Dentro del menú de precandidatos del Partido Nacional (PN), la economista Laura Raffo es quien empezó la campaña con más tiempo, ya que hace casi un año que lanzó el movimiento Sumar, que nuclea a todos los sectores que la apoyan: el herrerismo, Alianza Nacional y el Movimiento Nacional de Rocha. Todas las encuestas la ubican segunda en la interna blanca, detrás del exsecretario de Presidencia Álvaro Delgado, y su eslogan de campaña es “Hagamos historia”. A tres semanas de las elecciones internas, y mientras está en plena campaña, Raffo conversó con la diaria sobre las propuestas de su programa de gobierno, la seguridad y los últimos coletazos del caso Alejandro Astesiano, entre ellos, las polémicas afirmaciones de la exfiscal Gabriela Fossati sobre su desconfianza en la Fiscalía.

¿Qué es lo que más le preocupa a la gente, según lo que te comentan en las recorridas de campaña?

Los uruguayos tienen aspiraciones de desarrollarse más. Entonces, el que puede haber conseguido un empleo igual te dice: “Quiero que mi hijo consiga un trabajo”, porque es difícil para los jóvenes. Reconocen los avances, obvio: bajó la inflación, la menor de los últimos 20 años, pero Uruguay sigue siendo un país caro. Sobre todo, cuando vas a la frontera, que se ve esa diferencia de precios eterna, en pasta de dientes, papel higiénico y champú, por ejemplo. A veces dicen que el uruguayo es un pueblo tranquilo, pero todos tienen aspiraciones y quieren cumplir sus sueños: la casa propia, que el hijo termine de estudiar y consiga trabajo, y poder hacer unas vacaciones en familia.

En cuanto a la seguridad, hay una ola de homicidios, y hace pocos días incluso hubo un cuádruple asesinato, en el que mataron a un niño y un adolescente. ¿Cuál es la solución?

Lo primero es el dolor que te genera, porque no querés ver que en tu país pase esto. Lo segundo es reconocer que es un proceso regional y mundial, que lamentablemente comenzó en Uruguay hace ya más de 15 años, y que se empezaron a tomar las medidas, pero que falta camino por andar. Entonces, lo que nosotros planteamos, de trabajar en dos patas, que son la represión y la prevención del delito, es la manera de profundizar el trabajo y asegurar una convivencia en paz.

Las cárceles también están en crisis y no parecen haber mejorado mucho en este período.

Lo primero que se hizo fue trabajar en el hacinamiento. Se viene corriendo de atrás, se recibieron cárceles superpobladas y, como se fue mucho más duro en combatir el delito, más delincuentes terminaron en la cárcel; entonces, los 3.900 cupos que se aumentaron para las cárceles siguen quedando cortos. Nosotros planteamos aumentar 3.000 más y sobre todo trabajar mucho más en los programas de rehabilitación y de educación en cárceles. Por eso nos parece clave que eso quede bajo la égida del Ministerio de Justicia [que propone crear], porque hoy el mismo que persigue al delincuente, el Ministerio del Interior [MI], tendría que rehabilitar al delincuente; es complicado que se haga de esa manera.

Delgado ha dicho muchas veces que votarlo a él es “reelegir al gobierno”. Implícitamente, eso quiere decir que elegirte a vos no sería la continuidad del gobierno, pero uno de tus asesores en seguridad es el senador Luis Alberto Heber, que fue justamente la cabeza del MI hasta que renunció por las polémicas varias a raíz del pasaporte otorgado al narcotraficante Sebastián Marset.

