Los últimos días de la campaña electoral pronunciaron su giro hacia lo inusual. En otro capítulo de la política-espectáculo que está protagonizando el candidato del Partido Colorado, Andrés Ojeda, el domingo 13 “debatió” con un avatar creado por inteligencia artificial (IA) que simulaba representar al candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, lo que produjo una breve polémica sobre límites éticos en la comunicación, tanto por la utilización de la IA en sí como por representar a una persona que había declinado participar de esa entrevista. Aunque en el programa televisivo que generó esa propuesta (Santo y seña, canal 4) se aclaró que se trataba de una representación ficticia y que lo que se reprodujeron fueron declaraciones que Orsi había brindado en otro momento, la propia escenificación ya reforzaba el argumento de que el candidato no debate sus ideas, una crítica que se esgrime con frecuencia desde sus opositores.

Por lo general, en distintas campañas electorales se observa que (como en este caso) quienes promueven este tipo de debates son los candidatos que registran menor intención de voto, mientras que quienes se encuentran mejor posicionados tienden a adoptar estrategias más conservadoras. No obstante, recordemos que en nuestra legislación existe una ley (la 19.827, de 2019, promovida por el entonces legislador Fernando Amado) que obliga a los candidatos a debatir de cara al balotaje, y que en todas las proyecciones de opinión pública Orsi estaría en ese escenario en noviembre. Entonces, la discusión no parece ser tanto si el debate que lo involucra se produce o no, sino cuándo. Y en una situación como la actual, en la que la competencia electoral mayoritariamente se estructura en bloques (FA versus Coalición), quien debata con Orsi en octubre quedará mejor posicionado en su esquema de competencia interna. Es un elemento importante de diferenciación, en un marco en el que los principales partidos de la coalición sostienen un acercamiento discursivo y en el que los principales movimientos electorales parecen darse intrabloque, como lo señala un estudio publicado días atrás por la Usina de Percepción Ciudadana.1

La campaña del ruido

Sin embargo, en esta campaña aparentemente fría que, por otra parte, recae fuertemente en “generar hechos” que parecen salir de manuales de marketing electoral, lo que acabo de plantear dejó rápidamente de estar en el foco. Gran parte de la atención se centró en dos hechos que, otra vez, tuvieron como protagonistas a Ojeda y Orsi. Y, como antes, el punto problemático está en la ética. En cuanto al primero, a través de una conferencia de prensa denunció que un asesor de Orsi (y, por ende, lo responsabilizó del hecho), el consultor argentino Mario Riorda, estaría detrás de una campaña en su contra llevada adelante en redes sociales de forma anónima.

La implicación fue negada por Orsi, quien también había sido protagonista de otra situación inusual a comienzos de la semana. El lunes 14, día previo a la conferencia que dio la fórmula colorada sobre la campaña negativa, el candidato frenteamplista fue abordado en Pando por un activista digital de la extrema derecha española, Javier Negre.

Negre, quien fue periodista en el diario El Mundo y actualmente dirige plataformas digitales que difunden contenido de extrema derecha, abordó a Orsi filmándolo e increpándolo por “querer importar el kirchnerismo” a Uruguay. Si bien el video que grabó aún no es público, el estilo del activismo digital que realiza Negre es conocido: hay múltiples videos en los que se lo puede ver haciendo este tipo de intervenciones, en las que se presenta como periodista en diversos espacios institucionales (como ámbitos parlamentarios, conferencias de integrantes del gobierno y manifestaciones) para imponer su lectura sobre un tema y provocar reacciones a partir de ello. Es decir, su práctica no pasa por informar, sino por provocar hechos, que luego busca replicar masivamente en internet.

El ejército mediático

A principios de este mes, Negre fue uno de los oradores de Viva la Derecha Fest, en Argentina, un evento que contó con la oratoria de varios referentes de la extrema derecha, en donde desde el escenario fue presentado como “un tremendo gladiador polifuncional”. Allí afirmó que su tarea era dar la batalla cultural “a los comunistas y los kukas a pie de calle”, desde lo que definió como “la revolución mediática”. Señaló su cercanía con la agrupación extremista Vox y definió la orientación de su enfoque comunicacional, en el que busca crear una línea editorial clara: “Nace un fenómeno político en España muy parecido al de Javier Milei, como el de Vox. Y de repente, todo el mundo hablando de Vox. Y vas a sus eventos y no había ningún periodista, o los dos que había eran para criticarlos. Y me dije: ‘¿Por qué no me empiezo a retransmitir en streaming todos los mítines de Vox, empiezo a hablar con sus diputados, también con fenómenos políticos, como Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid?’. Es decir: cambiamos la perspectiva de que nosotros íbamos a crear un medio de derechas, sin complejos. Y cuando la derecha se equivoca… pues como hace la izquierda, ya lo contará la izquierda”.

