Hace 150 años, un grupo de pintores, cansados de ser sistemáticamente rechazados por el jurado de las exposiciones oficiales de París, decidió patear el tablero y realizar una exposición independiente, sin premios ni jurado. Quince días antes de la exposición oficial, el 15 de abril de 1874, la primera exposición impresionista abría al público en el 35 del Boulevard des Capucines, marcando un hito fundamental en la historia del arte.

La exposición contó con 165 pinturas de 30 artistas, entre los que se encuentran muchos que hoy son célebres (Pissarro, Monet, Sisley, Renoir, Degas, Morisot...). El cuadro que más impacto causó fue uno que mostraba el puerto de Le Havre al amanecer. Todo se ve envuelto en una niebla, los botes se ven difusos, el sol es una bola naranja en el centro de la bruma, el puerto son pinceladas borrosas allá al fondo. El pintor era un tal Claude Monet y de su obra, Impresión, sol naciente, se derivó el término que definió a esa corriente pictórica: impresionismo.

En la actualidad es usual escuchar que una encuesta es una foto del momento. La analogía es acertada en el sentido de transmitir que la encuesta es reflejo de una situación puntual, abriendo un conveniente paraguas ante eventuales movimientos entre ese punto y el momento de la elección.

Sin embargo, nunca me ha convencido el concepto de foto. Hace poco me di cuenta de por qué: la foto tiene una exactitud que la encuesta no tiene ni aspira a tener. La encuesta nunca ofrecerá una imagen precisa, sino un panorama general. De aquí la afirmación del título: una encuesta es una pintura impresionista. Muestra un paisaje con grandes trazos, pinceladas gruesas, muy útiles para hacernos una idea del todo, pero a las que no hay que pedirle excesivo detalle. En lo que sigue veremos por qué sucede esto y cuál es el panorama que se puede contar a partir de las encuestas de las elecciones internas.

Las paletas de colores de los encuestadores

El término impresionistas fue originalmente utilizado de forma despectiva en un artículo satírico de Louis Leroy, plagado de maldades maravillosas como “al ver este asombroso paisaje, el buen hombre pensó que las lentes de sus gafas estaban sucias” o “son raspados de paleta colocados uniformemente sobre un lienzo sucio”. Del cuadro de Monet, hoy un hito en la historia del arte, escribió que “un dibujo preliminar para un papel tapiz está más terminado que esta marina”.

Al bueno de Monet no le importó mucho lo que dijera Leroy, y siguió pintando hasta el fin de sus días. Entre 1892 y 1893 se dedicó a pintar varios cuadros sobre la catedral de Rouen. Las pinturas siempre muestran la fachada de la catedral, en diferentes momentos del día y del año, con diferentes colores. Hizo unos 30 cuadros que hoy en día están repartidos en diferentes galerías de arte de todo el mundo. Si miramos el contorno de la catedral, en todas percibimos su silueta, sus torres, su arcada. Pero todas son diferentes, según cómo Monet haya captado la luz del momento.

Claude Monet (1892-1893), serie de la catedral de Rouen.

Claude Monet (1892-1893), serie de la catedral de Rouen.

Como en la serie de Monet, las encuestas muestran un mismo objeto, pero pueden tener diferentes representaciones según la paleta de colores y técnicas que se utilicen. No se trata sólo de llamar a 500 personas, escuchar qué te dicen y publicarlo. Para ejemplificar quisiera mencionar cuatro decisiones metodológicas relevantes que, como la serie de Monet, pueden generar pinturas diferentes sobre el mismo escenario, en particular para el paisaje más difícil de pintar: el de las elecciones internas.

Primero, recordemos que la principal particularidad de las elecciones internas es que el voto no es obligatorio. En un estudio sobre las encuestas en las elecciones internas de 2009 que hicieron María Fernanda Boidi y Rosario Queirolo1 se usa una analogía que me gusta: pensar las estimaciones como un juego de mamushkas. La primera estimación es cuánta gente va a votar en total, luego cuánta gente va a votar dentro de cada partido, y luego cuánta gente vota a cada candidato. Las tres estimaciones están encadenadas. Lo complicado es que la pregunta relevante para junio es justamente la de la mamushka más pequeña: qué candidato va a ganar dentro de cada partido.

Segundo, para responder esta pregunta se debe asumir varios supuestos. Uno de ellos es cuál es el universo sobre el que se extraerán los porcentajes de voto a cada candidato. ¿Qué opinión interesa, la de los que votaron en la elección pasada a ese partido, los que votaron en la interna pasada, los que dicen que van a votar en esta interna? No hay consenso sobre este tema en las encuestadoras uruguayas. Por ejemplo, Cifra utiliza alternativamente los que votarían en octubre al partido y los que piensan votar en la interna. Equipos define sus poblaciones como personas que se manifiestan “cercanas” o “muy cercanas” a cada uno de los partidos. Opción usa diferentes aproximaciones dependiendo de si analiza el Frente Amplio, el Partido Nacional o el Partido Colorado.

Tercero, otra definición es cómo preguntar, si hacer la pregunta abierta o mostrando opciones cerradas. El cambio entre una y otra opción es relevante. Por ejemplo, en algunas encuestas la votación a Carolina Cosse varía hasta 14 puntos porcentuales entre la respuesta espontánea y la guiada, y más de 10 puntos porcentuales en el caso de Laura Raffo. En el Partido Colorado la diferencia en el tipo de pregunta puede incluso alterar el orden de los candidatos y hasta hacer aparecer en primer lugar a personas que ni siquiera están compitiendo.

