El miércoles 27 de agosto las noticias anunciaban que el proyecto piloto para “incentivar” la asistencia en el liceo de Piriápolis mediante cámaras de reconocimiento facial se cancelaba. Sin embargo, el tema de la extracción de datos biométricos no quedaba laudado.

Esa misma mañana, en el LATU, la Fundación Ceibal (copartícipe del proyecto piloto de Piriápolis), y el presidente de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) presentaron un fondo económico para la investigación, denominado “promoción de la asistencia”. En la conferencia se exhortaba a abordar la problemática del ausentismo estudiantil a partir de experiencias previas de intervención en comunidades, basadas en la extracción de información personal, datos biométricos y en la utilización de plataformas apoyadas en inteligencia artificial (IA), con especial énfasis en el abordaje socioemocional. Al día siguiente, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa realizó una conferencia en la que presentó el reporte de un estudio titulado “Las habilidades socioemocionales en sexto de escuela y su vínculo con los desempeños”; el estudio generaba evidencia sobre el “deterioro generalizado de las habilidades socioemocionales de los alumnos de sexto grado”.1

La articulación discursiva que pondera emociones y tecnología sobre conocimiento y docencia no es nueva en educación: hace al menos una década que se viene promoviendo a nivel global, a través de redes de fundaciones filantrópicas y desde concepciones político-educativas conservadoras. La secuencia relatada en el párrafo anterior da cuenta de un fenómeno discursivo que viene tomando fuerza en el ámbito de la política pública, a pesar de que los colectivos docentes, la propia realidad social y los estudios sociológicos indican que las dificultades pedagógicas están estrechamente vinculadas a las graves desigualdades socioeconómicas y a la falta de presupuesto. Entonces, ¿por qué la insistencia en incorporar habilidades socioemocionales e innovación tecnológica en las prácticas pedagógicas?

En parte, esas iniciativas tecnocráticas se presentan como paliativas a las magras políticas presupuestales para educación, que se aprovechan como pretexto para brindar soluciones rápidas que economizan el “gasto educativo”, mientras que de fondo existen razones estructurales vinculadas a tensiones geopolíticas más complejas.

El colapso financiero de 2008 originado en Estados Unidos, la caída de la rentabilidad de la industria manufacturera, así como la hegemonía tensionada por el acelerado desarrollo del modelo chino, han obligado al sistema capitalista –en crisis– a reconfigurar sus mecanismos de producción y acumulación de valor, incorporando una nueva forma de explotación colonialista: el extractivismo de datos.

El presente artículo propone observar cómo se traduce este reciente modo de extracción y acumulación de riqueza en el ámbito educativo, tomando como referencia algunas de las ideas vertidas por las y los distintos conferencistas que participaron en la actividad “Promoción de la asistencia”, organizada por la Fundación Ceibal}.2

Fundaciones: bombas de extracción de datos

“Incorporamos algunas herramientas de IA que creo que hoy en día son muy relevantes para todo este tipo de intervenciones. Lo que hacíamos era dar retroalimentación personalizada a cada familia en base a los avances de cada niño. Le pedíamos que nos enviaran información, en particular era un audio de Whatsapp del cuidador conversando con su hijo. Eso se analizaba con IA, donde podíamos extraer información sobre las vocalizaciones del niño, la duración de esas vocalizaciones, qué tan complejas eran, el tono de voz, una serie de métricas, y le devolvíamos un mensaje personalizado a la familia en base a los avances del niño. Eso fue un componente bastante innovador de esta última experiencia, así como también el uso de chatbots, que también lo probamos en esta intervención y en otra con prestadores de salud”.

El fragmento del discurso en el evento de la doctora en Economía por la Universidad de Ámsterdam y licenciada en Economía por la Universidad de Montevideo Juanita Bloomfield hace referencia a intervenciones realizadas desde la Universidad de Montevideo para fomentar “pautas de crianza positivas”. La doctora aclaró que si bien no trabajan directamente con el ausentismo, las intervenciones apuntan a mejorar el entorno familiar, por lo que repercute en el tema de la asistencia a clases.

