Mañana martes 8 de marzo se llevará a cabo una nueva convocatoria y manifestación en el marco del paro por el Día Internacional de la Mujer. El PIT-CNT resolvió su adhesión, pero a diferencia de otros paros, en este los servicios no se verán tan resentidos.

Pese a la resolución de la central sindical, los movimientos feministas han recalcado que la idea es que el paro sea sólo de mujeres para que puedan asistir a las diferentes manifestaciones que se van a llevar a cabo en todo el país. Por este motivo, varios sindicatos han resuelto en la interna que los hombres no paren, así como otros han decidido que los servicios permanezcan activos para poder asegurar la concurrencia en la convocatoria.

Este es el caso del transporte público. La Unión Nacional de Obreros y Trabajadores del Transporte resolvió adherir a la medida del PIT-CNT pero no detener los servicios de ómnibus, para poder asegurar la concurrencia a la manifestación del 8M, que el martes partirá a las 18.00 horas desde la plaza Libertad.

Por otro lado, el Sindicato del Taxi decidió que quienes paren sean sólo las mujeres afiliadas, por lo que habrá servicio de taxímetro.

En el caso de la educación, los sindicatos de docentes de UTU y Universidad de la República (Udelar), así como el de funcionarios de la Udelar, resolvieron un paro de 24 horas de mujeres y disidencias.

En el caso de la Federación de Funcionarios de la Salud Pública, adhirió al paro general designado como lo planteó el PIT-CNT, con las correspondientes guardias en los servicios de emergencia y urgencia. El Sindicato Médico, en tanto, convocó a las mujeres médicas a participar en la manifestación.

En el caso del sindicato bancario, AEBU, también habrá paro de mujeres y disidencias, mientras que la Federación Ancap resolvió que las mujeres agremiadas hagan paro aunque no se detendrán las actividades en La Teja.

En el caso de las empresas públicas, los sindicatos de Antel (Sutel) y OSE (Ffose) adhieren al paro general, mientras que el de UTE (Aute) convoca a parar a las mujeres y a sumarse tanto a la manifestación en el centro de Montevideo como a las actividades locales en el interior del país.

Intersocial Feminista reclamará la reinstalación de “ámbitos de diálogo entre Estado y sociedad"

"Las mujeres y disidencias vivimos en peligro en este país. La violencia cruenta hacia las mujeres, como el caso de violación grupal, la violencia sexual perpetrada por fuerzas de seguridad que deberían brindarnos protección, los femicidios que no cesan, la violencia transfóbica y los abusos sexuales hacia nuestros hijos e hijas son una muestra de ese contexto que nos pone en riesgo. La violencia machista es la expresión más crítica de una sociedad profundamente desigual que coloca a las mujeres y disidencias como ciudadanías de segunda, sometidas a múltiples discriminaciones, violencias y explotación", asegura la proclama de la Intersocial Feminista que será leída este martes.

A continuación, el documento inicia varias oraciones con la expresión "Estamos hartas" para enumerar: "la doble moral, de la apropiación de nuestros cuerpos, de la falta de oportunidades, de la servidumbre doméstica disfrazada de matrimonio y/o amor maternal", así como "las múltiples discriminaciones", "el clasismo y la superioridad moral de quienes se creen 'gente de bien'" y "la desigualdad estructural, patriarcal, racista, capitalista, heteronormativa".

"Repudiamos la cultura de la violación", agrega la proclama, en donde se exige que se les enseñe a los varones "a no violar, a respetar los límites del consentimiento, a no explotar sexualmente de niños, niñas y adolescentes, a no acosar a las mujeres". También se denuncia "la violencia racista" y "la precarización de la vida de mujeres, disidencias, niños, niñas y adolescentes".

A su vez, se reivindica el lugar de las mujeres como quienes estuvieron "en la primera línea durante la pandemia llevando adelante las ollas populares" y como las que salen a la calle este 8M "a denunciar la violencia patriarcal, machista, racista, clasista y transfóbica".

Por último, la proclama incluye una serie de exigencias para "desmantelar la cultura machista" y "atender los efectos más críticos de la discriminación de género". Entre ellas figuran incorporar en la currícula educativa la educación en igualdad de género y la prevención de la violencia y explotación sexual, una justicia "que esté a la altura de las necesidades de las víctimas", "una respuesta policial" y "respuestas concretas" en vivienda, empleo, educación y sistema de cuidados, entre otros.