(Hoy es 13 de junio. Faltan 17 días para las elecciones internas y 136 para las nacionales)

Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.

A menudo, la fórmula del éxito en las campañas uruguayas es atraer a una gama muy amplia de votantes. Eso intentan los partidos, los “espacios” de alianza en torno a los sectores partidarios, e incluso los propios sectores. Pero administrar la diversidad requiere destreza, y la convivencia entre corrientes muy distintas puede volverse difícil. Algunas sumas multiplican y otras dividen.

En el Partido Socialista (PS) conviven desde hace muchos años dos tendencias internas, etiquetadas como “renovadora” y “ortodoxa”, sin que ninguna de ellas le saque mucha ventaja a la otra. En lo que va de este siglo, la secretaría general del partido le había correspondido a los “renovadores”, pero este año ganaron las elecciones internas los “ortodoxos”, y asumió el cargo el diputado Gonzalo Civila. Ahora renuncian al partido dirigentes “renovadores” de larga trayectoria, y eso puede afectar el desempeño electoral del PS, que venía con aspiraciones de disputar el primer lugar en el Frente Amplio (FA), entusiasmado por el liderazgo de su afiliado Daniel Martínez en las internas.

También se complica la situación del Partido Nacional (PN), que hasta hace unos meses se perfilaba como un serio aspirante al gobierno nacional y prometía una campaña constructiva para las internas. Duros intercambios entre el sector de Juan Sartori y el directorio partidario (donde el empresario no tiene representantes) profundizan una confrontación que será difícil revertir. Además, el propio Sartori perdió ayer la actitud jovial que había mantenido en toda su campaña, y se retiró de una rueda de prensa cuando le preguntaron acerca de ese conflicto con el directorio.

Mientras tanto, con talante de amplitud, el precandidato Luis Lacalle Pou, primero en el PN según las encuestas, aseguró que si gana las elecciones nacionales no dejará sin efecto las normas vinculadas con la llamada “agenda de derechos”, como las leyes de legalización de la marihuana y el aborto, la de matrimonio igualitario y la integral para personas trans. Cabe acotar, de todos modos, que los presidentes uruguayos no tienen la potestad de derogar o anular leyes.

Cabildo Abierto, el partido que postula al ex comandante Guido Manini Ríos, también amplió su agenda, al pedir un estudio de impactos del proyecto de UPM para instalar en Uruguay su segunda planta de celulosa, así como una evaluación financiera que señale con claridad que obligaciones ha asumido el gobierno con esa empresa finlandesa.

Así, mientras unos buscan atraer a una gama más diversa de votantes, otros refuerzan un perfil que tiene el efecto contrario. Pablo Perna, aspirante a una banca de diputado por Salto y alineado con el precandidato colorado José Amorín Batlle, había ganado cierta notoriedad por su consigna “Mano dura y plomo”; el ex vicepresidente Raúl Sendic comentó que ese lema expresa “ideas retrógradas”, y la reacción de Perna fue afirmar: “Mano dura y plomo para personas como usted, Sendic”. Según el diputado Saúl Aristimuño, del sector del ex vicepresidente, Perna “es un tarado que no merece ninguna respuesta”.

Hasta mañana.