Pasaron ocho torneos y Nacional, siempre entre los favoritos, nunca pudo reiterar su título del 2011. Ocho años como malditos parecen ceder y se avizora fuertemente la meta. El extraordinario estadio Centenario, tan poco frecuentado por el fútbol femenino en general, hizo crecer la trascendencia del triunfo de este jueves.
Es muy posible –aunque no seguro, obvio– que las tricolores no pierdan partidos en lo que les resta jugar en esta corta fase final de cinco clubes y, por lo tanto, tiene el título al alcance si salvan esos obstáculos.
Calidad y muy buen ritmo
El primer tiempo comenzó con Nacional salvándose de milagro en una jugada increíble ¡a los 30 segundos del partido!, cuando Lourdes Viana quedó sola frente a la golera duraznense Josefina Villanueva y tiró altísimo. De inmediato, se fue esbozando que Nacional se planteó tomar la iniciativa de entrada y lo fue llevando a cabo paso a paso, no sin que las aurinegras lo intentaran más espaciadamente, lo que denotó cierto nerviosismo que impedía armar bien las jugadas.
El juego se hizo de ida y vuelta, jugándose con mucha dinámica. Esa vibración del encuentro provocó varias ocasiones de gol, donde, paradojas del fútbol, las que fallaron más fueron las goleadoras de ambos equipos, Viana en Peñarol y Esperanza Pizarro en el tricolor.
La que no falló fue Ferradans cuando convirtió el 1-0 que terminó esa etapa. Iban 12 minutos. Un córner ejecutado desde la derecha por Daniela Olivera fue manoteado por su homónima Sofía, la golera aurinegra, lo que dejó la pelota servida para la magnífica zurda de la lateral de Nacional y la selección sub 20. Gran gol.
Una definición de ese primer tiempo no puede ocultar que los dos equipos priorizaron el ataque, lo llevaron a cabo o lo intentaron sin pausas y las defensas se vieron en problemas en tanto no predominaron los esquemas defensivos cuidadosos, y eso produjo minutos de fútbol vibrante.
Otro gol tricolor y la baja de calidad
El segundo tiempo tuvo una baja de la calidad del juego. La propia intensidad de la primera etapa, el calor, la alta tensión deportiva y las tantas interrupciones del juego –cambios, lesiones, variedad de faltas– hicieron que la vistosidad anterior se extrañara.
Caterin Lima tuvo el segundo gol de entrada, pero no acertó. A los 17, Juliana Castro entraba de frente hacia el arco de Peñarol y cuando se esperaba el remate de gol se lesionó en esa jugada y debió salir del campo.
Un rato más tarde, un quite de ataque ante una defensa adelantada dejó a la coloniense Esperanza Pizarro de frente a Olivera y esa vez no falló, por lo contrario, ejecutó con claridad. Ese segundo gol definió la situación ganadora de Nacional.
Varias tricolores tuvieron amplio destaque: Ferradans siempre acertada, Colman mandando atrás con veteranía y sapiencia, Sabrina Soravilla fue un vértice de media cancha decisivo, buen aporte de Luciana Gómez y Daniela Olivera, el destaque de la golera Villanueva, más el resto sin defecciones. Todo eso para constituir una victoria histórica de Nacional que apunta a romper una sequía de títulos de ocho campeonatos.