aprendizaje obligatorio vuelve a estar en juego con la segunda fase de implementación de la reforma educativa promovida por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), según manifiestan desde formación docente.
En los últimos días el tema llegó a las mesas del Codicen: la semana pasada tuvo lugar en una instancia bipartita entre las autoridades de la educación y la Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza del Uruguay, y el lunes docentes de educación sexual de Formación en Educación se reunieron con los consejeros docentes del Codicen para manifestar la preocupación.
Concretamente los docentes aseguran que en la información que hasta el momento se conoce sobre las modificaciones al Plan 2008 que traerá la reforma educativa en los últimos tres años de las carreras no se incluye el seminario taller de educación sexual: un seminario de carácter obligatorio para los estudiantes de segundo año de profesorado en educación media.
Fernando Álvarez, uno de los docentes, explicó a la diaria que actualmente el seminario es de 30 horas, lo que implica que los estudiantes deben cursar diez clases dentro de un semestre. “Quizás, como [la reforma] está en proceso de elaboración, por error u omisión [el seminario] no aparece, pero es necesario que en este momento que se conforma se mantenga, que vuelva a aparecer como tal”, esgrimió Álvarez.
Es que, para el docente, de lo contrario, quienes se preparan para “ejercer el rol docente a futuro no van a contar con las herramientas mínimas básicas necesarias para estar frente a un aula donde estamos con adolescentes, justamente en esa etapa de la vida tan fundamental de tener los conocimientos”. Asimismo, hizo énfasis en que el seminario se dicta a nivel nacional, y que si se continúa con la línea actual también habría pérdida de puestos laborales.
Entre la transversalización y la opcionalidad
Más allá de las modificaciones que se avizoran en la formación de profesores para Secundaria y UTU en lo que respecta a la educación sexual, Álvarez también describió otros posibles cambios para la formación en maestro en primera infancia y común y de educadores sociales.
Algunos puntos son también vistos con preocupación -aunque en menor grado que con la educación media-, y otros como una mejoría: Álvarez destacó que en Educación Inicial y en Primaria se mantiene un taller de educación sexual, pero subrayó que en magisterio se reduce la carga horaria, de 30 a 20 horas, y que el título del taller pasaría a llamarse “Salud y sexualidad”, lo que puede reducir el curso a un abordaje sólo “biologicista o higienista”.
En ese sentido, señaló que la modificación podría implicar “un menor conocimiento por parte de las y los maestros de educación primaria y, al mismo tiempo, un detrimento en la pérdida de puestos laborales”. Por otro lado, destacó como algo positivo que para la formación de educadores sociales la educación sexual es planteada como una asignatura semestral, cuando hasta ahora es dictada bajo la modalidad de seminario.
En base a la Ley de Educación, la transversalidad es planteada por la ANEP para los futuros docentes de educación media también en esta segunda fase de aplicación de la reforma. Víctor Pizzichillo, presidente del Consejo de Formación en Educación (CFE), señaló a la diaria que junto a las autoridades de la educación tienen “claro que el Plan de Estudio tiene que respetar las líneas transversales que tiene la Ley de Educación. Eso no está en discusión. Después están los enfoques que tienen unos, que tienen otros, eso son cuestiones secundarias”.
En ese contexto, afirmó que no es la idea que el seminario de educación sexual deje de estar, aunque esgrimió que aún trabajan en definir la oferta educativa para 2024. Aun así, afianzó que el espacio no desaparecerá porque “hay un eje que es Salud y Sexualidad” en el que se incluye. Según Pizzichillo, todos los estudiantes podrán tener la posibilidad de cursar el seminario, pero de manera opcional, dentro de este eje, en cualquiera de los años de la carrera.
“Los contenidos y los objetivos formativos están distribuidos en diferentes espacios”, sentenció. En una línea similar, resaltó que “no se elimina la educación sexual, sino que la concepción es la transversalidad y no anclado en una unidad curricular. No es desconocer los avances y las necesidades en ese ámbito de la formación, sino que el enfoque es un poco distinto”, manifestó el presidente del CFE.
Consultado sobre la formación de los distintos docentes sobre educación sexual para poder llevar la temática a sus clases, Pizzichillo dijo que desde el CFE se vienen desarrollando cursos de formación complementaria, y que este eje será abordado en setiembre, junto a otras temáticas vinculadas.
Entre lo insuficiente y la inexistencia
Para Álvarez, sin embargo, la transversalidad no es suficiente. Subrayó que hasta el momento se materializaba en el seminario y que, en caso de desaparecer, la educación sexual “se desvanece”, porque no habría “nadie específico que vaya a dar este tipo de información”. Puntualizó en que se presentan, por ejemplo, asignaturas como neurociencias y procesos socioafectivos en los que se puede transversalizar más la temática, pero enfatizó que “si no somos los y las especialistas en las temáticas de sexualidad, lo que va a suceder es que la educación en sexualidad va a ser absorbida por docentes que no están capacitados para brindar este tipo de temática”.
En cuanto a la posibilidad de que el seminario se dicte de forma opcional, en base a lo manifestado por el presidente del CFE, Álvarez aseguró que de tal forma “caeríamos en la formación de estudiantes de profesorado de ‘primera’ y de ‘segunda’”. Y así “sólo algunos futuros docentes estarían preparados para afrontar en el aula temáticas tan diversas como la convivencia y el fomento de vínculos saludables, la discriminación, el bullying dentro y fuera del aula, el respeto, la equidad e inclusión de la diversidad, y los cuidados responsables y seguros de una ciudadanía digital”.
Por otro lado, el docente de educación sexual esgrimió que el eje de “Salud y Sexualidad” a nivel de profesorado en educación media al que se refiere Pizzichillo “no existe, no aparece en las unidades curriculares. Es una ficción transversal si no logra materializarse en realidades prácticas”. Especificó que en la actualidad está presente en la carrera de Magisterio.
Al mismo tiempo, para Álvarez este punto “es cuestionable” por la misma razón que en el caso de magisterio: debido a que “sigue un paradigma higienista y/o biologicista, por lo que desaparecería la integralidad de dicha educación sexual”, ya que se dejaría de lado “la promoción en derechos humanos, la búsqueda real de una igualdad de género, el necesario entendimiento y accionar hacia la diversidad y por sobre todo la carencia socio-afectiva-emocional y vincular”.