El acceso seguro al aborto salva vidas. Lo demuestra la evidencia científica y la experiencia en los países en los que la práctica se ha legalizado. Así lo defendió el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, este miércoles en una conferencia de prensa en la sede de la organización en Ginebra, Suiza.

“Dada la decisión de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos de anular el fallo Roe vs Wade, quiero reafirmar la posición de la OMS. Todas las mujeres deben poder decidir sobre sus cuerpos y su salud. El aborto seguro es parte de la asistencia sanitaria”, manifestó Ghebreyesus.

El dictamen emitido el 24 de junio por la Suprema Corte establece que son los gobiernos de los estados los que, de ahora en más, deciden sobre su legislación en la materia. El Instituto Guttmacher, organización que promueve la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, estimaba hace unas semanas que, a partir de esta decisión, al menos 22 estados prohibirían o aplicarían restricciones en el acceso al aborto. El mismo día que se dio a conocer la medida, nueve estados ya lo prohibieron: Alabama, Arkansas, Kentucky, Luisiana, Misuri, Oklahoma, Dakota del Sur, Utah y Wisconsin. Varios de estos estados habían aprobado leyes que se activarían cuando se pronunciara el tribunal supremo.

Ghebreyesus afirmó que “múltiples investigaciones” muestran que restringir el acceso a la interrupción del embarazo lleva a las mujeres, adolescentes y niñas a someterse a prácticas inseguras que “resultan en complicaciones y hasta en la muerte”. Asimismo, señaló que la penalización del aborto tiene un “impacto mayor” en las mujeres de los sectores de la población en situación de mayor vulnerabilidad. Para el director general de la OMS, el dictamen de la Suprema Corte es un “retroceso” que desconoce “cuatro décadas de avances en este ámbito”.

Por su parte, Soumya Swaminathan, científica principal de la OMS, sostuvo: “Mi experiencia en India es que el acceso al aborto salva vidas y que negarlo es como negar a alguien un medicamento que lo puede salvar”. Además, planteó que si las mujeres no tienen acceso seguro a esta práctica por el sistema de salud “igual lo van a intentar”, a través de mecanismos que ponen en riesgo su salud física y mental e incluso su vida.

Ghebreyesus y Swaminathan hicieron hincapié en las directrices de la OMS para la atención en esta área, que fueron actualizadas en marzo de este año. De acuerdo con los datos presentados, en el mundo se realizan 25 millones de abortos inseguros que causan alrededor de 39.000 muertes cada año. “La mayor parte de estas muertes se concentra en los países de ingresos bajos —más de 60% en África y 30% en Asia— y entre quienes viven en las situaciones más vulnerables”, dice el organismo, y agrega que “más de 90%” de los fallecimientos son evitables.

Junto con las recomendaciones clínicas y de prestación de servicios, las pautas recomiendan “eliminar” barreras políticas para el aborto seguro como la penalización, los tiempos de espera obligatorios y los límites sobre cuándo puede tener lugar la interrupción del embarazo. “Tales obstáculos pueden conducir a retrasos críticos en el acceso al tratamiento y poner a las mujeres y las niñas en mayor riesgo de sufrir abortos inseguros, estigmatización y complicaciones de salud, al tiempo que aumentan las interrupciones en la educación y su capacidad para trabajar”, establece la OMS.