El jueves 22 de octubre el Tribunal Constitucional de Polonia declaró inconstitucional la interrupción del embarazo por malformación del feto o enfermedad irreversible. Así, redujo las causales legales por las que las mujeres polacas pueden abortar: por violación o incesto y por riesgo de vida de la madre. Desde entonces, las protestas lideradas por organizaciones feministas se multiplican en el país.

La decisión del tribunal responde a una petición que presentó un grupo de parlamentarios de Ley y Justicia, el partido ultraconservador que gobierna Polonia. Los promotores del fallo argumentaron que el aborto por malformación del feto es una forma de “eugenesia que no respeta la dignidad humana” y, por lo tanto, no podía ser avalada por la Constitución.

Polonia tenía una de las leyes de aborto más restrictivas de Europa incluso antes del fallo. Pero, en los hechos, esta decisión implica casi una prohibición total de la práctica, ya que –según los datos del Ministerio de Salud– más de 95% de los abortos legales en Polonia se realiza por anomalías fetales graves.

En abril, con el apoyo del oficialismo, el Parlamento se disponía a debatir un proyecto impulsado por la organización provida Stop Aborto que también proponía eliminar de la ley polaca la posibilidad de abortar si el feto padece malformaciones o una enfermedad irreversible. Sin embargo, luego de multitudinarias protestas en autos y bicicletas –por la crisis sanitaria– la bancada oficialista envió la iniciativa a comisión parlamentaria y el trámite quedó paralizado.

Desde que se conoció el anuncio del tribunal, decenas de mujeres salieron a las calles en distintos puntos del país –desde la capital hasta pequeñas localidades rurales– para rechazar el fallo y defender sus derechos sexuales y reproductivos. Una de las principales consignas de las protestas es #PiekłoKobiet (“infierno de mujeres”, en polaco). La imagen de un rayo rojo, que aparece pintada en rostros, carteles y banderas, se convirtió en el emblema.

El miércoles, el colectivo feminista Strajk Kobiet (“huelga de mujeres”) dio un paso más y llamó a un paro nacional de mujeres como señal de indignación por el fallo, pero también por otras medidas del gobierno que atentan contra los derechos de las mujeres, las personas LGBTI y minorías. Las activistas llamaron a no ir a trabajar ni a estudiar y no abrir los comercios y empresas. “Tenemos que detener esta Polonia por un tiempo y hacer una nueva”, aseguró Marta Lempart, una de las integrantes del grupo.

El fallo constitucional generó distintas reacciones de políticos y organizaciones internacionales. “El tribunal de Ley y Justicia ha prohibido el aborto en Polonia. Las mujeres en Polonia serán torturadas. Tendrán hijos con anencefalia, con espina bífida, sin corazón, niños que morirán en agonía”, lamentó la diputada Marcelina Zawisza, del partido de izquierda Razem. Por su parte, el ex primer ministro polaco y ex presidente del Consejo Europeo Donald Tusk lo calificó de “villanía política”. “Lanzar el tema del aborto y fallar en un seudotribunal en medio de una pandemia furiosa es más que cinismo”, agregó Tusk en Twitter.

Las organizaciones Amnistía Internacional, el Centro de Derechos Reproductivos y Human Rights Watch aseguraron que la decisión del Tribunal Constitucional polaco “causa aún más daño a las mujeres y las niñas y viola sus derechos humanos”. En esa línea, pidieron al gobierno “abstenerse de tomar medidas regresivas que restrinjan el derecho de las mujeres a la atención de la salud sexual reproductiva”.