Ganar de visitante siempre es importante, hacerlo con dos goles en campo rival, cuando es un ítem muy valioso en la definición, es más importante aún. Pero ganar en un clásico, en el momento que sea, por la copa que sea, en el estadio que sea, siempre es tal vez lo más importante.
Peñarol ganó 2-1 en el Parque Central en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana con goles de Agustín Canobbio y Valentín Rodríguez (dos golazos), mientras que para Nacional descontó bien al final Gonzalo Bergessio. Ahora todo se decidirá el jueves que viene en el Campeón del Siglo; con estos datos ya sabemos que si Nacional no convierte por lo menos dos goles, será Peñarol quien clasifique.
Siempre es clásico
Digamos que casi la mitad de ese macrocombo de emociones, expectativas, teorías, estrategias y por fin la acción de lo que por lo menos tres generaciones han vivido desde que se juegan los clásicos coperos –el primero de los 44 que hasta ayer habían jugado en el siglo XX fue en 1962 y el último en 1999– estaba garantido. Este clásico, el primero internacional del siglo, el primero copero en el Parque Central, 120 años después del primer clásico de la historia, tenía todos esos ingredientes, casi idénticos a los de antes. Faltaba la otra mitad y saber si era posible extender la continuidad de esas sensaciones que, sin gente en las tribunas, engranaban con el juego y las pasiones traducidas a fútbol en la cancha.
Los planes de Larriera
A los seis minutos, después de mostrar un interesante caudal ofensivo, un cabezazo de Fabricio Formiliano dio en el travesaño y quedó en área de peligro. Un par de minutos después un pase en diagonal al vacío de Walter Gargano encontró a Giovanni González cara a cara con Sergio Rochet, pero el internacional celeste no pudo controlar o definir.
El cuarto de hora se etiquetó como dominado, y claramente por Peñarol, porque el equipo de Mauricio Larriera conectaba bien y aprovechaba la velocidad y la capacidad técnica de sus jóvenes delanteros. Nacional, por el contrario, no conseguía de manera alguna pararse con pelota, ni en su cancha, ni metiendo pelotazos. Nada, o casi nada, porque Bergessio pivoteando de cabeza le bajó una pelota franca a Joaquín Trasante que no pudo aprovechar con efectividad la primera vez que pudimos ver que ahí, en el arco de la Scarone, estaba el coloniense Kevin Dawson.
Siguió siendo claro y de latencia ofensiva el dominio de los carboneros, y no sólo se jugaba muy cerca del arco del palmirense Sergio Rochet, sino que cuando los de Cappuccio neutralizaban las jugadas más peligrosas, no lograban articular ni una sola combinación que les diera aire.
El juego por izquierda con la sociedad del determinante Facundo Torres, sostenido desde atrás por Joaquín Piquerez y enlazado por Walter Gargano, o pivoteado por Agustín Álvarez Martínez, fue horadando más y más la capacidad de respuesta de los locales, desbordados también por derecha cuando el paceño Torres se movió allí.
Aunque hubiese tenido la intención o el plan de jugar con tres centrales, bastante improbable con cuatro zagueros en cancha, Nacional jugó en línea.
El toque de calidad
En la última jugada del primer tiempo llegó la maravilla que hizo justa la traducción del juego al marcador. De allá atrás Giovanni González avanzó pero encontró que avanzaría más combinando con Walter Gargano, que de un toque vio si ponía en carrera a Agustín Canobbio, que a velocidad condujo hasta el área tricolor. Ahí jugó con el Canario Álvarez Martínez, que ni en su San Bautista natal debe haber concretado con tal calidad, tal perfección, un toque-pase asistencia de gol, para que Canobbio la terminara con un guascazo a la red.
La intensidad y armonía que le puso Peñarol al juego tuvo su recompensa en el gol que hacía la diferencia y que cambiaba lo que vendría en el vestuario y después.
Alejandro Cappuccio intentó cambiar el juego de sus dirigidos dando ingreso a Felipe Carballo y Maximiliano Cantera, pero aunque en el primer cuarto de hora consiguió armar un par de jugadas –una en carrera de Brian Ocampo y otra con pivoteo y media vuelta de Bergessio–, no le daba para contener a los mirasoles que se desplegaban en ataque con la misma capacidad que en la primera parte.
La madurez y la juventud
Con autoridad futbolística, sustentada por la combinación de los jóvenes valores, con la calidad y manejo de tiempos y experiencias de Gargano, los mirasoles siguieron manejando el encuentro.
El utilísimo recurso de poner la calidad del cuarentón Andrés D’Alessandro tampoco pudo cambiar la tendencia del partido, aunque a través de un tiro libre el argentino estuvo a punto de empatar el partido.
No anduvo nada Ocampo, pero eso es posible en la vida de cada jugador. El tema es si el día en que no anda Ocampo, no puede.
Larriera pensó para los últimos cinco minutos reforzar la mediacancha, y para ello colocó a Damian Musto y al juvenil Valentín Rodríguez, que tuvo su noche soñada.
Como esquiador en eslalom, Valentín recibió por izquierda y a elasticidad, movimiento de caderas y engaño, a pura zurdita, dejó hasta a cuatro defensores por el camino y definió por entre las piernas de Sergio Rochet. Un golazo, que además llevaba a una considerable diferencia de dos goles de visitante la definición del próximo jueves.
Un centro con cierto grado de frontalidad pero muy bien puesto para Bergessio hizo que el cordobés, con impresionante cabezazo, pusiera el 1-2, dejando un margen más corto para la gran definición de la semana próxima en el Campeón del Siglo.
Detalles
Copa Sudamericana – Ida – Octavos de final
Estadio: Parque Central
Árbitros: Néstor Pitana, Ezequiel Brailovsky y Gabriel Chade (Argentina)
Árbitros VAR: Piero Maza y Ángelo Hermosilla (Chile)
Nacional (1): Sergio Rochet; Mathías Laborda, Guzmán Corujo, Nicolás Marichal (71’ Armando Méndez), Christian Almeida; Joaquín Trasante (46’ Maximiliano Cantera), Gabriel Neves (46’ Felipe Carballo), Facundo Píriz, Camilo Cándido (53’ Andrés D’Alessandro); Brian Ocampo, Gonzalo Bergessio.Entrenador: Alejandro Cappuccio
Peñarol (2): Kevin Dawson; Giovanni González, Fabricio Formiliano, Gary Kagelmacher, Joaquín Piqueréz; Walter Gargano (85’ Damian Musto), Jesús Trindade; Agustín Canobbio (64’ Maximilano Pereira), Pablo Ceppelini, Facundo Torres (85’ Valentín Rodríguez); Agustín Álvarez Martínez (80’Ariel Nahuelpán). Entrenador: Mauricio Larriera
Goles: 44’ Agustín Canobbio (P), 91’ Valentín Rodríguez (P), 94’ Gonzalo Bergessio (N).