Aída (cantante de cumbia): “Me pasó una cosa horrible. Estaba dudando hasta último momento de si vacunarme o no, porque leí cosas horribles de la vacuna. Fui hasta el Antel Arena y cuando estaba a punto de arremangarme me acordé de todo lo que había leído y salí corriendo. Pero a la salida me encontré con Gustavo Salle, que estaba haciendo la cola para vacunarse. Ahora yo tengo que esperar que abra nuevamente la agenda y ese hipócrita ya está vacunado”.
Sabrina (bruja adolescente): “Es todo un desastre. Yo me agarré coronavirus hace dos meses y estuve hecha paté. Me dolía todo, tenía fiebre, dificultades para respirar y nada de gusto ni olfato. Llamé al Ministerio de Salud Pública a ofrecer mi sangre para inyectarla a la gente, porque si las vacunas funcionan generando anticuerpos, mi sangre tendría que andar bárbaro, porque tiene pila. Poco menos que me trataron de loca. Al final parece que la medicina natural no les importara un carajo”.
Osmán (patotero solitario): “Esto de las vacunas es un plan de George Soros para esterilizar a la gente y bajar la natalidad. Pero el coronavirus es real, así que yo me voy a vacunar. Eso sí: antes de ir al Clínicas me voy a masturbar y a guardar el semen en el congelador, porque algún día me gustaría tener hijos. En los bancos de semen no confío, porque a esta altura Soros los debe haber comprado todos. Seguro que dentro de poco los freezers empiezan a fallar misteriosamente”.