“Somos los únicos que podemos asegurarle gobernabilidad a Uruguay, porque no somos excluyentes”, dijo el candidato nacionalista a la presidencia, Álvaro Delgado, en el acto realizado en la plaza Varela este domingo, ante la mirada de sus socios de la coalición. Algunos analistas señalan, sin embargo, que esta “gobernabilidad” podría verse frustrada por cómo quedó distribuido el Parlamento luego de los resultados del domingo y, concretamente, por el hecho de que el Frente Amplio (FA) alcanzó la mayoría en el Senado.
“Con una de las cámaras controlada por la oposición, sería un escenario de gobernabilidad muy complicado” para la coalición, dijo a la diaria el politólogo Antonio Cardarello. “Si quiere efectivamente ganar y tener una respuesta a este problema de gobernabilidad va a tener que ofrecerle algo al Frente Amplio”, valoró en la misma línea el politólogo Daniel Chasquetti durante la última emisión del programa Ciclo de la diaria.
Uno de los aspectos que se mencionan al analizar el impacto de la mayoría en el Senado son las venias de designación de los cargos políticos que se integrarán al próximo Ejecutivo, que tienen que pasar por la cámara alta. “En el Senado se designa a los directores de empresas públicas y de entes autónomos, y si vos no tenés el Senado, es difícil”, explicó Chasquetti.
Por su parte, Cardarello dijo que al tener el control del Senado, el FA, “en caso de ser gobierno”, puede hacer estas designaciones “sin negociar”, y como oposición podría “bloquear el deseo de un gobierno de cambiar, por ejemplo, los directores de entes”.
“Supongamos que Delgado es presidente y quiere cambiar los directorios de los entes, no lo puede hacer, porque la Constitución le exige una mayoría de tres quintos, y si pasan 60 días y no se consigue, alcanza con una mayoría absoluta, pero esta está en manos del FA”, explicó el politólogo.
Por tanto, Chasquetti apuntó que “Delgado la va a remar de atrás porque, al no tener el Senado, tiene que tener una estrategia de entendimiento con el FA; si no, no va a poder nombrar personal político”. Más allá de eso, el politólogo consideró que con el Partido Nacional (PN) en el gobierno, el Senado “podría funcionar como un actor de veto, porque todos los proyectos de ley que pasen por ahí necesariamente tienen que tener la opinión del Frente Amplio”.
El FA “tiene alguna posibilidad más de abrir negociaciones”
La politóloga Camila Zeballos planteó que, en el caso de llegar al gobierno, el FA “tiene alguna posibilidad más de abrir negociaciones, en tanto ya cuenta con una mayoría en el Senado”. A su vez, desde su visión, Uruguay cuenta con partidos “muy disciplinados”, pero “una cosa es estar en el gobierno y otra cosa es estar en la oposición”, y si están representados solamente en el Parlamento, los partidos de la coalición “tienen muchos menos incentivos para votar coordinadamente”.
“Una cosa es cuando vos tenés cargos de gobierno para repartir y te asegurás el disciplinamiento de tus socios”, planteó, en una línea similar, Cardarello. En ese sentido, agregó que para liderar el bloque opositor el PN dependería de “la buena voluntad” de los otros integrantes de la coalición, dado que tal vez alguno entienda que “electoralmente, dentro de unos años, el mejor escenario es volver a competir juntos, pero durante el período [de oposición] tal vez quiera negociar de forma individual”.
“Siempre hay diputados que están interesados en forjar su propia agenda departamental; el Poder Ejecutivo tiene mucho dinero, entonces tranquilamente el Frente Amplio podría ir por el diputado del Partido Independiente, por Cabildo Abierto, por el Partido Nacional o del Partido Colorado”, planteó Chasquetti sobre este tema. Asimismo, Zeballos planteó que a priori no hay un incentivo claro para que el FA, “que históricamente vota coordinadamente, empiece a desagregarse para darle gobernabilidad” a un eventual gobierno de la coalición.
Más allá del trabajo de negociación que puedan o no hacer prosperar los eventuales bloques en el gobierno, Cardarello recordó que el FA sólo necesita negociar dos votos en la cámara baja para alcanzar la mayoría. “En el caso de un gobierno del Partido Nacional, tiene que negociar mayorías en ambas cámaras y, en el caso del Senado, implica negociar con el Frente Amplio”, resaltó.
Con el FA en el gobierno, el politólogo subrayó la posibilidad de que algunos representantes coalicionistas “tomen la posta en los diferentes partidos” para negociar, llegando así, por lo menos, a los dos votos necesarios. “El Partido Independiente y Cabildo Abierto tienen votos que pueden ser decisivos para el Frente Amplio”, apuntó.
El papel de Identidad Soberana
Tras la elección del domingo se confirmó el ingreso de un nuevo actor al Parlamento: Identidad Soberana, el partido liderado por el abogado Gustavo Salle, que consiguió dos bancas en la cámara baja. Por lo tanto, en un escenario de división casi equitativa entre los dos bloques y falta de mayorías absolutas en ese recinto, “la pregunta es qué le van a proponer a Salle para que sea esa llave de negociación ”, planteó Zeballos.
“El Parlamento nuestro funciona de una manera muy específica que es el trabajo en comisiones, y en las comisiones pasa todo, es el reino de la negociación, y el reino del acuerdo”, subrayó la politóloga. En ese encuadre, consideró que el líder de Identidad Soberana “debería poder desarrollar otro tipo de comportamiento” en el Parlamento, diferente al con el que se posiciona frente a su electorado, marcado por un discurso de confrontación contra lo que denomina la “casta” política.
“Si acepta jugar dentro de la lógica, puede apostar a no negociar nada, a criticar todo, pero siempre manteniendo ciertos niveles de respeto”, consideró Cardarello, quien recordó que hay mecanismos parlamentarios para aplicar “sanciones” a los representantes que no se atengan a las normas de funcionamiento.
El peso del Parlamento en el balotaje
En síntesis, para Chasquetti, con esta distribución parlamentaria, “el Frente Amplio tiene una ventaja enorme, que puede ser hasta una carta ganadora en la segunda vuelta”. En este sentido, apeló a que todo dependerá de “la inteligencia que tenga el comando y la campaña de [Yamandú] Orsi para utilizar estas ventajas”, y remarcó que se trata de “cuestiones que son típicamente políticas y que hay que explicarlas a la gente y que la gente las entienda”.
En ese sentido, recordó que Luis Batlle Berres en 1947, con 57 bancas parlamentarias a favor, acordó con Luis Alberto de Herrera para lograr gobernar. “No te digo el cogobierno, pero tal vez un acuerdo marco, porque, si no, no puede gobernar”, dijo Chasquetti sobre el eventual planteo que le deberá hacer Delgado al FA.
Con foco en lo que fue la frase del propio Delgado el domingo, Zeballos apuntó que la realidad muestra para el candidato nacionalista “todo lo contrario a la gobernabilidad”.