Este año, la Fundación Carolina, agencia de cooperación española que funciona con un sistema público-privado, cumple 25 años de trayectoria y expansión en América Latina y Europa. Recientemente, Uruguay hospedó a la directora, Érika Rodríguez Pinzón, para intercambiar con exbecarios, los actuales y distintas autoridades del país con el fin de recabar insumos y necesidades para seguir profundizando la cooperación y el vínculo con el país.
En este marco, Rodríguez conversó con la diaria sobre los años de crecimiento de la fundación, los objetivos iniciales y los transformados, las acciones que proyectan y el énfasis en la cooperación con América Latina.
El 22 de setiembre harán 25 años de la creación de la Fundación Carolina. ¿Cómo surgió y con qué fin?
Surge como un esfuerzo del gobierno español para canalizar muchos de los procesos de becas que tenía distribuidos en distintas áreas. Entonces, la fundación se constituyó como el instrumento del Ministerio de Exteriores a través del cual se canaliza la cooperación técnica en educación superior. Es una fundación que siempre estaba ligada a la parte internacional, pero que, además, en el último año, desde la ley de cooperación, se integra formalmente como una parte de los instrumentos de la cooperación española, a pesar de que es una fundación público-privada, que es un caso raro dentro de la estructura de las fundaciones que tienen los ministerios exteriores.
Con el paso del tiempo, ¿creés que han podido cumplir con esos objetivos?
Sí. La fundación canaliza las becas, pero con el tiempo va construyendo mucho más que becas, entonces no sólo hacemos becas de maestría, que es un objetivo fundamental porque a través de ellas les cambiamos la vida a muchas personas, sino que nos hemos constituido como un instrumento de cooperación en educación superior, promocionando redes de investigadores y el conocimiento en ciertas áreas que son necesarias para los países latinoamericanos. Además, tenemos programas específicos, como mujeres en STEM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemática] y en ciencias, que necesitan promoción.
Pero también nos convertimos en un generador de conocimiento, porque desde hace ya unos 20 años creamos un centro de estudios de América Latina. Con la crisis económica este centro luego cierra, y hace cinco años vuelve a abrir, con muchísima fuerza y todo el ímpetu para no solamente escribir sobre América Latina desde España, sino integrar y construir un diálogo con América Latina: en la mayoría de nuestras publicaciones participan autores latinoamericanos. Muchas de las universidades latinoamericanas están representadas. Aquí en Uruguay tenemos muchos investigadores asociados, que desde sus áreas de experiencia vamos contactando para crear conocimiento y un diálogo regional.
Decías que las becas son parte fundamental de la fundación. De hecho, ya han otorgado casi 20.000 y han recibido casi un millón de solicitudes. ¿Qué los lleva a apostar por este camino? ¿Es una línea a profundizar?
Son fundamentales porque son una forma de cooperación de España que es distinta, porque está centrada en las personas. El objetivo y lo que la diferencia de sus otras partes de la cooperación española es que no tenemos grandes proyectos con gobiernos, sino con personas. Nosotros les cambiamos la vida a personas y les damos la oportunidad para que vuelvan a sus países e influyan en sus sociedades. Las becas son el instrumento definitivo. Sin embargo, pasa que el entorno ha cambiado, entonces ya no sólo se necesitan conocimientos de maestría, necesitamos redes de investigación, otros tipos de formación a lo largo de la vida, entonces, vamos creando otros programas que van supliendo esas demandas puntuales que hay y nos permiten ajustarnos mejor a las necesidades de los países latinoamericanos.
¿Cuál considerás que es la importancia de la cooperación con América Latina?
Es fundamental para España, porque es uno de los principales agentes de América Latina. Pero no sólo en los países que tienen más dificultades, sino que históricamente se ha comprometido a mantener un proceso de cooperación con países como Uruguay, que son de renta media alta dentro de la región. Entonces, ha superado los complejos de una cooperación que se dedicaba a dar ayuda y lo que hace es construir redes: está más centrada en que seamos útiles los unos a los otros. Y, en esto, América Latina es fundamental, porque tenemos sociedades con unas visiones muy similares del mundo y también el idioma español, que tiene potencial para crear redes, conocimiento, visiones conjuntas del mundo.
¿Y qué evaluación de impacto hacés a medida que este vínculo se va profundizando?
