Como pocas veces, el salón de actos del edificio de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) estuvo repleto de estudiantes de educación media. Es que este viernes a la mañana tuvo lugar el foro “Creación de herramientas comunitarias para la prevención del consumo de sustancias psicoactivas en niños y jóvenes. Los estudiantes toman la palabra”.
En este marco, estudiantes del liceo 1 y 2 de San Carlos, Maldonado, expusieron sobre las distintas herramientas que elaboraron junto a sus comunidades educativas para prevenir el consumo problemático de drogas. Asimismo, su presentación estuvo en diálogo con las opiniones y experiencias de otros estudiantes de distintos barrios de Montevideo, que se hicieron presentes con adscriptas y docentes para intercambiar y llevarse aprendizajes con miras de aplicarlos en sus propios territorios.
En diálogo con la prensa, Virginia Cáceres, presidenta de la ANEP, explicó que la idea surge “de un proyecto más grande” que están desarrollando en San Carlos, en el marco del Plan de Convivencia que está implementando la Administración.
En este caso puntual, narró que “hay una propuesta de trabajo comunitario para el abordaje del consumo de sustancias, con una mirada desde la prevención, que tiene lugar desde el año pasado, a través de la realización de talleres con los docentes, con las familias y con los estudiantes”. En ese sentido, afirmó que “los estudiantes tienen un rol muy activo en este proyecto, en donde ellos, a partir de videos y diálogos con otros estudiantes de la ciudad, replican cuál es, desde su mirada, lo importante de la prevención del consumo”.
La promotora de la iniciativa es Daysi Iglesias, consejera docente del Consejo Directivo Central (Codicen). Cáceres narró que, en una de las visitas a San Carlos junto a la consejera, fueron los propios estudiantes los que plantearon la idea de viajar hacia Montevideo y “generar una instancia de debate aquí”. “Y nos pareció una idea realmente muy buena”, dijo, y agregó: “Ojalá que sea el primero y que contagiemos a otros estudiantes para que se pueda replicar en distintas ciudades”.
Asimismo, contó que de base del proyecto la ANEP utiliza uno de los últimos reportes de Aristas, del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, en el que “se mide el consumo en estudiantes de 15 años, y se muestra que hay una prevalencia en el consumo, sobre todo, de lo que tiene que ver con alcohol, bebidas energizantes y cannabis”. “La mirada que podemos tener los adultos sobre la importancia que tiene la prevención del consumo, seguramente, sea distinta a la que tengan ellos, y para poder generar una política que realmente esté enfocada al consumo y a la prevención en los estudiantes, es fundamental escuchar qué piensan ellos y cómo ven este problema”, finalizó la presidenta del Codicen.
“La realidad en San Carlos es compleja”
Iglesias, por su parte, aseguró que “nuestra mirada es muy ambiciosa: queremos hacer en Uruguay una experiencia que no tiene correlato internacional, tomando partes de experiencias internacionales, queremos formar comunidades cívicas, grupos ciudadanos de apoyo para asistir y cumplimentar aquellos jóvenes que están en situación de riesgo, de problemas de salud, a familias que muchas veces no saben a quién preguntar o a dónde recurrir, incluso a los docentes, no sólo de la educación media, sino también a los maestros de primaria”. Es que, de acuerdo a la consejera, “no se puede poner un médico o un psicólogo en cada institución, entonces, se recurre a la comunidad”.
Alicia Britos es la profesora coordinadora del proyecto. Señaló que el consumo problemático de drogas es “un problema que está en aumento y la realidad en San Carlos es compleja”. Por esa razón, aseguró que “cuando el año pasado nos visitó Daysi fue algo maravilloso: que se empezara a trabajar y que nuestros estudiantes fueran parte de este proceso y que ellos pensaran herramientas para la prevención”
En concreto, narró que se trató de un proceso de “aprendizaje” entre docentes, familias y estudiantes, con un “trabajo multidisciplinario fundamental” y la asistencia a talleres que, muchas veces, fueron a contraturno.