Luis Alberto es el presidente del herrerismo, y por supuesto que estoy muy agradecida de que nos acompañe en Sumar y que construya a lo largo de todo el país esa gran estructura electoral del herrerismo con su conocimiento político. En la mesa de seguridad tenemos muchos asesores, también a [el senador de Alianza Nacional] Carlos Camy, que para mí es un referente, era mano derecha del Guapo [Jorge] Larrañaga, sabe muchísimo de seguridad y es el que logró la aprobación parlamentaria para el plebiscito de los allanamientos nocturnos. Está la exfiscal Gabriela Fossati, que sabe mucho de todo el sistema judicial y de Fiscalía; ha hecho aportes muy valiosos. Y está el aporte joven de Matías Terra, director de Convivencia [del MI]. Es un equipo bien diverso y plural.

¿No puede generar suspicacias la incorporación de Fossati a la política dentro del PN, pocos meses después de haberse alejado del caso del exjefe de custodia del presidente Luis Lacalle Pou, Alejandro Astesiano?

Fue la que lo encarceló, ¿no? O sea que no creo que genere suspicacias.

¿Qué opinión tenés de lo último que se supo sobre el caso? Que Lacalle Pou estuvo al tanto del operativo policial para vincular al presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, con una boca de venta de droga.

El Frente Amplio [FA] se concentra en subirle el volumen a casos que están en manos de la Justicia en lugar de hacer propuestas sobre problemas que le preocupan a la gente, como el empleo, la salud y la educación, y no por estar subiendo el volumen quiere decir que se tenga la razón. Por otro lado, la Fiscalía debería preocuparse por dar garantías y cuidar la privacidad de todos los uruguayos. ¿La Fiscalía no debería cumplir su función de cuidar esa privacidad? Me parece que la voz de alerta que hizo Fossati refleja lo que les preocupa a muchos uruguayos.

¿No es al menos polémico que una exfiscal, que justamente tuvo a su cargo el caso Astesiano, diga: “Si mañana vienen a buscar mi teléfono, lo piso y lo rompo bien”?

Fue una declaración de impacto para generar una voz de alerta, porque el tema que les preocupa a los uruguayos son sus garantías y su privacidad.

Es una forma un poco extraña de llamar la atención sobre un tema.

No, a mí me parece que lo que hizo fue poner una voz de alerta.

¿Y sobre el mensaje particular de ese chat entre Lacalle Pou y Astesiano, acerca de Abdala, qué opinás?

Sobre eso declaró el presidente, así que yo no voy a opinar.

“La economía liberal favorece el bolsillo de la gente”

El leitmotiv de tu campaña es “bajar el costo de vida de los uruguayos”. Entre las medidas que proponés en tu programa de gobierno se incluye la “facilitación y flexibilización de los mecanismos de importación”. ¿Eso no puede traer problemas para la industria nacional?

No, creo que precisamente ser mucho más liberales en cuanto a que importar implica beneficiar el bolsillo de todos los uruguayos. Esa importación la puede hacer cualquiera, desde el pequeño almacén de Paysandú, que puede comprar en un supermercado de Colón [Entre Ríos] más barato y venderle a la gente de Paysandú, hasta las grandes empresas importadoras. Hoy todos esos productos igual están presentes en Uruguay, porque no hay una prohibición, pero salen mucho más caros, entonces, planteamos que esos mismos productos, que hoy cumplen con reglas de importación que hacen que el bolsillo no le rinda al uruguayo, se puedan traer, pero con un facilitación de los trámites de importación.

El problema está en las barreras paraarancelarias: no te cobran un arancel por importar ese producto, pero hay barreras. Por ejemplo, el registro en el Ministerio de Salud Pública solamente lo puede hacer quien tiene el dosier completo del producto, pero lo tiene solamente el fabricante original; entonces, el almacenero de Paysandú no lo puede traer desde Colón. Pero, en definitiva, si ese producto se está vendiendo en Uruguay desde hace más de 20 años, ¿por qué no lo podría importar cualquiera? Entonces, es una cuestión de libertad, de proteger el bolsillo de los uruguayos y de hacerles rendir más su sueldo.

Esto que planteás, que parece sencillo, ¿por qué no lo hizo el actual gobierno?

