Los primeros meses de Pedro Castillo como presidente de Perú han sido extremadamente agitados, con una renuncia del primer ministro, que implicó el recambio de todo el gabinete, y resistencias por parte de la oposición política, el empresariado y hasta dentro de su propio partido. Ayer varios medios peruanos dieron como un hecho que Castillo finalmente renunciará a la presidencia, aunque no debido a las crecientes presiones que recibe para dejar el cargo. “El presidente ya duró en el cargo mucho más de lo que pensaba durar. Desde su entorno afirman que estaba manejando dos meses como el plazo máximo que iba a pasar antes de caer por un golpe parlamentario o militar. Según varias fuentes, el jueves, cuando se cumplan tres meses de su mandato, va a hacer una fiesta gigantesca para celebrar y acto seguido anunciará su renuncia”, publicó el periódico La República.

Unas declaraciones del propio Castillo en una entrevista televisiva parecerían abonar esta teoría. “Estoy con muy poco tiempo y no voy a negar que me preocupa el futuro. La cuestión es que llené mi agenda de compromisos para noviembre porque jamás hubiera imaginado que todavía iba a estar en el poder, y ahora no puedo cancelarlos. Realmente no sé qué voy a hacer”.

Varios analistas consideran que una renuncia de Castillo sería “otro golpe tremendo a la institucionalidad”, y sugieren que, para evitar el recambio permanente de mandatarios en medio de crisis, comience a hacerse elecciones presidenciales cada tres meses.