El título quedó largo, pero no tan largo como el montón de años que hace que la Pantera Rosa dejó de ser una figura distinguible en la cultura popular. Lamentablemente para los intereses de la campaña por el Sí a la derogación de 135 artículos de la ley de urgente consideración, que el 27 de marzo será sometida a referéndum, nadie se dio cuenta de eso, y el comando basó toda la estrategia publicitaria en un personaje que ha sido largamente olvidado.

“Me equivoqué, pensé que estábamos por votar en el plebiscito de 1980”, se justificó Esteban Valenti, jefe del equipo encargado de la propaganda proanulación (antes dijimos “derogación” y ahora decimos “anulación”, pa’ que nadie se enoje) y fanático de la Pantera Rosa con un nivel de obsesión similar al de Mark David Chapman con John Lennon, referencia que también atrasa más de 40 años, pero de la cual el autor de esta nota se recontra hace cargo.

“En una, propuse que fuéramos a repartir volantes a la salida de Lancelot, que filmáramos avisos con famosos como Waldemar Victorino y que debatiéramos contra el coronel Bolentini... ahí fue que mis compañeros y mis compañeras me hicieron ver que estaba todito tomado”, agregó Valenti.

A esta hora, Valenti se encuentra en un proceso de agiornamiento paulatino que lo traerá a 2022 pero que recién va por 1997, cuando los teléfonos de Montevideo pasaron de tener seis a siete números. Se estima que llegará al presente justito pa’l fin de semana en que se vota.