En la novena ejecución de cada equipo, Peñarol pudo doblegar a Plaza y, después de 120 minutos que terminaron 1-1 con goles de Renzo López para Plaza y Facundo Torres para Peñarol, en los penales hacerse de la victoria y quedarse con el título de campeón uruguayo.
Lograr ser el mejor de los mejores siempre es maravilloso, pero para construir ese camino que termina en la gloria debió existir el temple y la idoneidad de un grupo de deportistas que, conducidos con enorme capacidad por Mauricio Larriera, lograron revertir momentos complejos y sensaciones térmicas ajenas al trabajo de cada día. Vale mucho y es sano que el trabajo de Larriera, promovido y sostenido por Pablo Bengoechea y Gabriel Cedrés, haya culminado en un nuevo título.
Un gran partido
A un gran partido no lo hace sólo su resultado, o las jugadas, o los jugadores. Un gran partido tiene muchísimos componentes que lo hacen tan disfrutable como recordable. Un gran partido tiene a todos sus protagonistas, todos, y nosotros, la gente, lo somos.
No sé si ustedes logran imaginar este reencuentro. Único, impactante, emocionante. Saben de qué hablo. De nuestra loca carrera para abrazarnos al fútbol, de volver a casa y sentir el perfume de las emociones, que esta vez no es el de las milanesas de la vieja, o el del matungo del viejo, sino esa única sensación de reencontrarnos entre nosotros y ellos, conocidos y desconocidos, poblando el viejo y único Centenario. Qué maravilla sentir el perfume embriagador del único todo que puede existir para nosotros, los uruguayos de fútbol, con las tribunas reventando, y el Centenario, sin vergonzantes muros de lata que impiden a los que no tienen la posibilidad de sentir el calorcito de sus entrañas sentir el perfume de lo fatuamente inalcanzable desde ahí.
Un partido con todos nosotros en el Centenario es un asado, un cumpleaños, una fiesta. Hay una combinación única e insuperable que no vivíamos desde hace casi dos años, y entonces fue el marco único para sentir y disfrutar, con el fútbol, con las camisetas, con nosotros.
Corriente continua
De entrada, pero de entrada mismo, en dos minutos, Peñarol ofendió de tal manera que promedió una jugada peligrosa por minuto.
Buenas conexiones, aceitadas, buscadas, justas del equipo de Larriera, que por bandas buscaba abrir brechas entre los esforzados patas blancas que se agrupaban y concentraban en cortar circuitos virtuosos.
Eduardo Espinel se esperaba esas buenas acciones de los jugadores de amarillo y negro y había preparado con mucho pienso y comunicación el plan para trancarlos, no dejarlos. El tema era cómo empezar con la pelota en los pies, y allí quien logró los mejores intentos fue el brasileño Leonai, tan activo para correr y quitar como para intentar empezar alguna combinación ofensiva.
Muy dinámico, muy lindo el juego de Peñarol y el agonismo de Plaza. Después de los 20’ Plaza logró que fuera menos repetido el tránsito peligroso cerca de su área, y hasta forzó una corrida de Nicolás Dibble y un par de centros que no llegaron a generar peligro.
A los 30 minutos, en esos chispazos colonienses, con Dibble corriendo y consiguiendo cosas, una falta en este caso, vino un centro templado, hubo una mano en el área y unos segundos después el línea le indicó a Fedorczuk que era penal. Cuatro minutos después –¡sí, cuatro minutos!– lo pateó muy bien Renzo López para poner el 1-0.
¿Saben ustedes cómo hace Walter Gargano para estar siempre solo, para saber antes que le llegue la pelota qué hacer con ella? La pelota estaba sucia por derecha, pero él, del círculo central a la derecha parece que sabía que iría para allí, y antes de dar el paso hacia adelante para conectar con la pelota ya sabía que la iba a meter a la izquierda para que, con campo y anhelo, fuera al Canario Álvarez Martínez, que extendió la oportunidad a Facundo Torres. Con zancadas de pantera avanzó y avanzó hacia la presa, y metió el zurdazo contra el palo que significó el rápido alivio del 1-1.
Iban 40’ y quedaban diez o más, por lo que se había demorado con el VAR, y ahí Plaza sufrió el partido como no lo había sufrido en todo el primer tiempo, ni siquiera en el arranque. Aguantaron los colonienses, y se fueron a los vestuarios con distintas sensaciones.
Presión
Siguió el juego tan dinámico como atractivo, con enorme presión en ascenso de Peñarol que, próximo a los 10’, tuvo tres jugadas en un minuto que bien pudieron haber terminado en gol. Sí, es cierto, hubo una linda corrida de Dibble también, pero la sensación de “¡oh Peñarol-Peñarol!” le daba potencia y presión al ataque de los aurinegros.
Plaza no hacía pie y Espinel entendió que habría una variante táctica al quitar a Guilherme Café y colocar en campo a Ezequías Redín, para componer la neutralización en mediacancha.
Como en el primer tiempo, la presión aurinegra cedió un poco y permitió liberar algunas acciones ofensivas de los colonienses.
