En noviembre del año pasado la formación docente realizó un nuevo período electoral para elegir a los representantes en el orden estudiantil y docente que formarán parte del Consejo de Formación en Educación (CFE) por los próximos 30 meses en el primer caso y los siguientes cinco años en el segundo. La lista ganadora del orden docente la encabezó Nirian Carbajal, expresidenta de la Mesa Permanente de la Asamblea Técnico Docente (ATD) Nacional de formación docente, quien contó con el apoyo de la ATD y el Sindicato de Docentes de Formación en Educación (Sidfe).

En ambos órdenes resultaron ganadoras las listas opositoras al gobierno, y en el caso de los docentes, por amplio margen: el lema “Por la Universidad de la Educación pública en clave de derechos humanos”, con una única lista, a la que pertenece Carbajal (lista 1), obtuvo 1.565 votos contra 648 que fueron para “Juntos por la profesionalización y compromiso docente”, que se presentó con cuatro listas (2, 3, 4 y 5).

Aún a la espera de la homologación para estar en ejercicio como consejera docente, Carbajal dialogó con la diaria sobre lo que aspira para este período, que será de dos años y medio, ya que luego asumirá la segunda integrante de su lista, Gabriela Rico. “La voz del orden docente quiere seguir estando presente en esa palabra, en la argumentación, en la discusión”, señaló. Si bien aseguró que las actuales autoridades de la educación no han “habilitado el principio de participación en sus auténticas formas”, esgrimió que aun así quieren “seguir siendo voceros de lo que emana de los distintos centros e institutos del país, y defendiendo una tradición pedagógica nacional que se ha instalado durante más de un siglo, en el principio de participación y de autonomía”.

¿Con qué formación docente te encontrás al asumir como consejera?

Nos encontramos con una formación docente que está en cambios profundos, tanto en la estructura institucional como curricular, y también con modificaciones en lo académico. Entendemos que se ha cortado un rico proceso histórico que venía construyendo una cultura universitaria, tratando de fortalecer las distintas formaciones que ofrece la Formación en Educación, y que venía potenciando las funciones de enseñanza, investigación y extensión.

Se han dado giros porque las autoridades políticas de este quinquenio han implementado un proceso de transformación con una visión diferente acerca de la educación, y por tanto entendemos que se han desmantelado, desinstitucionalizado y fragmentado espacios importantes de esa construcción de la educación superior.

¿Creés que la figura del o la consejera docente tiene realmente influencia en las decisiones del consejo y que hay apertura a trabajar sus propuestas?

La ley de educación fue modificada por la Ley 19.889, y en los demás subsistemas sólo se conserva la figura de directores generales en educación primaria, secundaria y técnico-profesional. Nosotros todavía tenemos en la Formación en Educación la figura del consejero docente. Es un integrante en cinco, pero entendemos que es un espacio valioso, y que ha sido ganado por un proceso largo. Se instaló en 2010 pero recién se pudo efectivizar en 2013 con la primera elección de consejero docente. Pero ese espacio está, existe y hay que seguirlo fortaleciendo, nutriendo con la voz de educadores que, en este caso, emana de la lista que ha ganado de la ATD Nacional, que es la voz de todos los centros de institutos de cada lugar del país.

¿Qué cambios creés que se deberían hacer a corto plazo?

A corto plazo primero tenemos que esperar la homologación y una vez que la tengamos podremos comenzar con una agenda a corto y mediano plazo. La primera es construir el grupo de trabajo: un equipo que será representativo de las diferentes formaciones. Lo segundo es establecer un contacto con los centros e institutos, porque es de ahí de donde provienen las voces y las propuestas de los docentes de cada centro, que han sostenido realmente durante tantos años el sentido de la profesión y han podido mirar esa relación teoría-práctica en territorio. El contacto permanente entre docentes es también lo que ha dado la fortaleza de nuestra lista, con una serie de propuestas, y en este primer contacto también queremos identificar las tensiones, incongruencias, inconsistencias de la implementación del Plan 2023, propuesto por las autoridades políticas de este quinquenio.

