Inicialmente, el estreno del film sobre el científico que comandó el desarrollo de las primeras armas nucleares no fue objeto de tantos análisis como Barbie. Pero con el paso de los días algunos críticos fueron descubriendo otras capas de interpretación. “Detrás de lo que parece ser un cuestionamiento lúcido y contundente a la guerra y a los riesgos del avance tecnológico ilimitado, se esconde una lectura fresca, divertida, casi frívola, que parece estar diciéndonos ‘no te preocupes por nada, no hay nada que analizar; la bomba atómica es genial y cool, y no hay ningún riesgo en regalarles una a tus hijos’. Desgraciadamente, la estrategia de marketing de la película no tuvo como objetivo generar debates acerca de sus diferentes lecturas”, escribió un crítico de The New York Times. Esta opinión es compartida por otro crítico, en este caso, de Hollywood Reporter, que definió a la cinta protagonizada por Cillian Murphy como “una relectura inteligente y enriquecedora del tema de la bomba atómica y un cuestionamiento a lo que muchos habían considerado hasta ahora una verdad absoluta: que las armas nucleares nos hacen daño”.

La cifra: 137% es el incremento en la venta de bombas atómicas para regalar a los niños que se registró tras el estreno de Oppenheimer.