En 2018 el destacado teórico Nick Srnicek, profesor de Economía Digital en el Departamento de Humanidades Digitales del King’s College London, acuñó el concepto “capitalismo de plataformas” para demostrar que plataformas como Microsoft, Google y Facebook (Meta) entre otras, han encontrado en la “minería de datos” una nueva forma de aceleración del crecimiento económico y, también, de evasión fiscal.3

Esta nueva forma de extractivismo, en que los usuarios son la fuente de materia prima, no sólo se enriquece de la ya conocida venta de información para anunciantes publicitarios, que reporta más del 90% de las ganancias. También recoge y comercializa datos que son utilizados, por ejemplo, para el entrenamiento de algoritmos de aprendizaje maquínico que permiten automatizar tareas altamente complejas sobre las que se elaboran tecnologías y plataformas de IA, pero que expulsan el trabajo humano de la esfera productiva.

En la presente etapa de expansión económica y monopólica del capitalismo de plataformas, Microsoft y Google avanzan a nivel global y, particularmente en nuestro país, sobre el aparato público estatal. En ese sentido, Microsoft ha contribuido con importantes donaciones a la Fundación Ceibal (US$ 471.119 en 2016) 4 y en el presente año también ha respaldado, a través de la Fundación Gates, en conjunto con las fundaciones Rockefeller y Banco Mundial, la conferencia que se analiza en este artículo. Mientras tanto, Google, además de invertir en importantes infraestructuras en nuestro país, también ha apostado a iniciativas de espíritu filantrópico en educación, según el titular de la revista Forbes del pasado 26 de agosto: “Delegación de Google se reunió con Orsi y anunció inversión de US$ 350.000 para potenciar la innovación en organizaciones de la sociedad civil”.5

La inversión se destinará a la consultora uruguaya Eidos, que, según su página web, “prepara a las empresas para adoptar e integrar las tecnologías de manera exitosa en sus operaciones y cultura organizacional”, también a la fundación sobre educación Chicos.net y a la organización internacional Ciencia Joven; ambas articulan su trabajo con Ceibal. La Asociación Civil Cimientos, que opera en UTU y Secundaria, y la ONG Quebracho, que trabaja en centros juveniles y cárceles, también serán beneficiarias.

El especial interés de estos emprendimientos multibillonarios en el ámbito educativo y en invertir en la “sociedad civil” da cuenta de aspiraciones expansionistas que exceden a las ya tradicionales plataformas de usuarios de redes sociales y a motores de búsqueda en internet. El tendido del cable submarino de fibra óptica de Google, que en 2023 unió a Estados Unidos con Uruguay, representa una nueva fase del proceso de expansión de la política extractivista y un intento de avanzar en la carrera contra el desarrollo tecnológico liderado por China.

Según el investigador Nick Srnicek, el extractivismo de datos se asemeja al procesamiento del petróleo: extracción, refinamiento y comercialización. Si bien la acumulación indiscriminada de datos es rentable, el refinamiento o procesamiento de datos otorga un valor agregado que promueve la emergencia de startups y dispositivos de intervención en el ámbito social y productivo que funcionan como bomba de succión y procesamiento para ese mercado. La propuesta de Ley de Presupuesto para ciencia, tecnología e innovación que el Poder Ejecutivo ha enviado al Parlamento, en sintonía con Google, encierra un espíritu de negocios –cabe recordar que la multinacional espera culminar en 2026 la construcción de su centro de datos en el Parque de las Ciencias–.

Con una narrativa de éxito individual, las startups suelen ser definidas como compañías emergentes de rápido crecimiento económico que combinan innovación y tecnología para dar respuesta a una necesidad del mercado. No obstante, son emprendiemientos de infraestructura pequeña, que se sostienen mediante el gerenciamiento del trabajo precario -tipo “freelance”- de un número reducido de empleados. Su modelo de negocios utiliza capital de riesgo que obtienen del mercado financiero, de inversores “ángeles” o del Estado.