Sabiendo que este plan fue impuesto de manera rápida, fragmentada, y con decisiones que no consideraron las recomendaciones y los informes que emanaron de los diferentes colectivos, entendemos que hay que hacer un seguimiento de los impactos que ha provocado, porque es un plan diseñado por fuera de las estructuras académicas y aprobado con el voto negativo de los consejeros docente y estudiantil.

¿Y a mediano y largo plazo?

La tercera propuesta es a corto y mediano plazo: construir equipos académicos para recuperar la memoria colectiva de lo producido en más de 20 años. Entendemos que además de estar en esa resistencia, o en ese estar disponibles siempre para esa inmediatez que nos ofrece situaciones imprevistas, también tenemos que enmarcar acontecimientos y recuperar ricas simientes que se han producido en distintos espacios académicos durante muchos años: coordinaciones, departamentos académicos, funciones de carrera, y las propias ATD nacional y local. Además, es una urgencia potenciar la investigación, las experiencias de extensión y divulgar a través de publicaciones todo ese trabajo generado en los espacios académicos colectivos.

También creemos que tenemos que trabajar bastante en ver, justamente, el impacto que generó este nuevo dispositivo que se denomina “Unidades Académicas de Desempeño Docente”, porque sentimos que ha producido un cambio significativo y se aleja de los propósitos que las autoridades entendieron que estaban siguiendo a través de esta propuesta. Y como meta o plan de acción cercano está la elaboración de una agenda de trabajo con los consejeros docentes electos del Consejo Directivo Central (Codicen), con la propia mesa permanente nacional de la ATD, del CFE, y el seguimiento de un recurso de inconstitucionalidad del artículo 198 presentado por el consejero docente Julián Mazzoni, que rechaza el procedimiento de la acreditación del título universitario habilitado por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC).

Pensando en los cinco años con tu lista en representación del orden docente: ¿qué sí o sí quieren llegar a acordar con los demás integrantes del CFE?

La proyección que queremos, que va a marcar todo el período, es realmente seguir trabajando por construir la verdadera institucionalidad de la Universidad de la Educación, pública, autónoma, cogobernada y participativa, y enmarcar ahí un sentido de trabajo muy intenso, muy planeado, deliberado, para realmente incorporar las voces de todas las formaciones de primera infancia, profesorado, magisterio, maestros y profesores técnicos, educadoras sociales. Desde este espacio, poner en acción todo lo que sea posible para concretar una institucionalidad universitaria que realmente potencie las funciones que hoy nombraba: la enseñanza, la investigación, la extensión y la propia formación.

El Sidfe ha denunciado con preocupación la reformulación de los planes en el Instituto Normal de Enseñanza Técnica (INET). ¿Cuál es tu mirada al respecto? ¿Piensan plantearlo en la órbita del CFE?

Es uno de los ámbitos donde más se ha notado el impacto de los nuevos diseños curriculares. Se han observado unificaciones de las mallas curriculares de las carreras de profesorado en Administración, Contabilidad y Economía. Los docentes habían sido convocados tiempo antes para trabajar en las respectivas mallas, pero por separado, porque eran tres profesorados diferentes, y no en un formato unificado como el que se presentó en los últimos tiempos, sin dar a conocer quiénes son los que elaboran y diseñan estos nuevos planes. Lo mismo les pasa en la carrera de Maestro técnico en Electrónica y Electrotecnia, que eran carreras diferentes, con especificidad, y ahí también señalan que se ha hecho un desplazamiento e incorporación de contenidos que ni siquiera respetan la especificidad, ni integran bibliografía actualizada, ni propuestas que realmente signifiquen la mejora de esa formación técnica tecnológica.

El Codicen implementó cambios con respecto a la elección de horas y creó las Unidades Horarias de Desempeño Docente. Hoy mencionaste tu preocupación al respecto. ¿Cómo está impactando?

En primer lugar, un sistema que habilita la elección de unidades curriculares, que muchas veces no pertenecen al concurso o a la formación que ha tenido el educador, pero que comprende en ese paquete laboral varios cursos, realmente atenta contra la calidad de la formación profesional. En segundo lugar, si bien se argumenta que esto crearía una estabilidad laboral, espacios de investigación, que contribuiría al desarrollo profesional y promovería trabajar en comunidades educativas, se contradice cuando se disminuyen esos cuerpos docentes, y por lo tanto para poder coordinar y construir los acuerdos de trabajo en las diferentes salas del departamento académico habría mucha menos gente, y en algunos casos serían hasta personas en solitario las que estarían dentro de las instituciones.