Este gobierno avanzó en detectar todos los productos que en Uruguay tienen un sobreprecio respecto a la región, y encargó, a través del Banco Central, una serie de estudios. Se llegó a diferencias de precios de 57% o 192% en productos básicos de higiene personal, que son los que más menciono porque son los que estamos más acostumbrados a ver de contrabando, no sólo los que viven cerca de la frontera, sino cualquier montevideano que vaya a la feria. Entonces, no sólo mejoraría el bolsillo a todos los uruguayos, sino que además terminaría con el contrabando a gran escala, que le hace daño a todo el Uruguay, a los pequeños comercios y a los emprendedores, porque es una competencia desleal.

Desde el gobierno se insiste mucho –y los precandidatos blancos también lo hacen, como Álvaro Delgado– con que en esta administración no se subieron los impuestos. Pero en los primeros días de marzo de 2020, antes de la pandemia, el gobierno redujo el descuento del IVA de compras con tarjeta de débito, que pasó de 4% a 2%. Eso en la práctica fue una suba de impuestos, y encima del IVA, que es una carga fiscal generalizada.

No coincido.

Pero, más allá de la discusión semántica, en los hechos a la gente que compra con tarjeta de débito se le cobra más IVA que antes.

Tuvo una deducción menor, son dos cosas diferentes. Este gobierno bajó impuestos, el IRPF y el IASS. Es una realidad, no hay discusión.

Pero se le cobra más IVA al que paga con tarjeta de débito.

Una deducción que existía, se hizo en menor medida. Yo creo mucho en las deducciones de impuestos, me parecen muy importantes, porque fomentan que algo suceda. En su momento, cuando se dedujeron impuestos para pagar con tarjeta, se trataba de fomentar el uso de los medios de pago electrónicos, porque tienen más trazabilidad, se baja la evasión fiscal, la gente anda con menos dinero en la calle, etcétera.

¿A qué te refieres con la “política nacional de competencia” que figura en tu programa?

Cuando cualquier uruguayo va a comprarle un regalo a su madre por el Día de la Madre, una remera, por ejemplo, va y se fija cuánto cuesta en el local que le queda cerca de la casa, en la feria de los domingos y en un shopping, y elige donde le parece mejor la relación calidad-precio, el color de la remera que le gusta a su madre y la compra. Esa libertad de elección y de competencia hace que el del shopping, el del local y el de la feria compitan entre sí por atraer al cliente; por lo tanto, termina reduciendo el precio: te hacen los descuentos de los viernes, los descuentos con tarjeta y te lo venden más barato porque es el Día de la Madre; eso beneficia al consumidor. Imaginate la potencia de una política nacional de competencia que vele por que en todos los órdenes de todos los productos que adquieren los uruguayos esa competencia exista; es muy beneficioso.

¿Pero cómo se fomenta esa competencia desde el Estado? Porque en el ejemplo que pusiste, del shopping y todo eso, el Estado no tiene mucho que ver…

El Estado es quien, al tener una política nacional de competencia, vela por que en cada uno de los rubros esa competencia exista: detecta cuando hay prácticas anticompetitivas, como distribuciones únicas o importadores con determinadas exclusividades. Claro que son los privados los que venden, al Estado vendiendo cosas no lo queremos, eso lo tenemos clarísimo. Es muy liberal lo que estoy planteando. Tenemos una concepción liberal de la economía porque creemos que la economía liberal favorece el bolsillo de la gente y le hace rendir más la plata al trabajador.

Hablando de competencia: ¿cuál es tu postura sobre el monopolio de los combustibles que tiene Ancap?

Yo creo en la liberalización de la importación y la distribución de combustibles, hay que ponerlo arriba de la mesa de nuevo. En este período los socios del gobierno no acompañaron esa iniciativa [el Poder Ejecutivo la había incluido en el proyecto original de la ley de urgente consideración], pero creo que hay que volverla a discutir, también –de vuelta– pensando en el bolsillo del consumidor, del ciudadano y del productor.