Cuarto, toda encuesta intenta representar a una población general, pero no siempre se consigue una muestra con las mismas proporciones. Por ejemplo, es posible que en las respuestas obtenidas haya más mujeres que hombres. Si se quiere que la proporción de hombres y mujeres de la muestra sea igual que la de la población general, lo que se hace es forzar para que las opiniones de unos pesen más que las de otros; en el ejemplo, darles más peso a las opiniones de los hombres encuestados. A este procedimiento se le llama ponderar. En base a qué ponderar es una definición del analista y depende de la pregunta (por ejemplo, la relación poblacional entre pelados y gente con pelo no es relevante para estimar la votación en elecciones internas, pero seguramente lo sea si queremos estudiar el uso de champú en los uruguayos). Todas las encuestadoras ponderan, y usan diferentes variables para acercar la distribución de su muestra a la población: sexo, edad, región, nivel educativo, condición de ocupación, voto anterior de los encuestados, entre otras variables. Los resultados obtenidos dependen de las ponderaciones que se usen.

Como la paleta de colores de los impresionistas, las decisiones metodológicas de las empresas de opinión pública son relevantes y hacen cambiar la pintura final.

Predicciones en internas: un zoom a un cuadro impresionista

La cosecha forma parte de una serie de cuadros sobre los campos de trigo franceses que Vincent van Gogh pintó en 1888, a sus 35 años, dos años antes de morir. Incluyo este cuadro por un motivo personal: está grabado en mi retina porque lo conozco desde chico, ya que estaba colgado en una pared de la casa en que me crie. En la pintura los trazos de Van Gogh permiten apreciar el paisaje general: un cielo celeste y despejado, las montañas al fondo, los naranjas campos de trigo, la carreta en el centro de la imagen, la empalizada, los verdes arbustos. La llanura de Crau se presenta en todo su esplendor.

Vincent van Gogh (1888), _La cosecha_.

Vincent van Gogh (1888), La cosecha.

Como todo cuadro impresionista, cuanto más pequeña la zona de la pintura que se mire, más difuso es todo. Si las elecciones nacionales se ven como el paisaje general de la pintura, las elecciones internas de cada partido son secciones más pequeñas de una pintura impresionista. Es mirar sólo la carreta, la montaña de trigo, los campesinos que se adivinan caminando, allá a lo lejos.

¿Qué afirmaciones se pueden hacer a partir de las encuestas en elecciones internas? Sólo las que se derivan de la contemplación de las pinceladas gruesas de varias encuestas. Aquí las que yo me animaría a listar.

En el caso del Frente Amplio, Yamandú Orsi está en primer lugar, Carolina Cosse está en segundo lugar y Mario Bergara y Andrés Lima están mucho más atrás. Con respecto a la distancia entre el primero y la segunda, depende de la encuesta que se mire, se ha mantenido (Opción, Cifra, Factum) o ha disminuido (Equipos, Usina de Percepción Ciudadana) entre las últimas mediciones y las penúltimas. La distancia es una incógnita fundamental, que oscila entre 1% y 16% según la encuesta que se mire.

En el caso del Partido Nacional, Álvaro Delgado está primero cómodo y salvo un evento catastrófico ganaría la elección interna. La distancia podrá ser de entre 27% y 54%, según las últimas estimaciones de Cifra, Factum, Equipos, Opción, Usina de Percepción Ciudadana; lo relevante es que es muy grande en cualquier caso.

En el caso del Partido Colorado, la elección está muy abierta. Esta elección tiene tal margen de incertidumbre que algunas encuestadoras no han publicado datos al respecto, y las que lo hacen advierten de las importantes dificultades metodológicas involucradas en sus estimaciones. Robert Silva ha aparecido primero, pero también Andrés Ojeda, y cerca Gabriel Gurméndez o Tabaré Viera o Gustavo Zubía, en posiciones que cambian entre encuesta y encuesta. Yo diría que no se puede decir demasiado. Pensemos que una estimación de un candidato con 10% en las internas del Partido Colorado serán unos 15.000 o 20.000 votos, lo que no llega a 0,5% del padrón electoral. Un número muy pequeño, difícil de estimar con precisión.

Esta penillanura levemente ondulada es la que tenemos ante nuestros ojos de cara a junio. Leroy se quejará por la indefinición del barco, del detalle gótico o del campesino lejano, pero no hay que pedirles a las encuestas más que lo que pueden dar, que es mucho. Si el valor real es exactamente 36% o 38%, escapa a sus posibilidades de exactitud para las elecciones internas. El puerto de Le Havre, la catedral de Rouen o la llanura de Crau son la impresión que nos pueden transmitir, su objetivo y su propósito.

Fernando Esponda es economista.


  1. “La piedra en el zapato (de las encuestadoras): encuestas de opinión y elecciones internas 2009”, en Revista Uruguaya de Ciencia Política - Vol. 18 N°1 - ICP - Montevideo. En el artículo mencionan otros puntos metodológicos que, por espacio, no desarrollé aquí: orden de las preguntas o el efecto de “social desirability”.