La pandemia por covid-19 atravesó la vida de prácticamente todas las personas. Las consecuencias del encierro aparecieron rápidamente a nivel económico, social y emocional. A su vez, las medidas de confinamiento implicaron repensar la organización de la vida cotidiana y las dinámicas de relacionamiento social. En este sentido, la virtualidad tuvo –y tiene– un rol central en las formas de mantener y construir vínculos entre las personas. Y las consecuencias en el escenario social no se mantuvieron ajenas a la virtualidad. El incremento del uso de herramientas digitales supuso un aumento de situaciones de violencia de género en internet. Por eso, la sexta edición de la campaña “Noviazgos libres de violencia”, coordinada por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), tiene el foco en la violencia digital que impide el desarrollo y pleno disfrute de una vida libre de violencia hacia mujeres, adolescentes, niñas y niños.
Año a año, la campaña tiene como objetivo central generar acciones que promuevan “la reflexión, sensibilización e impulsen un cambio cultural” mediante la promoción de “pautas no violentas” en las relaciones afectivas entre jóvenes y adolescentes. Con esas premisas, se realizarán diferentes actividades en instituciones educativas públicas y privadas a nivel nacional hasta el 25 de noviembre.
En las cinco ediciones anteriores participaron más de 61.000 adolescentes y jóvenes que se involucraron en acciones de prevención y sensibilización sobre noviazgos libres de violencia, de acuerdo con los datos de Inmujeres. Junto ellos trabajaron 5.100 adultos referentes que propiciaron la promoción de derechos mediante cientos de actividades en todo el país.
Violencia digital
“La violencia digital no es solamente exponer la intimidad de otra persona”, manifestó la directora de Inmujeres, Mónica Bottero, en el lanzamiento de la campaña este lunes. Este tipo de violencia, sostuvo Bottero, incluye comportamientos como “faltas de respeto”, “desprecio al otro” y “burlas sobre las características físicas, origen familiar, condición étnico-racial o condición de migrante de una persona”, entre otras situaciones de hostigamiento, acoso y discriminación.
Bottero señaló que 94% de las y los jóvenes de 15 a 24 años en los “países desarrollados” están conectados a internet y ese porcentaje desciende a 65% en los “países en desarrollo”. En el caso de Uruguay, sostuvo que “seguramente” el país tiene “cerca de 90%” de jóvenes y adolescentes en línea. A partir de esos datos, consideró que es necesario “analizar” y “trabajar” sobre la forma en que se establecen los vínculos sociales en el contexto digital, incluidas las relaciones afectivas y, en especial, los “primeros vínculos” entre jóvenes y adolescentes.
La directora de Inmujeres sostuvo que adolescentes y jóvenes deben conocer sus derechos para construir vínculos sanos y es necesario “atender que el mundo digital es parte de nuestra realidad” y que las situaciones que se desarrollan en ese espacio tienen consecuencias “físicas y psicológicas” en las personas.
Por su parte, el director del Instituto Nacional de la Juventud (Inju), Felipe Paullier, señaló que la campaña se ha transformado en una política pública a lo largo de los años y que las y los adolescentes “se han apropiado de la misma”. A su vez, comentó que este año, en medio de un proceso de “recuperación” después de la pandemia, la violencia en las relaciones afectivas entre jóvenes y adolescentes debe ser un “tema de agenda” porque las “dificultades se han profundizado” por la expansión de la covid-19.
En tanto, el director de Educación del Ministerio de Educación y Cultura, Gonzalo Baroni, destacó que con el cambio de administraciones se “siga trabajando y profundizando” en minimizar las situaciones la violencia de género, que es un “flagelo de la sociedad que ha agudizado la pandemia”.
A su turno, la alcaldesa del Municipio CH, Matilde Antía, sostuvo que esta campaña “la ocupa” como mujer joven, además de hacerlo desde su rol en el municipio. Manifestó que desde todos los niveles de gobierno deben “cinchar de la misma cuerda por una sociedad más justa, donde las mujeres no sean violentadas”.
“Más educación sexual”
Las y los jóvenes presentes en el lanzamiento de la campaña participaron en una actividad de reflexión sobre situaciones de violencia que atravesaron en las redes sociales. Estudiantes de los liceos 7 y 28 se dividieron en dos grupos en los que compartieron mensajes negativos y positivos que recibieron en internet. Luego, los escribieron en dos cartulinas blancas. Las expresiones negativas fueron las que aparecieron con mayor facilidad: “inseguridad”, “odio”, “acoso”, “gord@”, “¿no comés?”, pero también las hubo positivas: “me gusta tu estilo”, “me siento feliz por vos”, “conocer gente nueva”, entre otras.
Finalizada la actividad, los grupos de estudiantes se reunieron para tomarse una foto junto a quienes coordinan la campaña. Además, escribieron otros mensajes junto a un cartel con la forma del hashtag #NLV (noviazgos libres de violencia): “amor propio”, “respetame”, “empatía”, “más amor, menos odio”, “yo te creo”, “no estás sol@”, “apropiate de tus derechos” y más.
En conversación con la diaria, estudiantes de los terceros años del liceo 7 resaltaron la importancia de esta campaña y la necesidad de visibilizar la violencia digital, la violencia en relaciones afectivas y situaciones “feas” en las que muchas veces se ven envueltos por el hecho de “no conocer” a qué situaciones pueden exponerse o “estar experimentando” y conociendo su sexualidad.
“A veces se piensa que está todo solucionado y no hay violencia entre los jóvenes, pero no es así”, comentó un estudiante. “Hay que hablar y concientizar sobre el tema”, agregó. Asimismo, las y los estudiantes manifestaron que es fundamental escuchar las voces de los propios jóvenes y adolescentes sobre cómo viven la virtualidad, qué uso hacen de las redes sociales y cómo se presentan en los perfiles de cuentas personales.
En el liceo 7, los temas de violencia en el noviazgo son abordados en talleres de educación sexual, pero consideran que no es suficiente. Sostuvieron que es necesario que la educación sexual integral (ESI) sea un curso obligatorio en la currícula de los centros educativos y comience a enseñarse desde la escuela.
En su opinión, esto les permitiría “estar más guiados” y “no sufrir tanto” ante algunas situaciones. “Es verdad que de algunos errores se aprende, pero hay otros que no tienen vuelta atrás, que te marcan y podrían evitarse”, señaló una estudiante. De la misma forma, sostuvieron que es necesario generar más espacios donde se aborde la “igualdad de género y la expresión de la identidad de género”, que muchos y muchas comienzan a experimentar en la juventud.
“Cuando una persona ingresa en la etapa de la adolescencia afronta cambios de todo tipo: hormonales, del desarrollo del cuerpo y emocionales, y no recibe ayuda ninguna al atravesarlos si no fuera por las clases de educación sexual”, comentó un adolescente. La educación sexual es “importante para conocernos como personas y sobrellevar esos cambios”, agregó una compañera.
Además, sostuvieron que el abordaje de las clases de ESI debería ser más “participativo”. “El foco debe estar más en nosotros y en lo que sentimos, en los cambios que estamos atravesando a nivel biológico, pero también en nuestros sentimientos y en la expresión de género y hablar sobre cómo es el sexo a esta edad”, señaló una estudiante; “todas esas cosas son fundamentales en un taller de sexualidad”.