Después de un primer avance sobre el tema, el Departamento de Investigación y Estadística Educativa (DIEE) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) continuó profundizando en desarrollar el enfoque de género en el estudio del rendimiento escolar. Si bien hasta ahora se sabe que a las mujeres les va mejor que a los varones académicamente, no hay estudios que profundicen al respecto.

A partir de un estudio realizado por Franco González Mora y Marcos Alves, un artículo publicado en el boletín En clave educativa de la ANEP continúa indagando en el tema. En una primera entrega se había mostrado que la caída general de las calificaciones en primaria registrada luego de la pandemia se debió principalmente a una baja de las notas más altas en las niñas. Ahora los integrantes del DIEE indagaron en las calificaciones de conducta.

En ese sentido, se encuadra que, mientras las notas de rendimiento son un indicador importante para valorar los aprendizajes logrados por los estudiantes, las calificaciones de conducta reflejan “la adaptación de los niños y niñas a las normas de convivencia durante su trayectoria educativa”. Por su parte, el artículo señala que la combinación de ambas calificaciones permiten lograr “una visión más integral del desempeño estudiantil y de su desarrollo dentro del sistema educativo”.

Según se explica, para realizar el estudio las calificaciones se agruparon en dos categorías: las denominadas “sobresalientes”, de sote-muy bueno a sote; y las “insuficientes”, que van de regular-deficiente a bueno-regular.

El artículo aclara que tradicionalmente las niñas también tienen mejores calificaciones en conducta respecto de los varones, pero se notó un cambio importante después de 2020. Si bien se muestra que las mejores notas de conducta de los niños tuvieron un aumento de casi diez puntos porcentuales de 2019 a 2022, en el caso de las niñas dicho aumento fue de más de 20 puntos porcentuales en el mismo período. Por su parte, las notas más bajas se mantuvieron relativamente estables, con una leve caída en el período analizado, tanto en varones como en mujeres.

Aunque el tipo de estudio no permite dar cuenta de las causas de este fenómeno, sí se esbozan algunas hipótesis a partir de la bibliografía que aborda el tema. Por ejemplo, se da cuenta de que el informe Covid-19: Educación y Género, elaborado por la Unesco en 2020 “advirtió que las niñas y adolescentes enfrentaron mayores dificultades para continuar su educación durante el cierre de escuelas”. Ello se asocia a que “la sobrecarga de tareas domésticas, el cuidado de hermanos menores y las limitaciones tecnológicas afectaron especialmente a las niñas en contextos vulnerables”. Otro reporte, publicado por Unicef en 2022, indicó que las niñas tuvieron “mayor riesgo de abandono escolar y retroceso en aprendizajes, particularmente en países de ingresos medios y bajos, debido a las crecientes responsabilidades de cuidado”.

La incidencia de las desigualdades de género en el rendimiento escolar

Precisamente, la incidencia de las tareas domésticas y de cuidados en las calificaciones escolares es la planteada por los autores como la principal hipótesis que puede contribuir a explicar que las notas de rendimiento de las niñas hayan bajado marcadamente a partir de 2020, mientras que las de conducta aumentaron. Por un lado, se sostiene que el aumento de dichas tareas en niñas “podrían estar asociadas a una reducción del tiempo dedicado a los aprendizajes”.

En el caso de las calificaciones de conducta, se analiza que podrían mostrar que los equipos docentes valoraron el “esfuerzo y la adaptación al contexto pandémico, especialmente en las niñas”. “Si bien los criterios de evaluación no se modificaron formalmente, es plausible considerar que se haya flexibilizado la valoración del comportamiento para reconocer el esfuerzo de los estudiantes frente a un entorno adverso. Las expectativas socioculturales, que asocian a las niñas con un comportamiento más disciplinado y un mayor cumplimiento de normas, también podrían haber influido en este resultado”, plantea el artículo.

En diálogo con la diaria, González Mora señaló que, si bien en Uruguay no hay estudios específicos de lo que ocurre con los niños en edad de asistir a la educación primaria, sí hay encuestas que muestran que en adolescentes “hay una clara desigualdad en la distribución de tareas domésticas y de cuidado”, en perjuicio de las mujeres. Según contó el integrante de la DIEE, en el caso de las calificaciones de primaria no hay grandes diferencias entre los distintos grados de primaria, por lo que se observó la misma tendencia en todas las edades.

No obstante, el técnico adelantó que próximamente elaborarán otro artículo analizando las diferencias que sí encontraron de acuerdo al nivel socioeconómico de la escuela, ya que los fenómenos vinculados a las calificaciones se observan más claramente en los centros de quintiles de ingreso más bajos y es “menos evidente” en las de quintiles más altos.

González Mora indicó que contactó a algunas maestras e inspectoras de primaria para comentarles del hallazgo y se mostraron sorprendidas, principalmente porque no advirtieron ningún cambio relevante a la hora de evaluar formalmente a los niños. De hecho, el estudio tomó hasta 2022 porque en 2023 comenzó a regir la transformación curricular en algunos grados de primaria y, por tanto, cambiaron los criterios de evaluación. Dichos datos están siendo analizados por el equipo de forma diferencial con el objetivo de establecer correspondencias con el plan anterior y así poder comparar.

Justamente, el objetivo del estudio tiene la intención de generar preguntas antes que conclusiones al respecto, de forma de “poner sobre la mesa la relevancia que tiene la perspectiva de género y masculinidades al momento de analizar las trayectorias educativas de los niños y las niñas”, planteó González Mora. Según agregó, “cuando hablamos de los problemas de rezago y repetición en el sistema educativo estamos hablando principalmente de lo que le está pasando a los niños”, quienes también son los principales implicados en las situaciones de violencia. A propósito, ilustró con que nueve de cada diez niños que son derivados por problemas de comportamiento en la escuela son varones.

“Es un factor que a mi entender tiene que estar mucho más presente en la agenda”, sostuvo el integrante de la DIEE, y aclaró que próximamente también incorporarán al estudio a lo que ocurre en la educación media.