Desde que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) dio difusión a su plan curricular preliminar para los bachilleratos, la discusión se ha centrado principalmente en la oferta de secundaria. Sin embargo, también se plantean cambios trascendentes para la educación técnico profesional, aunque, de todas formas, en las escuelas técnicas de UTU ya se trabaja en buena medida con enfoque de competencias y con un marcado vínculo con el mundo del trabajo.

Las orientaciones de salida son muchas más que en secundaria y, por lo tanto, el análisis de la propuesta curricular se complejiza. Precisamente, uno de los cambios planteados es la reducción del número de orientaciones para los bachilleratos tecnológicos que brinda la institución. El otro gran conjunto de bachilleratos son los bachilleratos técnicos profesionales, que ya fueron reformados en 2022 y comenzaron a funcionar este año con base en cinco áreas temáticas: Estética y Belleza, Salud, Construcción, Automotriz y Movilidad Eléctrica, y Gastronomía. Según explicó a la diaria Juan Pereyra, director general de Educación Técnico Profesional, la diferencia entre ambas ramas es que los cursos técnico profesionales se vuelcan más marcadamente al mundo del trabajo y, como su nombre lo indica, son más profesionalizantes, más allá de que sus egresados pueden acceder a estudios terciarios.

En cambio, señaló que los bachilleratos tecnológicos tienen “un componente propedéutico un poco más importante y apuntan más a la tecnología y no tanto a la técnica”. Actualmente, UTU tiene en el entorno de 20 opciones para cursar en el primer año de bachillerato, que luego, a su vez, se diversifican en más trayectos de salida (ver gráfico). La propuesta curricular aprobada por los consejeros políticos de la ANEP plantea bajar a 13 orientaciones, lo que implica fusiones y algunas supresiones.

Foto del artículo 'Con espacio “mínimo” para cambios, nuevos bachilleratos tecnológicos plantean uniformización de trayectos y ¿menos horas?'

Al respecto, Pereyra recordó que con esa reducción se apostó en primer lugar a la “navegabilidad” de la propuesta, para que haya espacios más fácilmente acreditables para los estudiantes que se cambian de trayecto, incluso aunque sea entre secundaria y UTU. En ese sentido, el jerarca señaló que el agrupamiento de bachilleratos -por ejemplo, la fusión de las opciones Química Básica e Industrial con el de Ciencias Naturales y Tecnología-, se hizo con aquellos que tenían una afinidad temática.

En suma, Pereyra explicó que la propuesta curricular se diseñó a partir de tres espacios que buscan favorecer dicha navegabilidad: un espacio “totalmente común” con secundaria, compuesto por idiomas y matemática; uno equivalente, que presenta similitudes entre las distintas propuestas curriculares; y uno específico, que en el caso de UTU es el técnico tecnológico y sí se diferencia según la opción que se elija.

Contando las horas

Daniel Devitta es integrante del equipo de Julián Mazzoni, consejero docente en la ANEP, y se ha desempeñado durante años como docente y director en UTU. En diálogo con la diaria, contó que comparó las siete propuestas que, de acuerdo a la propia ANEP, concentran 83% de la matrícula de los bachilleratos tecnológicos. Según expresó, en dicho análisis observó “una reducción de cargas horarias en el espacio técnico tecnológico, que puede ser de entre el 20% y el 40%, dependiendo del curso”.

Devitta señaló que la propuesta de la ANEP plantea una cuota importante de incertidumbre para los docentes, ya que tiene solamente la carga horaria de las materias en los cursos del primer año de bachillerato, además de que los programas están en proceso de elaboración. No obstante, distintos docentes se reunieron el sábado en Asambleas Técnico Docentes en las distintas escuelas técnicas para analizar la propuesta. Por ejemplo, señaló que docentes del bachillerato agrario le plantearon que la propuesta implica una reducción a la mitad de las horas de práctica profesional, de diez horas semanales a cinco.

Según valoró, si ello se concreta habrá una afectación importante en los docentes que forman parte del escalafón para supervisar dichos espacios de práctica. En concreto, señaló que un conjunto de cargos docentes para el bachillerato agrario tiene 40 horas semanales, de las que la mitad se dedican a las prácticas. Ello hace que, con diez horas de práctica, eligiendo dos grupos pueda llegar a las 20 horas, pero con la nueva propuesta deberán elegir cuatro grupos para alcanzar esa cifra, planteó Devitta.

En suma, detalló que por “efecto dominó” eso generará que los docentes de aula del área tecnológica pierdan parte de su carga horaria. Según dijo, se trata de docentes que por la especificidad de los cursos que dictan pueden tomar horas sólo en UTU, ya que no hay cursos equivalentes en secundaria.

