En la plaza Independencia, sobre las 16.00, se ve a una chica en un banco poniéndole brillos violetas en la cara a otra. Esta podría ser una de las postales más comunes de la marcha por el Día Internacional de la Mujer que mueve a millones y millones de mujeres en todo el mundo cada 8 de marzo.

En Uruguay, hubo movilizaciones en diferentes puntos del país, y en Montevideo miles de mujeres se volcaron hacia 18 de Julio, la principal avenida, para marchar una vez más “todas juntas”.

Marcha en el Día Internacional frente a la Universidad de la República.

Marcha en el Día Internacional frente a la Universidad de la República.

Foto: Laura Sosa

La plaza Independencia es uno de los tres puntos de concentración más importantes que tiene la marcha este año. A las 16.00 el sol pega fuerte, algunas mujeres van tapando las palmeras de la plaza con los rostros en blanco y negro de las detenidas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar, y otras juntan firmas por la reforma de la seguridad social. Suena la chilena Ana Tijoux a todo volumen en los parlantes.

De a poco van llegando integrantes de la veintena de colectivos y organizaciones que convocaron en este punto, entre ellas el PIT-CNT, Fucvam, Cotidiano Mujer, Coordinadora Mujeres Asentamientos, Mujeres del Oeste, Mujer y Salud en Uruguay, Olla Juan Ramón Gómez, la FEUU, Cirqueras Feministas, Colectivo Trans del Uruguay, entre otras. Las banderas de Palestina ya están flameando en la plaza desde temprano y luego encabezarán la marcha junto con el cartel gigante: “8M Internacionalista. Contra el genocidio, el saqueo y toda la violencia patriarcal”.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Foto: Laura Sosa

En diálogo con la diaria, Tania Trasante, integrante de la Coordinación por Palestina, dice que están presentes para pedir “el cese al fuego inmediato y permanente en Gaza y para que entre la ayuda humanitaria, porque lo que están viviendo allí es un infierno en vida”. Según ella, el reclamo por Palestina atraviesa a todas las convocatorias y las diferentes proclamas de este 8M. Las últimas cifras que dio a conocer el Ministerio de Salud de Gaza es que van 30.600 personas asesinadas por los ataques de Israel, la mayoría son mujeres y niños, que representan cerca de dos tercios del total de víctimas, según consignó la cadena France 24.

Antes de salir a marchar rumbo a la Universidad de la República (Udelar), a las 18.30, dos actrices leen la proclama. La consigna que las convoca es “Ni un derecho menos. Huelga feminista”. Además de pedir el alte el fuego en Gaza, dicen que marchan por “un mundo donde exista una debida corresponsabilidad en los trabajos de cuidados y del hogar”, “un mundo laboral con salario digno y sin brecha salarial de género, con acceso a una seguridad social universal y solidaria, donde exista una reducción de la jornada laboral que nos permita una vida digna, donde las personas accedan a la vivienda como un derecho humano y no como bien de mercado”. También dicen que sueñan con “sociedades sin violencia, injusticias ni exclusiones”, y llaman a “la acción por un mundo donde las maternidades sean cuidadas”.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Foto: Mara Quintero

Por otra parte, el Tejido Feminista convocó en la Plaza del Entrevero, donde a las 17.30 se está jugando un picadito de fútbol. En el piso, rodeado de mujeres que aún toman mate mientras se maquillan con brillantina violeta, hay dos carteles gigantes con la consigna del Tejido para este 8M: “Desde el río hasta el mar, tramamos vida y rebeldía feminista”.

El otro punto de concentración importante de este 8M, convocado por la Coordinadora de Feminismos, es la plaza Libertad. Sobre las 18.00 hay varios puestos de artesanías y seis mujeres con los cuerpos pintados sostienen un cartel que dice: “Resistimos por las que ya no están, nos levantamos por las de hoy y las que vendrán”.

Alrededor de las rejas que encierran la columna de la paz, hay un cartel gigante que advierte que en “la periferia pasan cosas”, y una serie de carteles pequeños que dan cuenta de la realidad que viven muchas mujeres en esta parte de la ciudad: “Tengo que rescatar unos fideos”, “las gurisas tienen hambre”, “Juana hace un mes se siente mal y no tiene para los boletos”, “la ley no quiere entrar al cante”, “ollas populares sin alimentos”.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Foto: Ernesto Ryan

Las mujeres de la colectiva Las Caprenses, del barrio Capra, al oeste de Montevideo, tocan el tambor al lado de la columna de la paz. Sandra Zeballos, integrante de la colectiva, cuenta a la diaria que su principal reivindicación es “la implementación de la renta básica universal y la autonomía económica para las mujeres”. Por eso, dice: “Estamos levantando la voz de las mujeres de la periferia, ni más ni menos. Cada cartelito que vos leés acá es la voz de una mujer con una frase que, desgraciadamente, es la cotidiana de todos los días. A la que le pega más todos los recortes es a la mujer de la periferia. Hay hambre”.

