¿Dónde están Florencia Barrales Techera, Gina Rodríguez Sánchez, Micaela Ramírez Olivera, Yamila Estévez Techeira, Jennifer Gómez Reimundo, Daniela Bera Fernández y Tatiana Pintos? Esa es la pregunta que repiten una y otra vez sus familiares, que con el apoyo del colectivo ¿Dónde están nuestras gurisas? presentaron una denuncia colectiva este viernes en la Fiscalía de Delitos Sexuales, Violencia Doméstica y Violencia Basada en Género para exigir que se investiguen los casos. Se trata, en realidad, de la ampliación de una denuncia que fue presentada inicialmente en setiembre de 2021 y que ahora incluye el caso de Tatiana, quien fue vista por última vez el pasado 3 de enero, además de aportar datos nuevos.

Las siete desapariciones ocurrieron entre marzo de 2019 y enero de este año. En todos los casos se trata de mujeres jóvenes –de entre 19 y 35 años– que tenían consumo problemático de sustancias y que, de alguna manera, estaban vinculadas al barrio 19 de Abril. De hecho, muchas de ellas se conocían por frecuentar esa zona.

En una conferencia de prensa que brindaron al salir de la Fiscalía, las madres de cuatro de las mujeres desaparecidas denunciaron la falta de respuestas por parte del Estado. Hoy por hoy, lo único que tienen son hipótesis. Una de las que siempre están arriba de la mesa ante las desapariciones de mujeres tiene que ver con situaciones de trata con fines de explotación sexual.

“Las reunimos en una denuncia colectiva porque entendemos que sus desapariciones tienen que ser investigadas teniendo en cuenta los factores en común, pero también porque todas nos hemos encontrado con las mismas limitaciones e irregularidades en nuestra búsqueda de acceso a la justicia”, aseguró durante la conferencia Elizabeth Techera, la mamá de Florencia. Detrás de ella colgaban carteles con los rostros de las siete chiquilinas.

Entre las irregularidades denunciadas, Techera aseguró que “en algunos casos” no les han tomado la denuncia, “o esta se ha ‘perdido’”, y que las autoridades “presumen que, por ser mayores de edad, pueden haberse ido por voluntad propia”. A la vez, cuestionó que “se las ha culpabilizado de su propia desaparición”, “se ha delegado a las familias la responsabilidad de buscar” y no se les ha “brindado información sobre el curso de la investigación, si es que la hay”.

A su lado, Gladys Reimundo, la mamá de Jennifer, insistió en la necesidad de que “como sociedad comprendamos que esta problemática nos incumbe a todas y todos, y que es necesaria la presión social para que la Justicia haga su trabajo”. “El silencio es cómplice”, apuntó. “Estamos hablando de un problema social, y estamos denunciando que no se trabaja en la búsqueda y tampoco en la prevención; porque Tatiana desaparece en circunstancias similares en enero de este año, meses después de que presentáramos la denuncia colectiva, y nos preguntamos qué se hizo desde el Estado para prevenir su desaparición”.

“Hoy estamos acá por Florencia, por Gina, por Yamila, por Jennifer, por Daniela, por Micaela, por Tatiana, y por todas las demás”, apuntó Reimundo, con la voz quebrada. “Les invitamos a amplificar el grito por justicia, hasta que aparezcan todas. Queremos saber dónde están, queremos que se investigue y que aparezcan. Porque a las mujeres no se las traga la tierra”, afirmó.

La mamá de Yamila, Beatriz Estévez, recordó que la Justicia tiene “una obligación y una deuda con las víctimas, que no son sólo las mujeres que hoy permanecen desaparecidas, sino también sus madres, hermanas, hijas, hijos y familiares que las buscan”. Una deuda “de toda la sociedad generada por la indiferencia” del Estado, “que no ampara estas vidas, ya en riesgo antes de desaparecer”, puntualizó. En ese sentido, “lamentó” que no se trate de “casos mediáticos”, sino de mujeres que “circulan en los bordes de esta sociedad hipócrita, mientras sus captores y proxenetas viven sin culpas entre nosotras y nosotros”.

Pese a este panorama complejo, Techera dijo que este viernes, por primera vez en tres años, salió de la reunión “fortalecida”, “con esperanza” y con la sensación de estar “algo sostenida”, porque en la Fiscalía se les dio “importancia” y “valor” a las vidas de las siete mujeres. “Espero que lo que conversamos tenga sus frutos”, señaló, antes de agregar, en un tono más firme: “Vamos a seguir buscando a nuestras desaparecidas”.