La transición de la perspectiva de desarrollo social en materia de ciencia, tecnología e investigación hacia una concepción de reproducción del capital no sólo se refleja en la ausencia de presupuesto para la Universidad de la República (Udelar) para ciencia e investigación, también se manifiesta en la propuesta de modificación de la estructura del gobierno. El Poder Ejecutivo pasa a concentrar las decisiones en materia de ciencia, tecnología e innovación mediante la creación de la Secretaria Nacional de Ciencia y Valorización de Conocimiento en el ámbito de Presidencia, librándola del contralor del Poder Legislativo. Se crea un Consejo Estratégico Ministerial conformado por el secretario de la Presidencia y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, también se suman tres ministerios: Economía y Finanzas, Industria, Energía y Minería, y Ganadería, Agricultura y Pesca. Al Consejo Nacional de Investigación, Ciencia y Tecnología (Conicyt) se lo reduce a un rol asesor y se disminuye casi a la mitad la cantidad de consejeros, dejando de ser representantes de la sociedad civil y de entes públicos para pasar a ser designados por el Poder Ejecutivo.

La lectura en clave de crecimiento económico del Poder Ejecutivo en torno a la producción de conocimiento, a costa del recorte de la participación política, del desarrollo social, cultural y educativo, ayuda a entender de qué manera se están pensando las intervenciones socioeducativas.

Volviendo a la cita de la doctora en Economía que dio inicio a este apartado, si bien es inconcebible para quienes trabajamos en el campo social la propuesta de sustituir la presencia profesional humana por mensajes automatizados en intervenciones familiares, en esta coyuntura política es una posibilidad rentable. No sólo porque economiza mano de obra profesionalmente calificada, también porque las plataformas como Whatsapp, que se utilizan para recabar datos biométricos de las infancias, son una rica fuente de datos sobre los procesos evolutivos del habla humana.

El profesor Srnicek, es esclarecedor al respecto, según sus investigaciones: “En 2016, Facebook –que incluye Whatsapp– empezó a dedicar mucha energía al uso de chatbots. Este es otro de los motivos por los cuales Facebook y muchas otras empresas están invirtiendo fuertemente en IA y en el procesamiento del lenguaje natural necesario para hacer que los chatbots sean posibles” (Srnicek, p. 97).

Educación emocional: refinamiento de datos

“[Los docentes] estamos compitiendo, de hecho, con influencers famosos, compitiendo con docentes en Tik Tok, que suenan mucho más atractivos para ellos [los estudiantes] que los docentes de los liceos tradicionales. Entonces tenemos que, de alguna manera, reflexionar más profundamente y ver el propósito que tienen o la intención con la que los adolescentes vienen a nuestros colegios y liceos. No puede ser básicamente para aprender matemática, porque eso lo pueden aprender en un sitio web o en una red social”.

La expresión de la profesora canadiense Jess Whitley en el evento de Fundación Ceibal, en línea con la oradora anterior, invita a imaginar un mundo sin el trabajo de las y los docentes. En este tipo de concepciones, la vacante de conocimiento suele ser ocupada por el desarrollo de habilidades socioemocionales que, como veremos más adelante, también son guiadas a través de plataformas.