Hemos visto entonces que las unidades académicas de desempeño docente intensifican la tarea de dar clases y las funciones administrativas, pero debilitan profundamente el desarrollo de la investigación, la extensión y de toda producción académica, que venía siendo parte de una cultura que costó, pero que se venía desarrollando cada día mejor.

Cuando ejercías como presidenta de la mesa de la ATD, se manifestaron en varias ocasiones en contra de la reforma educativa promovida por la Administración Nacional de Educación Pública. ¿Cómo evaluás que ha sido el intercambio entre las autoridades y la ATD en todo este proceso de transformación?

Los informes se emiten, recogen la mayoría de las posiciones de los centros del país, y han sido un rechazo explícito a las formas, procedimientos y contenidos del Plan 2023. También un rechazo al modelo de reconocimiento universitario por el MEC, que entrega una certificación de licenciado en Pedagogía, lejos de una formación y una institucionalidad universitaria. Las posiciones también han marcado la necesidad de volver a restaurar las figuras de departamentos académicos y coordinaciones académicas nacionales, que fueron cesados en 2022, y también ha habido una postura de la mayoría para volver a recuperar un capítulo 14 que estaba aprobado en el ámbito del Codicen en 2019, y que fue suspendido a pedido del CFE a comienzos de 2020. Esa estructura académica de organización por grados y cargos, mediante un sistema de concursos, era la verdadera estructura que podía construir la institución universitaria, y también la hemos reclamado.

Son voces que hemos puesto en conversación con las autoridades del quinquenio. Escuchan, pero no se han integrado los aportes desde el orden docente ni desde los espacios colectivos académicos, como las salas autoconvocadas, que han hecho propuestas muy ricas respecto de los temas referidos a contenidos de los planes, a las metodologías, a la fundamentación, que es realmente el ámbito en el que debieran abordarse los cambios curriculares específicos de planes y unidades curriculares. Eso no quita que hemos continuado trabajando y sosteniendo los espacios colectivos, a pesar de que no somos considerados interlocutores válidos, que no se constituye el diálogo en el sentido freudiano. Esa no ha sido la lógica de las autoridades de este quinquenio, por lo que el principio de participación ha estado sumamente debilitado, y eso también da cuenta de un modelo de democracia, sociedad y ciudadanía que no es el que bregamos que la educación defienda, y mucho más cuando nuestro principio es la defensa de los derechos humanos.

¿Buscarán que eso cambie en este nuevo período?

Intentaremos ponerle la voz para fomentar el sentido democrático de lo que implica el poder de decisión, que incluye madurez política, académica, cultural. Para que las transformaciones en la educación sean reales y auténticas, merecen ser planeadas, puestas en los espacios académicos, y que el conocimiento sea realmente el motor que alumbre a esa construcción de la formación, con enseñanza, investigación, extensión, volviendo a potenciar los pilares formativos que caracterizan a la formación en educación, de la didáctica, la práctica profesional, la ciencia de la educación, los saberes específicos. También, potenciando los posgrados, que deben darse en coordinación con instituciones universitarias, tanto nacionales como de la región. Si bien está menguado el principio de participación, aun así mantenemos la firmeza y la esperanza de seguir insistiendo en descubrir los valores que tiene la formación en educación, para toda la educación pública nacional, y todos sus tramos del sistema educativo.

En caso de que el nuevo gobierno sea de izquierda, ¿consideran que habría que aunar esfuerzos para retroceder en la reforma educativa?

Esa es la esperanza que albergamos: tener un diálogo con las nuevas autoridades que correspondan al nuevo gobierno, y que realmente reciban el planteo histórico del cuerpo docente de la formación en educación, que es lograr una institucionalidad universitaria, pública, cogobernada, participativa. El diálogo que queremos sostener será un diálogo a construir, con acuerdos, consensos, y quizás revisiones, pero esperamos tener ese espacio para crearlo. Aspiramos a que realmente reciban nuestras propuestas, ya que hay miles de páginas escritas sobre cada una de las carreras, estructuras académicas y cómo dar los pasos hacia la nueva institucionalidad.