A fines del año pasado la inauguración de un nuevo local para el liceo 69 de Casavalle tuvo la participación de las principales figuras del gobierno, encabezadas por el presidente de la República, Luis Lacalle Pou. De hecho, algunos actores políticos y sindicales vieron con preocupación el tono del acto de inauguración, en el que Lacalle Pou despidió al entonces presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública, Robert Silva, ya que fue su último acto en el cargo antes de renunciar para dedicarse a la campaña política en el Partido Colorado.
El liceo, que comenzó a ser utilizado este año, sufrió algunas roturas a pocas semanas de iniciadas las clases, según denunció la filial montevideana de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria (ADES). Según plantea el núcleo sindical del liceo 69, este lunes y en medio del turno matutino se vino al suelo una hilera de caños metálicos de agua, que quedaron sobre bancos y el pasillo de la planta baja del centro educativo.
Según apuntan los profesores sindicalizados, ello generó “una gran conmoción” en la comunidad educativa, y especialmente en los estudiantes, debido al riesgo que representa. Al respecto, agregan que estos caños están distribuidos por todo el liceo y están “sostenidos por tacos fisher”, que, según evalúan, “no brindan garantías” a quienes habitan el liceo. De hecho, los profesores afirman que si la caída de los caños hubiera ocurrido al momento del recreo, en este momento “estaríamos lamentando algo muy grave”.
Según plantea el comunicado difundido por ADES Montevideo, se generó un corte de agua en la institución y dicho servicio se restableció una hora después, pero generó importantes dificultades en el comedor de la institución, donde se preparan los alimentos para los estudiantes. Los trabajadores del liceo consideran que “las condiciones de trabajo son riesgosas” en el centro educativo, ya que “nadie puede asegurar que esto no vuelva a suceder”, y cuestionan el accionar de la Dirección General de Educación Secundaria (DGES).
En primer lugar, afirman que la DGES no permitió la suspensión de clases en el centro educativo, sino que simplemente inhabilitó los espacios de la planta baja donde se ocasionó la caída de los caños. Por su parte, el núcleo sindical de docentes entiende que Secundaria “traslada el costo de su mala gestión a trabajadoras y trabajadores”, que deben “contener” y dar respuestas que no tienen a los estudiantes.