El plan de la familia Caram-Dos Santos para los próximos cinco años consistía básicamente en un enroque: Pablo, impedido de presentarse a una segunda reelección, debía competir por una de las dos diputaciones del departamento, mientras que Valentina, que en este quinquenio ocupó justamente una de esas dos bancas por el Partido Nacional (PN), debía competir por el primer puesto del gobierno departamental. Sin embargo, el escándalo de las horas extras frustró –parcialmente– la estrategia del tío y la sobrina.
Condenado a 14 meses de prisión en régimen de libertad a prueba, Pablo Caram fue inhabilitado por la Corte Electoral para ejercer cargos públicos mientras dure su condena. Valentina dos Santos acordó con la Justicia una condena de seis meses de prisión, también en régimen de libertad a prueba, que termina en enero de 2024; esto, como ya advirtió su grupo político Artigas Adelante, le permitiría postularse como una “ciudadana libre” a la Intendencia de Artigas.
El pasaje desde el Ejecutivo departamental a un cargo público –casi siempre legislativo– es algo habitual. En la misma situación que Caram, aunque sin un procesamiento, Fernando Echeverría renunció días atrás a la Intendencia de Flores para presentarse como candidato a diputado por el departamento. Por disposición constitucional, los jefes departamentales deben dejar su cargo tres meses antes de las elecciones nacionales para postularse a la Cámara de Diputados. Echeverría, hijo del dos veces intendente de Flores Walter Echeverría (1985-1995), encabezará a nivel departamental la lista del sector Aire Fresco del PN.
Más ambiciosa es la meta que se fijó Carlos Moreira, figura central de la política coloniense en los últimos 30 años. A pocos meses de finalizar su cuarto período al frente de la Intendencia de Colonia, el dirigente del PN pretende retornar a la Cámara de Senadores a través del sector D Centro. Moreira intentará repetir lo que hizo entre 2005 y 2015, cuando, imposibilitado de presentarse a una segunda reelección, permaneció durante una década en el Senado mientras Walter Zimmer era intendente de Colonia.
También sin la opción de la reelección, el intendente de Maldonado, Enrique Antía, se postulará al Senado por el PN con la nueva agrupación Alianza País, aunque con menos pretensiones. “Voy a ser suplente al Senado de Javier García”, declaró semanas atrás a la radio RBC de Piriápolis. Su intención es quedarse en el departamento y “apoyar al equipo que gobierne en Maldonado”.
Al igual que Moreira, Antía continúa al frente del gobierno departamental, dado que la carta magna sólo exige dejar el cargo tres meses antes a quienes aspiran a la diputación. Antía ya fue senador entre 2005 y 2010, cuando el frenteamplista Óscar de los Santos gobernó el departamento; entre 2010 y 2014 integró el directorio de UTE.
En Durazno, Carmelo Vidalín está en el tramo final de su cuarto período y no puede presentarse nuevamente a la reelección. Días atrás, en una conferencia de prensa en la que oficializó su apoyo a Domingo Rielli como candidato a la Intendencia de Durazno, Vidalín expresó su deseo de desempeñarse como edil en el próximo quinquenio. No obstante, también ha dicho que podría integrar la lista de Aire Fresco al Senado, pero “desde un punto de vista formal”. “A mí la enfermedad por la cual me hizo pasar Dios me cambió”, manifestó recientemente en una entrevista con la radio Uruguay.
En Salto, después de haber marcado un piso de 13.000 votos en las pasadas elecciones internas, el frenteamplista Andrés Lima aspira a ingresar al Senado en la próxima legislatura. Su sector, Encuentro Federal Artiguista, está definiendo dentro de qué sublema del Frente Amplio (FA) competirá en las elecciones nacionales.
El séptimo intendente reelecto en 2020, y, por ende, sin posibilidad de continuar en el gobierno departamental, es Yamandú Orsi. Luego de dos décadas en la Intendencia de Canelones (diez años como secretario general y diez años como jefe departamental), Orsi pretende pasar directamente a la Presidencia de la República.
En suma, todos los intendentes sin posibilidad de reelección aspiran –o aspiraban, en el caso de Caram– a continuar en un cargo público. La mayoría quiere entrar al Parlamento, lo cual se corresponde con la tendencia histórica. Según contabilizó la diaria, desde la recuperación democrática hasta las elecciones nacionales de 2019 hubo 20 casos de intendentes que, ante la imposibilidad de seguir en el gobierno departamental, pasaron a ocupar una banca en el Parlamento, en un total de 35 casos posibles.
Los casos más recientes: el senador Sergio Botana (Cerro Largo) y el diputado Marne Osorio (Rivera); también Carlos Enciso (Florida), que renunció a la cámara baja al ser designado embajador uruguayo en Argentina, y Dardo Sánchez (Treinta y Tres), que dejó la diputación por problemas de salud.
A su vez, entre los 15 casos de intendentes que no ingresaron al Parlamento hay algunos casos en los que siguieron en la función pública, como el colorado Mario Carminatti (Río Negro), que entre 1995 y 1998 fue presidente de UTE.