También Peñarol sacó a un zaguero, pero en este caso fue por lesión de Carlos Rodríguez, que había enfrentado con temple y timing a Dibble. Entró el chuiense Busquets, y el casupense Edgar Elizalde pasó a su posición de zaguero.
Los minutos fueron pasando, la tensión no decrecía. ¡Qué buena final, semifinal o lo que fuera! A los 37’ se fue Gargano y entró Ruben Bentancourt. Lindo cambio ofensivo, pero pesado desde el punto de vista de la salida del sanducero, que había sido hasta ese momento el mejor del partido.
No apareció el gol que evitara el alargue, y nos fuimos a la prórroga de media hora.
Y más
El Cebolla Cristian Rodríguez, que ingresó junto a Leandro Suhr en los últimos minutos del segundo tiempo, generó una buena jugada de ataque que López no pudo concretar, para estrenar el alargue.
El guion seguía siendo el mismo: Peñarol progresaba por banda, con velocidad y concatenación de toques, y Plaza, un equipo sólido bien torneado y solidario, sin dejar de redoblar nunca su atención y su esfuerzo para controlar a sus rivales. Un envidiable esfuerzo.
Al cierre de la primera parte del alargue hubo un cierre maravilloso del melense Nicolás Olivera sobre Álvarez Martínez.
En el segundo chico empezó a pesar el desgaste, el trajín, la tensión y ya no se repitieron los punzantes inicios ofensivos con los que Peñarol había empezado cada arranque.
Cuando terminaba el juego, una extraordinaria jugada de Suhr terminó en habilitación para Juan Cruz Mascia, que definió de zurda, y apareció Kagelmacher para hacer un cierre extraordinario que evitó el gol postrero.
Los penales son horribles, pero pueden ser inolvidables.
Juan Cruz Mascia pateó el primero de gran manera y puso a Plaza 1-0.
Agustín Álvarez Martínez le rompió el arco a Mele y anotó el 1-1.
Haibrany Ruiz Díaz lo tiró a lo Viduka y convirtió el 2-1.
El tercero de Peñarol lo tiró Damián Musto y lo atajó Santiago Mele. Elías Umeres remató el tercero de Plaza y fue 3-1.
Agustín Canobbio pudo en el tercer remate de Peñarol y anotó el 3-2. Yvo Calleros la tiró por arriba del travesaño, por lo que Ruben Bentancourt lo empató 3-3. El quinto penal coloniense lo acertó Leonai, pero Agustín Álvarez Wallace hizo empatar la serie de cinco penales cada uno, que terminó 4-4.
En el uno a uno arrancó Suhr, que explotó las redes, pero Ezequiel Busquets lo volvió a empatar para Peñarol.
Redín remató el séptimo y fue gol. Elizalde también convirtió y quedaron 6-6.
Nicolás Olivera pateó de calidad el octavo para los colonienses: gol. Giovanni González remató con acierto y 7-7.
Emiliano Zeballos pateó por arriba del travesaño y Nicolás Gaitán definió con enorme categoría y concretó el 8-7 que le dio el título a Peñarol.
Es el premio que merecía la gran campaña del Peñarol de Larriera, que sin dudas fue el mejor equipo de la temporada, con un fútbol organizado, efectivo y hasta vistoso.
Detalles
Plaza Colonia 1(7)-(8)1 Peñarol
Semifinal del Campeonato Uruguayo
Estadio: Centenario
Árbitros: Daniel Fedorczuk, Nicolás Tarán y Horacio Ferreiro. Daniel Rodríguez (cuarto árbitro). Árbitros VAR: Esteban Ostojich y Antonio García.
Plaza Colonia (1): Santiago Mele, Haibrany Ruiz Díaz, Guilherme Café (64´ Ezequías Redín), Nicolás Olivera, Emilio Zeballos, Leonai Souza, Álvaro Fernández (90+1´ Cristian Rodríguez), Gonzalo Camargo (90+1´ Leandro Suhr), Yvo Calleros, Nicolás Dibble (96´ Juan Cruz Mascia), Renzo López (106´ Elías Umeres). *Entrenador: *Eduardo Espinel.
Peñarol (1): Kevin Dawson, Giovanni González, Gary Kagelmacher, Carlos Rodríguez (69´ Ezequiel Busquets), Edgar Elizalde, Jesús Trindade (99´ Damián Musto), Walter Gargano (81´ Ruben Bentancourt), Agustín Canobbio, Pablo Ceppelini (106´ Agustín Álvarez Wallace), Facundo Torres (106´ Nicolás Gaitán), Agustín Álvarez Martínez. *Entrenador: *Mauricio Larriera.
Goles: 35´ R. López (PC), 40´ F. Torres (P)
Penales
Plaza (7): J.C. Mascia (O), H. Ruiz Díaz (O), E. Umeres (O), Y. Calleros (X), L. Souza (O), L. Suhr (O), E. Redín (O), N. Olivera (O), E. Zeballos (X).
Peñarol (8): A. Álvarez Martínez (O), D. Musto (X), A. Canobbio (O), R. Bentancourt (O), A. Álvarez Wallace (O), E. Busquets (O), E. Elizalde (O), G. González (O), N. Gaitán (O).