En noviembre del año pasado, los Premios NODO, un reconocimiento a la innovación pedagógica del país impulsado por Ceibal, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), eligieron el proyecto de la escuela 268 de Malvín Norte como ganador de su cuarta edición.

Los proyectos finalistas fueron diez: cinco de escuelas y liceos de Montevideo y cinco de escuelas y liceos del interior del país, pero fue el proyecto “Guardianes de la vida” el que se llevó el podio. En concreto, la iniciativa plantea un sistema de accesibilidad y seguridad para personas con ceguera o baja visión.

A través de placas microbit, logra informar cuál es el estado de la playa mediante alertas sonoras y en tiempo real. Las alertas son emitidas a través de sensores que son instalados en las banderas que los guardavidas colocan en las costas para señalizar las zonas de peligro. Con esta herramienta, las alertas sonoras pueden informar a los guardavidas si una persona ingresa al mar en esa zona para poder realizar más rápidamente una intervención.

Pero la idea tiene un punto de partida clave: la visita de guardavidas a la clase y la dinámica de trabajo de la maestra del grupo. En diálogo con la diaria, Claudia Durán, maestra del grupo de sexto año de la escuela 268 que elaboró el proyecto, contó que fue su docente desde que estaban en quinto año.

Desde entonces, la robótica y la programación han cumplido un rol fundamental en su proceso de enseñanza y del aprendizaje de los estudiantes: en 2023 ya habían participado en la Olimpíada de Robótica, Programación y Videojuegos de Ceibal, y llegaron a la final.

En 2024 los alumnos quisieron volver a participar. La temática de los proyectos de esta edición debió vincularse al eje “La vida y el agua”; según Duarte, el tema les pareció “asombroso”, porque cuando estuvieron al tanto de la propuesta, había un grupo de guardavidas en el salón para “enseñarles cuestiones de seguridad sobre la playa, el uso de banderas, las corrientes de retorno, etcétera”.

Allí, entonces, a partir del diálogo con los guardavidas, se hizo junto con los alumnos una “lluvia de ideas” que culminó en la idea de crear un sistema de alertas para personas ciegas y que no sólo terminó en la participación de la Olimpíada, sino también de los premios.

En detalle

El microbit, de acuerdo a la maestra, era la tecnología que más conocía el grupo de estudiantes. En el aula con Duarte funcionan en modalidad taller: contó que, como a ella le gusta mucho la tecnología, cuando llegó a la escuela le pidió a Ceibal “toda la tecnología para trabajar”, como microbit en “modalidad biblioteca” y “la robótica de Lego”.

Desde hace tres años trabaja con ese foco, y en 2024 en particular, con el grupo de sexto año, los martes estableció un taller de robótica y programación, en el que los estudiantes van con las computadoras, llevan propuestas y temas investigados.

En ese espacio fue que a partir de abril trabajaron en el proyecto puntual “Guardianes de la vida”, pero también en dos más, y cada alumno se anotó en el proyecto que más le entusiasmaba. De hecho, los tres llegaron a la final de Robótica. En el ganador de los Premios NODO participaron 11 estudiantes, a pesar de que fue toda la clase que aportó ideas para la creación.

“Se divide la clase en equipos de programación, de maquetación, y otro equipo lleva la bitácora del proyecto; eso va cambiando para que pasen todos por todas las etapas”, explicó.

Además de recibir guardavidas, luego de que idearon el proyecto, Duarte invitó al director de la escuela 198 y a un docente con ceguera a trabajar el sistema braile, el bastón que utilizan las personas ciegas o de baja visión y otros puntos para poder tener mayor información. Fue a partir de ese encuentro que el director le sugirió presentarse a los Premios NODO.

“No lo tenía pensado, pero decidí que sí. Ya tenía mucho material visual, entonces armé rápido un video para presentar, sin mucha ilusión, y al poco tiempo nos dijeron que quedamos finalistas”, esgrimió la maestra. Asimismo, aseguró que cuando les comentó a los estudiantes que existía este premio y que reconocía sobre todo lo pedagógico “se pusieron súper felices”; “tenemos una relación de mucho cariño y cercanía”, dijo.

Contó, por otra parte, que en el proceso, más allá de trabajar en modalidad taller, también hicieron “mapas conceptuales, resúmenes, gráficos de los ahogamientos”. Con miras hacia adelante, Duarte dijo que le gustaría que se pudiera hacer un prototipo del sistema, y que por tanto prevé contactarse con la Facultad de Ingeniería para presentarle el proyecto. En tanto, desde Ceibal los contactaron para presentar el sistema en una muestra virtual internacional de microbit.

Sobre lo que dejó el camino recorrido para elaborar el proyecto, Duarte manifestó: “Más allá de lo tecnológico, es importante el vínculo social que tuvieron con la escuela 198 y el aprendizaje de poder hacer algo para el otro, no sólo pensando en ellos”.