Asimismo, Devitta hizo referencia a distintos planteos que realizaron colectivos docentes en la semana, como la Asociación de Educadores de Química, que sostuvo que la formación en esa disciplina se verá “resentida” en el nuevo bachillerato en Ciencias y Tecnologías de Laboratorio, que tiene un trayecto de salida en Química. 

Un grupo autoconvocado de profesores de Educación Física también se pronunció contra el bachillerato de Educación Física y Deporte, y planteó que reduce la cantidad de horas del Taller de Deporte de 16 a diez horas semanales en el cuarto año. Si bien valoraron que se añadieron tres horas de la asignatura Técnicas del Deporte, advirtieron que su “alcance se desconoce” y que aun así “arroja un saldo neto negativo de tres horas”. Además, los profesores rechazan el cambio de denominación del nuevo bachillerato, en particular por la eliminación de la palabra recreación de su nombre, puesto que es “una parte importante de la identidad de este trayecto educativo”.

Consultado sobre estas críticas, Pereyra señaló que “todo cambio puede llevar a que algunas áreas queden con menos horas y otras tengan más”, pero consideró que es un error sacar conclusiones sobre pérdida de horas sólo con la propuesta de malla curricular para el primer año del bachillerato. “Si juntamos dos bachilleratos como el de Química y el de Ciencias Naturales, lógicamente va a haber una reducción de cargas horarias en primer año, pero después eso se compensa en segundo y tercero”, dijo, para fundamentar la necesidad de esperar la totalidad del plan.

Al respecto, el director general agregó que parte de la transformación de los bachilleratos implicará uniformizar las cargas horarias de cada una de las opciones, que ahora oscilan entre 32 y 40 horas semanales, ya que eso también favorece la navegabilidad. En ese sentido, explicó que se está planteando pasar a cursos de 38 horas semanales en primer año y de 36 en segundo y tercero, pero aseguró que en todos los casos se mantendrán las prácticas, a las que consideró parte esencial de la formación en UTU.

Otros cambios

Pereyra destacó que el trayecto de Asistencia Comunitaria y Promoción en Salud es una opción totalmente nueva, que UTU está elaborando en conjunto con el Ministerio de Salud Pública, dijo que otra novedad es la incorporación de la comunicación a las opciones de salida de uno de los bachilleratos, que hasta ahora sólo plantean la opción audiovisual.

En tanto, el jerarca explicó que habrá cuatro bachilleratos que mantendrán su estructura el año que viene y, en consecuencia, no entran en la transformación curricular, ya que su currícula es producto de acuerdos internacionales. Estos son el bachillerato en Aeronáutica, el de Maquinista Naval, el bachillerato Binacional Agrario, que se hace en conjunto con una universidad de Brasil, y el bachillerato de Artes y Artesanías de la Escuela Figari, que cuenta con distintas opciones: Cerámica, Dibujo y Pintura, Escultura, Joyería, Talla en Madera, y Técnica de Terminación y Ornamentación.

Consultado sobre las diferencias entre las modalidades de bachillerato agrario urbano y rural, explicó que los primeros se ofrecerán en escuelas técnicas y los segundos en escuelas agrarias. Detalló que ambas propuestas tendrán “un nivel de práctica totalmente distinto”, ya que las escuelas agrarias tienen espacios propicios para que esas actividades se desarrollen en el propio centro educativo, que muchas veces funciona con la modalidad de internado. Pereyra también señaló que la creación de un bachillerato agrario urbano responde a la eliminación de la opción Agronomía en secundaria, y que prevén recibir a los estudiantes que tienen intención de cursar una propuesta que tenga que ver con esa área.

A propósito, Devitta cuestionó que, al salir con niveles de práctica muy desparejos, se generará una brecha entre los egresados de una y otra opción.

A su vez, el integrante del equipo de Mazzoni cuestionó que las nivelaciones anunciadas por las autoridades como “caballito de batalla” para lograr la navegabilidad sean una novedad en la institución. Si bien dijo desconocer el número de estudiantes que se pasan de secundaria a UTU, aseguró que quienes cambian de opción dentro de la educación técnica reciben nivelaciones desde hace años. Pero planteó que será un desafío que esos espacios pasen a un nivel más masivo, y hasta el momento se desconoce cómo será el detalle de su implementación.

Consultado al respecto, Pereyra dijo que los bachilleratos tecnológicos se organizan en tres áreas de conocimiento y que si un estudiante cambia de opción a la interna de cualquiera de esas áreas, no deberá cursar la nivelación. En cambio, si proviene de otra área sí deberá hacerlo, en principio como un espacio adicional al de sus cursos, aunque especificó que la nivelación no necesariamente tiene que durar todo el año. Además, el director general de UTU valoró que la propuesta curricular no haya recibido grandes críticas hasta el momento y que, si bien hay espacio para incorporar cambios, estos serán “mínimos” y la base que se comenzará a aplicar el año que viene será la planteada en el documento preliminar.