Una de las novedades es que en los últimos años se ha introducido evaluar el impacto que tiene, y tenemos dos: la primera es el impacto social de las becas. Tenemos 30.000 solicitudes al año desde América Latina para los programas de becas, y para los de liderazgo público tenemos unas 3.000, pero las becas son 700 y las de liderazgo público son 20 plazas. El éxito de la demanda es uno de nuestros indicadores de éxito. El otro indicador de impacto es el prestigio de nuestros exbecarios: aquí en Uruguay tenemos grandes figuras, como el expresidente Tabaré Vázquez, el actual ministro de Educación [y Cultura], Pablo da Silveira, y el director de la Comedia Nacional, Gabriel Calderón. Nos damos cuenta de que nuestros becarios llegan a puestos muy altos.
Pero las becas han tenido una evolución que también ha hecho que se tengan en cuenta criterios sociales: nosotros no premiamos grandes expedientes, sino proyectos personales, porque una beca va a cambiar una vida. Entonces, una de las cosas fundamentales hoy en día es otorgarlas a personas que son las primeras de su familia en acceder a la universidad, porque yo no puedo dar becas solamente para los que han tenido recursos para estudiar.
Justamente, parte de sus caminos a seguir se basan en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, particularmente los referidos a la “educación de calidad, inclusiva y equitativa”. ¿Qué acciones concretas desarrollan para acercarse a ello?
Nuestro compromiso con las becas de ODS es total, entonces hemos intentado que las becas y la oferta que tenemos de programas encajen dentro de las principales líneas de interés para América Latina: un ámbito sostenible, becas que tienen que ver con la fortaleza institucional, que estén ligadas a objetivos de desarrollo, pero también que su impacto esté ligado a objetivos de desarrollo. O sea que no es sólo la oferta, sino que el resultado que demos esté ligado a que produzca cambios sustantivos.
En 2019 firmaron el manifiesto #DóndeEstánEllas, que tiene el objetivo de “impulsar la participación de las mujeres como ponentes en conferencias y eventos públicos”. A través de la fundación, ¿qué foco hacen en la participación académica de las mujeres?
Hay algunos programas específicos, por ejemplo, en Brasil, dirigidos a las mujeres en áreas STEM. Pero dentro de nuestro programa de becas no tenemos criterio de género porque en este caso tenemos un entorno positivo: las mujeres suelen tener más alto nivel educativo que los hombres, por lo que se presentan muchas más mujeres. Entonces no necesito, porque ya lo tengo ganado. Sí tengo que hacer esfuerzos en las investigadoras: promover que sí haya mujeres, cosa que al principio parece difícil, luego, al contrario, las encuentras a todas, porque están deseando participar. Hemos conseguido que nuestra producción académica sea equilibrada en tema de género: 50 por ciento hombres y 50 por ciento mujeres. De hecho, a veces con más porcentaje de mujeres, porque hay más mujeres investigadoras en ciencias sociales.
Más allá de Latinoamérica, ¿cuál creés que es el rol que tiene la cooperación en sí misma?
La cooperación es esencial porque es un valor muy asentado en España. Hay un valor de solidaridad, pero también de intereses comunes, y quiero que se entienda intereses desde un punto de vista muy amplio: no es el interés de crecimiento económico, sino que es un interés porque los problemas actuales son problemas globales, como el cambio climático, la desigualdad, los tráficos ilícitos. La cooperación tiene hoy en día la mirada de “vamos a enfrentar desafíos conjuntos en un diálogo horizontal, en el que todos aportemos”. En un mundo como en el que estamos, en el que los ejes de poder están desequilibrados, es muy importante tener buenas alianzas para defender los temas en los cuales nuestros países tienen intereses especiales y visiones comunes, y no debemos olvidar que la democracia es uno de ellos, porque nuestras sociedades demandan democracia.
¿Proyectan alguna nueva acción a futuro?
Establecer mayores vínculos entre grupos de investigación. En la parte científica tenemos un interés en conseguir mejores alianzas para que los investigadores no queden solos, sino que se construyan redes de investigadores con España y con Europa. La otra prioridad es seguir enfatizando en el trabajo en democracia con el fortalecimiento de capacidades, y también en el de derechos humanos, brindando la protección de defensores de derechos humanos y oportunidades para que haya sociedades y ciudadanías críticas, con capacidad de aportar sobre momentos tan difíciles como los que viven buena parte de los países latinoamericanos.