En medio de la euforia por el anuncio de la anexión de cuatro regiones ucranianas, un escándalo golpeó fuertemente al presidente ruso Vladimir Putin. El sábado de noche, agentes de la policía rusa ingresaron al Kremlin y arrestaron al jefe de seguridad del mandatario. El funcionario estaba acusado de integrar una red que vendía pasaportes rusos a ciudadanos uruguayos. Ayer Putin declaró en referencia al tema: “me siento dolido y traicionado por esta persona, porque yo confié en él. Y lo más triste es que ni siquiera puedo enfrentarlo para que me diga por qué hizo lo que hizo, porque desgraciadamente murió envenenado en circunstancias poco claras”.

El incidente puso bajo la lupa a buena parte de la policía rusa, debido a que el ex jefe de la seguridad de Putin tenía numerosos antecedentes penales, pero aún así logró obtener su cargo. Un investigador explicó que “seguramente tenía muchos cómplices dentro de la estructura de la Policía, pero nos está resultando muy difícil descubrirlos porque prácticamente todas las personas que conocía murieron envenenadas en circunstancias poco claras”.

La posición del ministro del Interior de Rusia: “Confío plenamente en él. No hay riesgo de que aparezca envenenado en circunstancias poco claras”. Vladimir Putin, presidente y técnico farmacéutico.