En el caso uruguayo, uno de los ejemplos más recientes de educación emocional por plataformas lo encontramos en la intervención de la Fundación Botín. Según los documentos evaluativos del programa de educación emocional y social: “El objetivo de la evaluación psicológica fue comprobar si existían cambios en la competencia emocional y social y/o en comportamientos de ajuste psicosocial indirectos sobre el alumnado y averiguar en qué medida se debían al proyecto desarrollado. Se ha empleado un diseño cuasi experimental de medidas repetidas pretest-intervención-postest con grupo control” (Fundación Botín, p. 3).6

Botín ha trabajado de forma voluntaria en 65 centros educativos de la ANEP, a través de Ceibal. La fundación de origen español que ofrece programas como Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina y Lidera lo Público, implementó en Uruguay el programa Educación Responsable. En una entrevista concedida a la diaria, el entonces gerente de Formación del Plan Ceibal explicó: “Se trata de una iniciativa que busca amplificar la educación emocional de los jóvenes mediante la formación de docentes y el apoyo de una plataforma virtual, que presenta diferentes recursos para trabajar en las aulas el aprendizaje de las emociones”.7

El sistema educativo público no sólo representa una cantera de datos sobre los procesos evolutivos, conductuales y emocionales del estudiantado; también, de acuerdo con la oratoria en el evento del gerente de IA y Educación de Ceibal, Mauro Carballo, es una fuente de información sensible sobre el trabajo docente: “El abordaje en cuestiones donde vemos que la IA puede incidir directa o indirectamente, que tiene que ver, por ejemplo, con brindar herramientas de planificación docente, y estamos trabajando ahí con la ANEP. También para pilotear diferentes herramientas que lleguen a las manos de los docentes. Recientemente, ya hace poco más de un mes, lanzamos una herramienta para la generación de contenidos en el aula, en la plataforma CREA, que también esto ya está disponible para todos, pero que está de vuelta en una modalidad de análisis, de aprendizaje, de sacar conclusiones y también seguir aprendiendo cómo los docentes llevan estas tareas adelante y cómo podemos contribuir”.

Como puede observarse, el capitalismo de plataformas tiene su correlato en una educación de plataformas, el extractivismo de datos no se reduce a una política económica; para asentar los cimientos de su hegemonía también necesita vaciar culturalmente al tejido social, sustituyendo progresivamente al rol docente por planificaciones estandarizadas y al conocimiento por habilidades emocionales.

Los procesos de automatización del trabajo afectan directamente al campo educativo, la tendencia a la sustitución de mano de obra y la necesidad de tareas laborales cada vez menos calificadas. Según la nueva configuración del mercado capitalista, no requieren tanto de conocimiento como de habilidades emocionales capaces de sobrellevar la precarización y el desempleo.

Liberalización institucional: comercialización de datos

Difícilmente puedan encontrarse actores que defiendan con convicción la sustitución de la profesión docente. El análisis propuesto en este artículo, lejos de pretender caer en demonizaciones personales que inhibirían la posibilidad de la reflexión crítica y autocrítica, intenta poner de relieve la incidencia de un discurso tecnocrático que, sin darnos cuenta, lenta y progresivamente se articula en distintas voces y se naturaliza en importantes espacios de decisión de la política pública.

Desde el punto de vista legislativo también existen evidencias de esta articulación hegemónica; la Ley 19.179, aprobada en 2013, sobre la regulación del formato para el procesamiento y almacenamiento de información digital por parte de determinados organismos y empresas, demuestra que se pudo avanzar muy poco en materia de protección de datos.

En 2021 el exprorrector de Investigación de la Udelar Gregory Randall publicó El software libre en Uruguay como campo en disputa: ¿tecnología para los comunes o tecnología para el capital?.8 En esta investigación identifica al entonces presidente de Ceibal, quien, junto con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic), fue uno de los principales opositores a un proyecto de ley que garantizaba la utilización de software libre en las aulas. El proceso culminó con una ley que flexibilizó la utilización del software libre, a tal punto que benefició a los desarrolladores del software propietario. Según el trabajo de investigación, “aquellos que dirigen la CUTI [Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información] y la creciente industria nacional del software son los mismos que dirigen el programa Ceibal, la Agesic y la ANII. Esto se ha mantenido bajo el nuevo gobierno de derecha. Una hipótesis es que estos actores tienen un ‘pensamiento’ más o menos coherente sobre estos asuntos e influyen de manera determinante en diversos espacios de poder” (p. 56).