Negre mencionó a su vez a varios de sus vínculos latinoamericanos: “Bienvenidos a mi universo, al de Fernando Cerimedo, al de Juan Carreira”, afirmó.

Cerimedo, “uno de los cerebros de la campaña de Javier Milei” según La Nación,2 es propietario del portal de extrema derecha La Derecha Diario, que habría sido adquirido también en parte por Negre e integra la expansión de su modelo en países como Argentina y Uruguay. El fundador de este portal es el tuitero Juan Carreira (“Juan Doe” en esa red), quien es actualmente director de Comunicación Digital del gobierno de Milei.3 Por su parte, Cerimedo ha sido parte de los equipos de comunicación de varios líderes de extrema derecha en América Latina, entre los que se destaca el brasileño Jair Bolsonaro. De hecho, fue investigado por la difusión de información falsa que aludía a un supuesto fraude electoral cuando Bolsonaro perdió las elecciones contra Lula da Silva para tratar de revertir los resultados electorales. “Si ellos señalan a Fernando Cerimedo y le generan mala prensa, nosotros también vamos a señalar. Estamos en un entorno de guerra mediática”, dijo Negre, y explicó su estrategia.

“Yo, que siempre he sido actor, ahora quiero ser director. [...] Voy a crear personajes mediáticos que den la batalla”, afirmó. Y agregó: “Yo leo mucho de emprendedores digitales, de startups, y soy católico y me fijo mucho en la vida de Jesucristo, en la Biblia. Cómo a él le lapidaron públicamente, pero fue creando pequeños profetas, discípulos, personajes que iban por todos los sitios a pesar de tener la estigmatización social del pueblo. Del supuesto pueblo, del poderoso. El pueblo estaba con ellos”. Entre estos personajes mencionó a Alvise Pérez (eurodiputado de extrema derecha que fundó el grupo Se Acabó la Fiesta), Cristina Seguí (una de las fundadoras de Vox) y Vito Quiles, uno de sus más reconocidos colaboradores. “Yo digo: que él empiece a hacer las preguntas incómodas [...] yo estoy en la trastienda. Decidiendo qué pregunta, qué no pregunta”, afirmó respecto a su colaborador. Recientemente, según informó El Mundo, la Asociación de Periodistas Parlamentarios pidió que se retire la acreditación de prensa a Quiles, por considerar que su vinculación política con la agrupación de extrema derecha que dirige Alvise es incompatible con el ejercicio de la profesión y contraria a la ética.4

Sobre el desembarco en Argentina, que incluyó una visita a la Casa Rosada en la que, a través de una pregunta formalmente dirigida al vocero presidencial, buscaba increpar el accionar de la prensa crítica hacia Milei (el video en su canal se titula “Negre retrata a los periodistas zurdos con una pregunta”), explicó: “Yo sabía lo que iba a provocar, lo mismo que provocó en España. Que todos los medios de comunicación del país iban a hablar de mí. ¿Habéis conocido alguna estrategia de marketing más barata? Entraron todos”. Y concluyó: “Somos más, mejores, no tenemos miedo, y vamos a por ellos”.

El otro desembarco

A partir del episodio con Orsi, que fue informado por medios de prensa uruguaya, Negre realizó una serie de descargos por redes sociales en los que acusó a Orsi y a quienes identificó con su campaña de “poner en riesgo su seguridad” y expresó sentir miedo por esta situación (aunque más tarde se refirió al hecho de forma muy similar a lo que había descrito en su desembarco en Argentina: “Si yo tuviese que pagar la campaña de marketing que me ha hecho Uruguay, ¿cuánta plata sería? Que sigan”.).5

Precisamente a raíz de esta situación, concedió una serie de entrevistas en las que expuso su versión de los hechos. Según dijo, se encontraba de vacaciones en Punta del Este cuando se vio sorprendido por el mal tiempo. “Es feriado en Argentina y, como muchos argentinos, vine a Punta del Este. Me habían hablado tan bien de Punta del Este que dije: 'Voy a conocer'. De repente me hacen días horrorosos, veo que hay campaña electoral, veo que hay un tipo aparentemente moderado que se llama Orsi, del Frente Amplio, yo no sabía ni lo que era el Frente Amplio”, dijo en el stream FIPO.6 Ante esta respuesta, uno de los comunicadores replica: “O sea, no estás muy empapado de la política uruguaya”. A lo que Negre responde: “No, cero”.