Intendencia-diputación-intendencia: “Son las reglas de juego”
De los otros 12 intendentes que fueron electos en las elecciones departamentales de 2020, sólo dos, Carolina Cosse y Omar Lafluf, no aspiran, en principio, a la reelección. La primera, porque integra la fórmula presidencial del FA junto con Orsi; por este motivo renunció a la Intendencia de Montevideo a principios de julio. El último intendente de Montevideo que completó dos períodos consecutivos fue el frenteamplista Mariano Arana, entre 1995 y 2005.
El segundo, porque ha dado a entender que, por razones familiares, no se postularía nuevamente a la Intendencia de Río Negro. Su hijo, Pedro Lafluf, aseguró días atrás en la radio Impacto de Fray Bentos que la reelección de su padre “está completamente descartada”. “Él sabe que no está para esos trotes”, afirmó, en referencia a la edad del dirigente nacionalista. Con todo, a sus 70 años, Lafluf ya resolvió competir por una de las dos diputaciones del departamento a través del sector Por la Patria del PN; además, no ha desechado por completo la posibilidad de la reelección.
En diálogo con la diaria, Daniel Chasquetti, politólogo especializado en las relaciones entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, señaló que cuando un intendente con la posibilidad de la reelección compite igualmente por la diputación “es porque está desafiado desde adentro del partido”. “Si corren riesgo de perder la banca, no pueden usar un candidato de fantasía, entonces, van ellos, a pesar de que no es lo que quieren”, apuntó. La obtención de la diputación “es como un reaseguro”, añadió.
Está permitido –y ha pasado– que jefes departamentales renuncien a la intendencia para postularse a la diputación, la obtengan y posteriormente abandonen la banca para asumir un segundo período en el gobierno departamental. Vidalín lo hizo tres veces.
Para Chasquetti, este modus operandi “no está bien”, porque en definitiva el diputado que es electo por la ciudadanía no es quien cumple la tarea legislativa. Sin embargo, señaló que a nivel departamental “esas cosas están bastante claras” en el electorado; apuntó además que los dirigentes locales simplemente “están respondiendo a los incentivos que generan las reglas de juego”. “Ellos explotan al máximo las posibilidades que les da el sistema electoral”, resaltó.
Por otro lado, Chasquetti señaló que, en general, “los diputados del interior presentan como objetivo de carrera ser intendentes”. “Nosotros venimos haciendo encuestas a los legisladores desde 2007, cuando les preguntamos dónde se imaginan en el próximo período, y ellos son bastante sinceros y te dicen [en la intendencia]; normalmente hay una correlación fuerte entre el cargo de intendente y el deseo aspiracional de los diputados del interior”, comentó. Este es el caso, por ejemplo, de Dos Santos en Artigas, quien en esta legislatura asistió sólo a 67% de las sesiones de la Cámara de Diputados.
Nueve intendentes blancos van por la reelección
Desde 1985 a la fecha se realizaron ocho elecciones departamentales, en las cuales hubo un total de 42 reelecciones. En mayo del año que viene podrían darse, como máximo, diez reelecciones más, siempre y cuando Lafluf no se presente en Río Negro.
En la ciudad de Paysandú, algunos muros dicen que “Olivera sigue”, en referencia a la decisión del actual intendente, el nacionalista Nicolás Olivera, quien ya anunció que irá por la reelección. También lo anunció Guillermo Besozzi en Soriano. “A mí lo que me gusta es el Ejecutivo, me siento más cómodo, no me gusta demasiado el Legislativo”, confesó recientemente a la diaria el dirigente del PN. Besozzi competirá por su cuarto mandato; entre 2015 y 2019, cuando no pudo presentarse al gobierno departamental, fue senador.
Otros dirigentes nacionalistas que pretenden la reelección son José Yurramendi (Cerro Largo), que ya lanzó su campaña en un acto con el exintendente Botana; Mario García (Lavalleja), que anunció su respaldo a la candidatura de la exintendenta Adriana Peña a la diputación; Wilson Ezquerra (Tacuarembó), Mario Silvera (Treinta y Tres), Alejo Umpiérrez (Rocha), Ana Bentaberri (San José) y, muy posiblemente, Guillermo López (Florida), quien, si bien no lo ha confirmado, sí ha manifestado claramente su voluntad de seguir (“es más sí que no”).
En el norte, Richard Sander procurará mantenerse en la Intendencia de Rivera, el único gobierno departamental que tiene actualmente el Partido Colorado (PC). El objetivo de la lista 2000, el sector del PC que gobierna el departamento desde el 2000 y que lidera Sander junto con los exintendentes Tabaré Viera y Marne Osorio, es que Osorio continúe en la Cámara de Diputados y Viera en el Senado. “Tabaré presidente, Richard intendente, Marne diputado”, resumía el eslogan que usó semanas atrás la lista 2000 en las elecciones internas.