El reloj marcó la medianoche y las mujeres sauditas salieron a las calles. Se dirigieron a sus autos, abrieron las puertas y entraron para sentarse, esta vez, en el asiento donde está el volante. Lo hicieron solas o acompañadas por otras mujeres igual de emocionadas. Sin varones. Ya era 24 de junio y dejaba de existir la última prohibición del manejo femenino de vehículos que quedaba en el mundo.
Las mujeres condujeron por las calles de Riad y otras ciudades del país durante toda la jornada del domingo. Hubo videos, selfies y algunos tímidos puños en alto. Se vivió como una fiesta. No era para menos: las sauditas, las mismas que siguen sometidas a la tutela de los varones de la familia para casarse, estudiar en la universidad, operarse o viajar al extranjero, conquistaron el derecho a conducir vehículos. Antes, dependían de los familiares masculinos para desplazarse o tenían que invertir en choferes personales o taxis. Y esto sólo era posible cuando conseguían el permiso para hacerlo. El fin de la prohibición también permitirá a muchas mujeres integrarse a la fuerza laboral, desarrollar sus propios negocios y explorar el país.
De lo primero hubo pruebas el mismo domingo, cuando se graduó la primera generación de mujeres policías de tránsito, que dieron flores a las conductoras y tarjetas en las que se leía la frase “acompañadas con la paz”.
“Todo ha cambiado hoy. Voy a despedir al conductor, registraré el auto a mi nombre y lo voy a conducir a todos mis destinos”, relató Lamia al Husein desde Riad a la agencia de noticias Efe. El espíritu fue compartido por otras mujeres, de todas las edades, que documentaron sus primeros paseos detrás del volante.
La prohibición de conducir, impuesta por razones morales y religiosas hace décadas, ha sido una de las principales reivindicaciones de las defensoras de los derechos de las mujeres a lo largo de los últimos 30 años en Arabia Saudita y el resto del mundo.
La norma que entró en vigor el domingo fue anunciada en setiembre de 2017 por el rey Salman bin Abdulaziz, en el marco de las reformas que impulsó su hijo, el príncipe heredero Mohammed bin Salman. Sin embargo, a pesar de haber reconocido que cree en la igualdad entre varones y mujeres, las señales del príncipe han sido contradictorias. Por ejemplo, no abolió la tutela. Tampoco frenó la represión y persecución que viven los disidentes, incluyendo algunas activistas que previamente habían hecho campaña contra la prohibición del manejo femenino. Varias de ellas continúan presas.
En mayo, las detenciones de activistas recibieron la crítica del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. El gobierno de Riad respondió a esa denuncia y justificó los arrestos alegando que los detenidos habían intentado “conspirar contra la seguridad y estabilidad” del país.
El número de mujeres que pueden conducir todavía es bajo porque, por el momento, sólo tienen permitido manejar aquellas que se hayan formado y hayan obtenido licencias en países extranjeros. Un portavoz del Ministerio del Interior dijo el domingo que se habían presentado 120.000 solicitudes de permisos, aunque no precisó cuántas habían sido aprobadas.
Las demás mujeres deberán hacer los cursos en las nuevas academias de manejo controladas por el Estado antes de adquirir las licencias. De acuerdo con un estudio de la consultora PwC, en 2020 habrá cerca de tres millones de conductoras en Arabia Saudita.
La semana pasada, de cara a este cambio, la Administración de Tráfico colocó carteles en las calles del país para recordar a las mujeres las reglas de conducir. Por otro lado, la Fiscalía General anunció multas de unos 140.000 dólares y hasta cinco años de cárcel para quienes acosen a las conductoras o las ridiculicen. Están avisados.