“Entonces, mientras yo hacía que me arreglaba los zapatos, el entrenador me gritó a lo Tittarufo: “¿Qué tenés en la cabeza, Moco?”. Esto, te juro, me toco aquí adentro, porque yo no tengo moco y si no preguntale a don Amílcar, él siempre dijo que soy un puntero inteligente porque juego con la cabeza levantada. […] Pero ni vos ni don Amílcar entienden ni entenderán nunca lo que pasa. Claro, para ustedes es fácil ver la cosa desde el alambrado”.*

En 1959 no existían redes sociales ni internet, y en Uruguay ni siquiera se transmitían los partidos por televisión, pero sí teníamos, y para siempre, la magia de Mario Benedetti, artista imperecedero de la palabra, de la prosa, de la poesía. Justamente en 1959, año de asunción, después de un siglo, del Partido Nacional (PN) al gobierno, se editó “Puntero izquierdo” en el libro Montevideanos.

El desprecio clasista y la descalificación al fútbol y a los futbolistas de estos días me hizo recordar al gran Mario y a ese cuento. Por lo menos tres futbolistas sudamericanos han sido descalificados por actores políticos por manifestarse públicamente acerca de acontecimientos sociales y políticos en sus países. Eso no está bien. Ni con futbolistas, ni con científicos, ni con carpinteros, ni con presidentes.

“… y hasta por ahí nomás”

En el caso de que el intendente de Colonia, que se mantiene en su cargo a pesar del escándalo, haga efectiva su renuncia al lugar en el Senado que obtuvo por el PN en las elecciones del domingo 27, Jorge Gandini ocupará como su primer suplente su lugar en la cámara alta y le dejará su lugar en Diputados a Álvaro Viviano. Viviano será representante nacional por Montevideo y, a juzgar por sus manifestaciones en Twitter, no está de acuerdo con que individuos que cumplen determinados roles, profesiones u oficios se manifiesten acerca de la vida política de su país. En pureza, al futuro diputado nacionalista no le parece bueno que los futbolistas expresen sus ideas acerca de ciertos desarrollos de nuestra vida en sociedad.

Viviano les aconseja a los futbolistas Alfonso Espino y Santiago Romero que se dediquen a lo suyo, que es el fútbol, y que dejen de “hacer mandados”. A la pasada y con toda intención, descalifica la idoneidad futbolística de Espino y Romero, juzgando desde un impensado olimpo deportivo que “dejen de hacer mandados e intentar inferir, que otros, por pensar distinto, no van a hacer las cosas bien o mejor. El recambio a veces es mejor, como en Nacional, vieron”.

Alfonso Pacha Espino, que juega en España, en Cádiz, había tuiteado: “Encontré esto por acá, te pone los pelos de punta (abrazo a la distancia). Seamos conscientes de que necesitamos a un gobierno que piense en todos los uruguayos, porque esto no es para cada uno, es para todos”. Espino se refería a un hilo de Twitter en el que un usuario cuenta cómo las políticas sociales del gobierno lo ayudaron. Santiago Colo Romero, hoy en Brasil, en Fortaleza, repicó el mensaje de Espino, que aprobó y del que opinó: “Comparto totalmente, hermano; no quería dejar pasar tu tuit con un solo me gusta, prefiero opinar, aunque guste o no. Prefiero no olvidar y poner todo en la balanza. Hago mías tus palabras: ‘vamos por un gobierno que piense en todos los uruguayos’”.

Los mensajes tuvieron centenas de respuestas, incluidos colegas futbolistas como Mathías Riquero, Álvaro Fernández y otros, mayoritariamente en tono de acompañamiento en la compleja transversalidad de los compartimentos de las redes sociales, los electores de un país y el fútbol.

¿Y qué pasa si un futbolista quiere hablar, opinar o argumentar como cualquier hijo de vecino? Nada, no pasa nada.

El pueblo unido

La patria está / forjando la unidad. / De norte a sur / se movilizará / desde el salar / ardiente y mineral / al bosque austral. / Unidos en la lucha y el trabajo / irán, / la patria cubrirán; / su paso ya / anuncia el porvenir.

Estos versos y otros tantos los cantaban los chilenos a través de Quilapayún. Son de “El pueblo unido”, la canción estrenada en 1973, en tiempos aún de Salvador Allende, y grabada ya en el exilio de Quilapayún en 1974.

Ahora, en un clima muy distinto al que vivimos en Uruguay, con la violencia del aparato estatal instalada en Chile, varios futbolistas internacionales chilenos se han manifestado en relación a lo que está pasando en tierras trasandinas. Charles Aránguiz lo hizo el miércoles en una entrevista con radio Cooperativa de Chile: “Estoy de acuerdo con manifestar el derecho a protestar. Es todo muy fuerte en cuanto a represión. Al presidente se le escapó de las manos. Esto iba a explotar. Si estuviese allí, estaría marchando y protestando. Mi familia y mis amigos están protestando. No creo tener la verdad, y en el tema político no me manejo, pero por lo que he visto es muy grave lo ocurrido con Carabineros. Fue muy fuerte. Yo no le creo nada a la Policía. Cada vez que muestran saqueos o incendios dudo de ellos, no les creo ni a los carabineros ni a los milicos”.

Esta vez, a quien no le gustó fue al ex candidato presidencial y presidente del Partido Republicano, el pinochetista José Antonio Kast, quien manifestó en su cuenta de Twitter: “Sin duda. Seguramente les cree más a sus amigos narcotraficantes que tienen a las poblaciones secuestradas por la droga y la violencia. Qué fácil es hablar desde la distancia sin ver cómo el país se destruye”. Kast, también conocido como el “Bolsonaro chileno”, fue frenado por los futbolistas que, por intermedio del Sindicato de Futbolistas Profesionales de Chile, respondieron: “La violencia, señor @joseantoniokast, la provocan palabras como estas, las que por años han construido el descontento de un pueblo herido y apabullado por tipos como usted, que no creen en su gente y sólo quieren el poder para dividir y pegarnos en el suelo. El pueblo no olvida”.

Aquí, allá, con destreza y calidad, con esfuerzo y pujanza, el fútbol es como la vida, y todos, zurdos, derechos, tenemos derecho a jugarla.

  • Puntero izquierdo, Mario Benedetti.