A unos metros se empiezan a escuchar los cantos del colectivo Maestras Feministas: “Robert Silva, vos hablás de transformar y desconocés la historia de Magisterio nacional”. En conversación con la diaria, sus integrantes hicieron hincapié en que están “poniendo como prioridad a las infancias. Cuando los políticos dicen que la pobreza tiene cara de mujer y de niñas, nosotras en las escuelas sabemos quiénes son esas infancias, qué necesidades tienen, y vemos lo vulneradas que están siendo cada vez más”.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Foto: Laura Sosa

¿Dónde están las gurisas desaparecidas?

A las 18.30 de este 8M se empezaron a vociferar los primeros “alerta, alerta, alerta que camina, la lucha feminista por América Latina”. Las mujeres se preparan para arrancar a marchar en la plaza Cagancha.

Como cada 8M, los carteles que llevan las manifestantes son de lo más variados. Uno reivindica “las migrantes abortamos ilegalmente”; otro dice que “la guerra es la peor respuesta machista a los conflictos sociales”; otro pide que “la menstruación sea menos tabú” y que haya “más ESI” (educación sexual integral); otro responde a las recientes declaraciones del presidente Luis Lacalle Pou: “Sr. Presidente, las mujeres también podemos comer asado y decidir”.

Dos chicas de no más de 20 años llevan un cartel bien en alto, alzan la voz por su hermana, que nunca volvió a casa. Son de Santiago Vázquez. “Yo estoy proclamando por la igualdad de género, tengo una hermana que desapareció por culpa de un hombre que sabemos quién es y nunca se hizo justicia. También porque a mi madre y a mi abuela, de chicas, les costó mucho ser mujeres. Y mismo una cuando sale a la calle sólo por ser mujer muchas es agredida”, dice Estefany, una de ellas. Según dice, estar en el 8M le genera “adrenalina y tristeza”, porque “estamos marchando por las que no están”.

El colectivo ¿Dónde están nuestras gurisas? también está presente este 8M. Jimena Alvarenga es integrante del colectivo y dice a la diaria que siguen reclamando por las “26 gurisas que aún están desaparecidas en democracia”. Ella dice que las “gurisas desaparecen y nadie las busca. Por lo general, no hay respuestas del Estado. Tenemos una denuncia colectiva que nuclea varios casos que son de la misma zona y que también tienen en común que [ellas] frecuentaban los mismos lugares y que consumían, algunas estaban en situación de calle”.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Marcha en el Día Internacional de la Mujer por la avenida 18 de Julio.

Foto: Laura Sosa

En este sentido, cabe destacar que los datos del Ministerio del Interior de 2023 señalan que en Uruguay cada diez días se mató o se intentó matar a una mujer por razones de género, y que hubo una denuncia por violencia de género cada 12 minutos.

La marcha aún no ha llegado a la explanada de la Udelar sobre las 20.00, y el colectivo de mujeres y disidencias afro Mizangas está leyendo su proclama. Sobre las escaleras de la explanada, un altar con flores y sandías recuerda a la brasileña Marielle Franco, y un cartel enorme sobre la puerta principal de la universidad reza: “¿Quién tiene miedo a los feminismos negros?”.

Ellas dicen: “Desde Mizangas, nos encontramos en un proceso reflexivo en cuanto a nuestro lugar en el movimiento de mujeres de este país. Seguiremos denunciando el pacto de blanquitud y privilegios que ha otorgado el sistema racista y patriarcal”. A su vez, proponen “un feminismo antirracista cómo práctica política y ética de manera sostenible. Nosotras vivimos y sobrevivimos a la violencia de género, a la violencia racial, a la violencia generacional, a la violencia capitalista y capacitista, como mujeres cis, como mujeres trans y como disidencias sexo-génericas afrodescendientes y afroindígenas desde el momento en que nacemos hasta que morimos durante ya más de 500 años”.

Dónde están las viejas

Este 8M, como otros, un grupo de adultas mayores marcan presencia en la marcha en la puerta del teatro El Galpón. Para ellas, como para todos los colectivos, la marcha no empieza el día que se convoca. Empieza en los días o meses previos, en las plenarias para definir consignas y redactar proclamas, en el armado y pintura de carteles, en el momento en que se decide salir a marchar juntas.

Ellas se reunieron con regularidad en las instalaciones del Programa Apex (de la Udelar), en el Cerro, para buscar las palabras correctas. Estaban preocupadas por que el mensaje sea claro y las letras bien grandes. Fue la tercera vez que participaron en la marcha del 8M: querían tener presencia, que su mensaje tenga llegada, ser vistas.

En la previa de la marcha, para algunas, pintar los carteles con brochas mojadas de violeta fue como remontarse a las épocas en las que eran militantes de izquierda, en la década del 70, cuando había que correr de la Policía. “Se dan cuenta de que son los primeros años en que las mujeres viejas tenemos voz en la marcha”, dijo una de ellas. Se llegó al acuerdo de que una de las consignas que guíe al grupo este 8M fuera: “Tengo derecho a decidir sobre mi vida”. Cuando lo leyeron en voz alta, una de ellas se lamentó: “Es tan difícil hacer entender eso, es una lucha”.

Las mujeres adultas mayores que se reúnen en Apex tienen más de 65 años y asisten a diferentes talleres, como el de libre expresión o el cine foro. Están presentes en la marcha del 8M, en la explanada del teatro El Galpón, junto con otro grupo de adultas mayores del Complejo América, Colón, y de la Casa de las Ciudadanas.

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