Sin embargo, dos días antes del acto en el que increpó a Orsi, La Derecha Diario publicó una nota titulada “Kirchnerismo for export: el Frente Amplio busca replicar el modelo K en Uruguay”,7 ilustrada con una imagen ensamblada teñida de rojo, en la que puede verse a Orsi junto a Cristina Fernández, Nicolás Maduro y Evo Morales, con la bandera uruguaya por detrás. Algunos de los pasajes de esta nota dicen: “Las similitudes entre el kirchnerismo y el Frente son alarmantes: altos niveles de gasto público, políticas de subsidios indiscriminados y una visión estatista de la economía que ya ha demostrado ser insostenible. [...] El Frente Amplio de Uruguay parece haber tomado una decisión clara: adoptar el modelo fracasado del kirchnerismo y trasladarlo a Uruguay”. Publicada dos días antes del encuentro que Negre describe como fortuito, el contenido de esta nota parece ser muy similar al de las preguntas que, según dijo en esa entrevista, también fueron motivadas por casualidad: “Mi motivación es que veo las encuestas y veo quién es el candidato que va liderando: Orsi. Oye, aparentemente es un tipo moderado, me voy a acercar al acto con un acompañante y un teléfono móvil [...] y de repente vi. ¿Qué hacen asesores del kirchnerismo [...] en el acto de Orsi?”.

Cabe señalar, además, que la nota del portal de extrema derecha a la que hice referencia fue replicada por Negre en su cuenta de la red social X el mismo 12 de octubre, acompañada del texto: “Uruguay se juega mucho en las próximas elecciones. Progreso continuista o kirchnerismo ruinoso”.8 Las notas sobre Uruguay en su portal en los últimos días se han incrementado, con señalamientos que ponen en duda la estabilidad de las instituciones uruguayas y en las que se acusa al periodista que dio la primera información sobre la presencia de Negre, Eduardo Preve, de haber sido “beneficiado por la administración del Frente Amplio” afirmando que, “en 2021, fue contratado por la Fiscalía General de la Nación durante el segundo gobierno de Tabaré Vázquez”9 (cabe recordar que el segundo gobierno de Vázquez finalizó el 1º de marzo de 2020). Negre también hizo otro video, esta vez increpando a Riorda. Tanto este como el inicial fueron replicados por varias figuras mediáticas y políticas uruguayas, a quienes Negre agradeció y elogió a través de sus redes, a la vez que atacó a quienes mencionaban críticamente parte de su trayectoria con epítetos como “zurdos”, “comunistas”, “corruptos”, etcétera.

Extrema derecha for export

El papel de las redes sociales en la difusión del discurso de extrema derecha ha sido ampliamente estudiado. Más que un canal de comunicación, estas plataformas han facilitado el activismo digital y la delimitación del debate público, brindando acceso directo a grandes audiencias sin mediación de actores tradicionales. Esto ha permitido que se desarrolle una narrativa que, utilizando la libertad de expresión como pretexto desde quien la enuncia, va corriendo la frontera de la violencia que se admite en el debate. Una narrativa que produce el resultado contrario a la libertad de expresión, porque busca silenciar a quienes no comparten el marco extremista.

Un elemento central en esta estrategia es la difusión de contenidos falsos y mensajes engañosos a través de las redes, que deliberadamente buscan generar un impacto político, provocar reacciones y debilitar la discusión pública. Este tipo de estrategia tuvo un papel significativo en campañas de líderes extremistas de la región. Todo esto se inscribe también en el modelo de negocios de las redes sociales virtuales, cuya línea editorial da mayor visibilidad a estos discursos extremistas. De hecho, el propietario de X, Elon Musk, se ha reunido con Milei y ha promocionado sus acciones e ideas de forma explícita.

En todo lo que implica la comunicación, el registro emocional es muy efectivo para llegar de forma rápida y directa con el mensaje que se quiere difundir. Sin duda también aquí es muy funcional la narrativa del “enemigo” como un elemento fácilmente aglutinador y generador de subjetividades, ese contra el que se libra la “batalla cultural”, y que busca generar solidaridades a la interna del espectro conservador. Este discurso tiene la doble potencialidad de convocar políticamente a quienes se sienten perdedores para no sólo manifestar el rechazo a un camino progresista, sino también para organizar esta desilusión y canalizarla hacia una respuesta que, en vez de reclamar más democracia, consolida la reacción.

Mucho se ha hablado sobre la sensación térmica de la campaña, esto de que le cuesta “entrar en calor”, pero, a veces, como ahora, el frío también quema.

Marcela Schenck es politóloga.