Después de tres días de actividades y talleres, ceremonias espirituales mapuche, dos marchas y una peña, cerró el 36º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries en Bariloche, que recibió a 100.000 personas. Por votación unánime se definió que el próximo encuentro será en Jujuy. Es la provincia con mayor población indígena, donde hay un conflicto político abierto tras la reforma constitucional del gobernador Gerardo Morales. Como todos los años, la decisión del próximo lugar se tomó a la mañana siguiente de la marcha del encuentro, que se llevó a cabo el domingo.
La potencia con la que la machi (autoridad espiritual mapuche) Betiana Colhuan y mujeres de diversas comunidades indígenas abrieron la marcha es algo que habrá que guardar en algún lugar. El sonido de la madera de los palines mapuche golpeaba fuerte el pavimento invocando newen (fuerza). Una danza de mujeres guerreras iba abriendo el camino a la machi. Ella avanzaba golpeando fuerte su tambor, sonriente pero también con una actitud de alerta, custodiada por otras hermanas que iban echando sahumos desde la cabecera. La fuerza ancestral de la plurinacionalidad estaba abriendo el paso a las más de 70.000 personas que las siguieron y recorrieron más de tres kilómetros por Bariloche.
Hace un año, la machi Betiana estaba presa junto a otras seis mujeres. Habían sido detenidas pocos días antes del 35º encuentro de San Luis, tras un operativo represivo de desalojo que llevó adelante la fuerza Albatros, que depende de Prefectura, en la comunidad Lafken Winkul Mapu, a orillas del lago Mascardi. Estas noticias atravesaron aquel encuentro, en el que se pidió por la libertad de las presas mapuche. También se decidió que en apoyo a ellas este año la sede sería Bariloche.
Las columnas
Las mujeres indígenas avanzaron desde el punto de encuentro en El Alto, un barrio de monoblocs en la zona más elevada de la ciudad. Allí estaban las hermanas del Movimiento de Mujeres y Diversidades por el Buen Vivir, y las del Tercer Malón de la Paz. Entre ellas estaban Aurora Choque, la abuela de Coranzuli, Milagros Lamas, la joven de 19 años, junto a otras hermanas que sostienen desde hace más de dos meses la permanencia pacífica frente a Tribunales a la espera de que se escuche el reclamo del Tercer Malón de la Paz: derogación de la reforma de Jujuy, intervención de la provincia gobernada por Gerardo Morales. Sus reclamos formaron parte crucial de la marcha y de la agenda del encuentro.
Detrás de las mujeres indígenas marchó la Comisión Organizadora con la bandera del encuentro. Luego, agrupaciones feministas y de la diversidad sexual, sindicatos, movimientos de estudiantes, organizaciones políticas y culturales. Fue de las marchas más grandes de las que tenga memoria Bariloche en los últimos años, informaron desde la organización.
Las travestis y trans marcharon con sus banderas exigiendo reparación histórica. El reclamo “¿Dónde está Tehuel?” –en referencia al joven trans Tehuel de la Torre, desaparecido desde marzo de 2021– también estuvo muy presente.
La marcha no pasó por muchos lugares emblemáticos más allá de la Catedral –no partió del Centro Cívico como estaba planeado inicialmente–. En muchos tramos era saludada con alegría, incluso a través de las ventanas de los departamentos. Sus múltiples cantos fueron coreados colectivamente en algunas esquinas donde mujeres se juntaron para verla pasar.
Los cánticos decían: “Que se escuche, que se escuche, este territorio es de la nación mapuche”; “arriba los derechos, abajo la reforma”; “plurinacional, fuerza ancestral”; “la tierra robada será recuperada, amada, cuidada y nunca negociada”; “machi, escucha, tu lucha es nuestra lucha”
Encapuchados y tensiones
También hubo momentos en que personas ajenas a la marcha, encapuchadas y portando palos, quisieron provocar disturbios. Las mujeres indígenas se posicionaron cerrando su círculo para proteger a la machi y diferenciar que esas personas no tenían que ver con ellas. En otro momento cundió el miedo cuando supuestos activistas ambientales, también con los rostros cubiertos, intentaron realizar una performance extraña.
Cuando ya era de noche y caminábamos junto a la avenida que bordea el lago, las mujeres indígenas que venían encabezando fueron rebasadas por grupos de mujeres que venían marchando en columnas detrás y corrieron para instalarse en la delantera. Fue un momento tenso y amargo, de empujones y corridas. Las indígenas siguieron caminando, sin saber por dónde subir hacia la cuesta que llegaba al punto final: el Velódromo.
Ante la dificultad para avanzar, decidieron dar por terminada la marcha metros antes de la entrada del Velódromo. Allí, una peña coreaba desde el escenario algunas consignas indígenas.
En un pequeño círculo, la machi Betiana, rodeada por mujeres, agradeció a todas. Hubo una ceremonia de cierre con fuego, sahumos y los palines de las guerreras que volvieron a hincarse danzando en el suelo y el aire helado. Después de cuatro horas de caminata, la marcha terminó, repleta de tensiones y muy diferente a como había empezado.
“Las mujeres indígenas y diversidades estamos convencidas de que el Encuentro es un espacio necesario y único”
“El Encuentro va adquiriendo de a poco la identidad plurinacional. Pero aún les falta a los sectores provenientes de estructuras partidarias y de liderazgos masculinos, patriarcales, trabajar su racismo, machismo y la obediencia obsecuente. Esto se permea en conductas inapropiadas para un espacio horizontal, heterogéneo, y ahora Plurinacional, con una presencia fuerte de las, les y los compas del Movimiento LGBTI+”, dijo a Presentes Moira Millán, weychafe (guerrera mapuche). Ella es de las impulsoras de esta plurinacionalidad desde hace varios años.
Agradecida, aun a pesar del cierre extraño, “por el esfuerzo en dar visibilidad a las mujeres y diversidades”, expresó: “A las mujeres y diversidades indígenas antes no nos motivaba estar. Ahora estamos convencidas de que es un espacio válido, necesario y único”.
El domingo se realizó en el Centro Cívico una asamblea de Feministas del Abya Yala, con una asistencia multitudinaria y las voces de referentas de diferentes espacios. En la segunda jornada hubo círculos de canto y poesía mapuche, presentaciones de libros como El tren del olvido (2019), de Moira Millán, y la exhibición del documental La rebelión de las flores. Y en los talleres se escribieron las conclusiones que formarán parte del documento final.