La voz de los estudiantes
A inicios del año lectivo pasado, Iglesias llevó a la comunidad liceal de San Carlos un grupo multidisciplinario para trabajar, en modalidad taller, sobre el consumo de sustancias. En ese marco, Britos especificó a la diaria que de los estudiantes surgió que, “como alternativa y herramienta para no caer en eso”, un canal podrían ser los deportes, hacer videos y folletos. Se concretaron ocho videos, folletos y también la profundización del deporte con la docente de Educación Física, principalmente de fútbol y de básquetbol.
“Se nos preguntó qué es la salud, cómo nos sentimos sanos”, contó uno de los estudiantes sobre los inicios de los talleres. En ese marco, Britos aseguró que los energizantes fue uno de los abordajes principales con relación al consumo.
Una de las metas planteadas por los estudiantes de San Carlos que tomaron la palabra es que tanto ellos como los docentes y las familias tengan “herramientas de prevención” y que el estudiantado fomente “el arte, la musicoterapia, el deporte, como prevención”.
En 2023 el basquetbol fue el principal deporte al que apelaron como herramienta, luego se fueron sumando otros, como el fútbol, el vóleibol, las caminatas, las actividades al aire libre y recreativas, el ping pong, el ajedrez. En el liceo 2, por ejemplo, también tienen actividades vinculadas al conocimiento de la naturaleza.
“Cómo conocer y conocernos” es uno de los proyectos impulsados por estudiantes que está teniendo lugar este año. Una de ellas contó que no le gustan los deportes, entonces, se le “ocurrió llevarlo por otras ramas: cómo hacer cosas creativas para actuar con otras personas, creando talleres, minicuentos, historietas, películas, mandalas”. Es que, según la estudiante, a través del arte se puede crear “un espacio para canalizar emociones, porque muchas personas tenemos problemas, pero no tenemos herramientas para enfrentarlos, y estos talleres te dan herramientas generales para interpretar en la vida diaria”.
“Es una manera de liberar problemas que todos tenemos: puede ser con lo que a uno le guste, puede ser cantar, como a mí. No te soluciona, pero te ayuda a no concentrarte en el problema tenés”, manifestó otro estudiante.
Las familias también se hicieron presentes en el foro y esgrimieron, fundamentalmente, la importancia de traer estos temas al aula y también el poder formar parte. Justamente, una de las docentes se pronunció al respecto: “A ver si podemos cambiar un poco la normalidad de que en secundaria los papás se ponen al costado, porque en realidad nos siguen precisando, y tenemos que estar presentes en la contención y apoyo”.
A propósito, otro de los proyectos que surgieron fue sobre la identidad de los adolescentes, bajo el título “tres realidades, tres generaciones”. Una de las docentes que lo trabajó narró que se vinculó a los abuelos y los padres con los estudiantes, y se los acercó a los centros culturales de la ciudad.
A su vez, también están desarrollando un proyecto de escritura, lectura y radio. Britos explicó que esta iniciativa en particular logró “dar seguimiento a estudiantes que faltaban a los centros, niños de 13 o 14 años que si no los conteníamos en el centro educativo estaban en la calle”, porque no tienen “padres presentes”. En ese sentido, manifestó que a partir del proyecto los estudiantes están “en la biblioteca con entusiasmo y se ha visto que todo este año ha sido clave para que los chiquilines no se vayan de la educación obligatoria”.
“Son realidades que a veces uno no sabe con qué herramientas enfrentarlas, y que se hable, que deje de ser un tema tabú, ya desde ahí empieza el avance”, opinó una estudiante del liceo 61 del Cerro de Montevideo, luego de que se expusiera la iniciativa. “Esto es una forma de cambiar la pisada y entre todos colaborar y ayudar”, expresó la adscripta del centro educativo.
El liceo 38, entre varios otros, también estuvo presente: uno de los estudiantes manifestó su agradecimiento por la mirada transversal del encuentro y el plan piloto, “porque muchas veces se critica a la persona [que consume] y no se piensa qué está pasando y por qué, cuando a veces pasa por diferentes situaciones que la llevan a ello, y no sólo es el hacerlo, sino que tratar de ayudarla y darle una mano con eso”.