Siguiendo su línea de análisis, la decisión inconsulta en el Consejo Directivo Central de colocar cámaras de reconocimiento biométrico en el liceo de Piriápolis no sólo puso en tensión la autonomía del gobierno de la ANEP; según Agustina Pérez, doctora en Derecho especializada en tecnología, que analizó el episodio, 9 también se omitió registrar el proyecto piloto en la Unidad Reguladora de Protección de Datos de la Agesic –organismo que monitorea el tratamiento responsable de datos biométricos–, vulnerando los derechos del colectivo docente y del estudiantado.

La soberanía de datos, la tecnología y la investigación no deberían quedar a la deriva de fundaciones internacionales y empresas multinacionales que disputan lo público.

Luego de 15 años de la creación del prestigioso plan que puso laptops en la vida de escolares y liceales, en 2022, el Plan Ceibal devino en un organismo paragubernamental que se redenominó Ceibal, pasando a ser un centro de innovación que concentró su campo de acción en materia de educación y tecnología. También acaparó el mercado de donaciones y de beneficios fiscales con el emprendimiento privado Fundación Ceibal. Su acelerada expansión y concentración de poder, en la emergente coyuntura del capitalismo de plataformas, lo ha reposicionando en el centro de una constelación de agencias públicas y privadas. Los desbordes analizados dan cuenta de una estructura que, a medida que gana espacio y tamaño, se abre paso a los pechazos para avanzar en su escalada, subordinando la responsabilidad institucional y pedagógica a compromisos asumidos con privados.

La soberanía de datos, la tecnología y la investigación no deberían quedar a la deriva de fundaciones internacionales y empresas multinacionales que disputan lo público. El miércoles 27 de agosto, mientras que en el LATU la distopía automatizada pintaba un apático mundo en nombre de la promoción de la asistencia, los titulares del informativo se poblaron de comentarios. En el liceo Invernizzi había intervenciones estudiantiles con consignas antivigilancia, pancartas pintadas por docentes y familias discutiendo las novedades. La reacción organizada de una comunidad que se movilizó en rechazo al control biométrico, junto con la mirada atenta del conjunto social y de sus organizaciones, demostró que ante la falta de contralores de peso, la sociedad es la primera y última base legítima para ocupar el espacio en defensa de lo público.

Gonzalo Irigoyen es licenciado en Ciencias de la Comunicación, docente de audiovisual en DGETP-UTU e integrante del equipo del consejero electo por los docentes, Julián Mazzoni, en el Codicen.


  1. Ver https://www.youtube.com/watch?v=1dqR2nTnzRg 

  2. Ver https://www.youtube.com/watch?v=aIzneQB1LYQ&t=6663s 

  3. Srnicek, N. (2018). Capitalismo de plataformas. Caja Negra. 

  4. Internacional de la Educación América Latina. (2020). La política educativa en Uruguay. Experimentos y alianzas empresariales para lucrar con el derecho a la educación. Pág. 36. 

  5. Ver https://www.forbesuruguay.com/innovacion/delegacion-google-reunio-orsi-anuncio-inversion-us-350000-potenciar-innovacion-organizaciones-sociedad-civil-n77316 

  6. Ver https://fundacionbotin.org/89dguuytdfr276eduploads/EDUCACION/ANALISIS%20INTERNACIONAL/2011/Evaluaciones.pdf 

  7. Ver https://ladiaria.com.uy/educacion/articulo/2019/2/plan-ceibal-extiende-un-programa-internacional-de-educacion- emocional-a-16-centros-del-pais/ 

  8. Ver en https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/bitstream/20.500.12008/29167/6/TS_RandallGregory.pdf 

  9. Ver https://www.sarandi690.com.uy/2025/08/29/camaras-de-reconocimiento-facial-se-naturalizo-y-tambien-hay-una-parte-de-desconocimiento-dijo-experta-en-tecnologia/