Tras meses de negociación, autoridades mapuche firmaron un acuerdo con el gobierno argentino que establece la restitución del territorio de Villa Mascardi, en la provincia de Río Negro, al norte de la Patagonia. A su vez, asegura el compromiso por parte de Parques Nacionales –entidad encargada de gestionar las áreas protegidas– de retirar la denuncia por usurpación por la cual continúan detenidas Luciana Jaramillo, Romina Rosas y la machi –autoridad espiritual y medicinal mapuche– Betiana Colhuan, desde el desalojo de la comunidad Lafken Winkul Mapu en octubre de 2022. El pasado jueves, María Celeste Ardaiz Guenumill –presa en la misma causa– obtuvo la libertad gracias a una apelación presentada por su defensora.

En el marco de la tercera mesa de diálogo, acordaron la cesión de terrenos del Parque Nacional Nahuel Huapi y el retiro de denuncia en un plazo que tiene como tope el 9 de junio. En la reunión, que se realizó en el predio de la ex-ESMA, el gobierno argentino se comprometió a reconocer el rewe (sitio sagrado), a fin de que la machi Betiana pueda ejercer tareas espirituales y medicinales. Allí construirán tres rukas (casas) para el pernocte de pacientes, el hospedaje de colaboradores indispensables de la machi y una tercera donde se alojará la machi con su familia. El resto de integrantes de la comunidad serían reubicados en tierras aledañas.  

Desalojo del rewe

  El desalojo se produjo el 4 de octubre de 2022, cuando más de 500 efectivos armados ingresaron violentamente a la comunidad. En el operativo, efectuado por orden del Ministerio de Seguridad de la Nación, detuvieron a siete personas, incluidas la machi Betiana y cinco niñas y niños, dos de ellos bebés. Romina Rosas, una mujer embarazada de 40 semanas que fue detenida, fue obligada a parir en el hospital lejos de su comunidad mientras que por horas le negaron el ingreso a la puñelchefe –partera mapuche– que acompañaba el embarazo. Desde la comunidad denunciaron también un ensañamiento con las infancias.   Los cargos jurídicos contra las detenidas son por usurpación ilegítima, aunque el conflicto en disputa se debe al reconocimiento de que el pueblo mapuche habitaba el territorio antes que el Estado argentino. Es decir que las tierras pertenecen originalmente a las comunidades. En Argentina, desde el año 1994, la Constitución reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas. Si bien eso le da derecho a la posesión de propiedades comunitarias, hoy en día continúan los desalojos.   Cabe aclarar que en Argentina el delito por usurpación es excarcelable y la acusación no es suficiente para realizar una detención preventiva. Aun así, las detenidas llevan casi ocho meses en prisión domiciliaria. Una organización mapuche urbana les prestó un lugar transitoriamente donde alojarse, ya que sus casas fueron derribadas e incendiadas durante el desalojo.  

Un siglo sin machi

  Tras la llamada “Conquista del Desierto” de Argentina, en 1887, no había vuelto a nacer una machi de este lado de la Cordillera de los Andes. Durante ese genocidio perpetrado por el Estado argentino contra los pueblos originarios de la Patagonia, miles de personas mapuche y tehuelches fueron torturadas, fusiladas, desaparecidas, trasladadas o reducidas a servidumbre. En esos años fueron también perseguidas y asesinadas varias machis.   El rol de machi, que se hereda por linaje, lleva esa historia a cuestas. Betiana supo de su tarea desde muy temprana edad, cuando comenzó con señales y síntomas, y su madre la llevó donde machis del territorio chileno. En ese país, realizó el proceso de formación desde sus 16 años. Al regresar a Puel Mapu –territorio mapuche del lado argentino–, recibió la ubicación de su territorio sagrado para desempeñarse. A días de esa recuperación de tierras, en 2017, su primo Rafael Nahuel, de 22 años, fue asesinado por la espalda por efectivos de Prefectura Naval. En el mismo momento, en Buenos Aires velaban a Santiago Maldonado, otro joven muerto en un conflicto de recuperación de tierras mapuche, que estuvo desaparecido casi tres meses tras una represión.

El pueblo mapuche lucha no sólo por la recuperación, sino principalmente por la preservación de la tierra, lagos, ríos y bosques. “Mapuche” significa ‘gente de la tierra’. La machi tiene la capacidad de restablecer el equilibrio, la salud física, mental y espiritual de las personas y también de los territorios. Ella percibe la fortaleza de las personas y, si poseen un rol, tienen la capacidad de ayudar a desarrollarlo. Eso le otorga una tarea clave en el crecimiento como pueblo.

La machi está profundamente conectada con su rewe. Al alejarse del territorio, su salud se deteriora; de hecho, en prisión domiciliaria sufrió una apendicitis por la que fue hospitalizada. Para el pueblo mapuche la enfermedad es un desequilibrio, que puede estar dado por múltiples factores; primero se origina en lo espiritual y después afecta lo psicológico y físico.

El espacio sagrado no es exclusivo de la comunidad donde pertenece la machi, sino para todo el pueblo mapuche, y el de Villa Mascardi es el único donde existe un rewe desde La Pampa hasta el norte de Santa Cruz en Argentina. Allí, Betiana, previo a su detención, atendía a personas de comunidades mapuche y también de pueblos y ciudades no mapuche.