Hoy se cumplen cuatro meses de gobierno de Yamandú Orsi y Carolina Cosse. Un gobierno al que, justo cuando se empezaba a despabilar un poco (al finalizar Semana de Turismo) y parecía agarrar training en eso de gobernar, lo agarran las vacaciones de julio y Orsi se tuvo que ir a tostar a Europa. Pero aunque al final parecería que en este país nunca pasa nada, varios hechos importantes marcaron la agenda de estos primeros 122 días de progreorsismo.

La renuncia de Cecilia Cairo al Ministerio de Vivienda

Es el hecho más relevante desde el proceso de secularización de Uruguay (que culminó con la separación de la iglesia del Estado, hace más de 100 años, a través de la cual la Semana Santa pasó a denominarse Semana de Turismo), esencialmente porque durante esa semana, históricamente, la gente se acostumbró a pasear, rascarse el hongo, cazar, pescar, hacer asado y chupar vino con frutilla, aunque nunca falta algún desubicado que va a misa. Pero no a hablar de política.

El hecho de que una ministra haya tenido que dejar de hervir bacalao para ponerse a renunciar, en un momento tan preciado para los uruguayos, dejó absortos a todos aquellos que miraban las noticias en el celular (sentados en la reposera, con las patas para arriba y el chupe al lado) y las comentaban con sus allegados con la boca llena, mientras escupían pedazos de chorizo con mayonesa para todos lados.

Un par más de renuncias

Un gobierno que llegó al ídem reivindicando “que gobierne la honestidad” no puede hacer otra cosa que aceptar renuncias de todo el mundo ante la más mínima cagada. Como darle un ascenso a tu marido enseguida de ser nombrada vicepresidenta de la Administración Nacional de Puertos. O como el caso del presidente del Instituto Nacional de Colonización (INC), el “orgullosamente colono” Eduardo Viera, un organismo del cual nadie sabe nada de nada, ni lo que es un colono ni para qué sirve (ni qué comen, cómo viven ni cómo se reproducen), pero que acaparó la atención pública y la agenda política. Finalmente, Viera renunció a la presidencia del INC, ya que se le cuestionó como colono que sea colono al mismo tiempo que presidente de la institución que se ocupa de cosas de colonos. Si bien todo esto pareció una colonoscopía política de la derecha, el hombre, pese a haber renunciado, sigue siendo el presidente del organismo.

Las designaciones de Ache y Argimón

Esto seguramente surgió en la mesa chica del gobierno mientras se divertían jugando al truco y tomando unos Jack Daniels (es que los frenteamplistas ya no toman grappa con limón) en una mesa reservada en Lo de MoLiNa, el establecimiento gastronómico que funciona donde estuvo la sede histórica del Movimiento de Liberación Nacional y en la que aún se conserva intacto y prolijamente enmarcado un escupitajo del Bebe Raúl Sendic de cuando le dieron un mate hirviendo en una reunión en 1986. De allí se desprende que el propósito de nombrar a Carolina Ache embajadora en Portugal y a Beatriz Argimón ante la Unesco tenía como uno de sus objetivos alborotarle el avispero mental a Graciela Bianchi, que estaba medio quedada en las redes.

Un par de renuncias más (II)

Un ratito antes del acto de asunción de las autoridades del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente renunció su presidente, Jaime Saavedra, y Orsi se enteró por la prensa. “Andá, bo”, dijo, y lo llamó por teléfono y lo mandó a reunirse con el secretario de Presidencia, Alejandro Pacha Sánchez, que le dijo que no podía renunciar así, que ya estaban todos los sanguchitos y los bocaditos prontos para el vernissage y que si todo el mundo, por hache o por be, seguía renunciando, se iban a quedar sin gente para poner en los cargos. Y al final Saavedra desrenunció. La que sí renunció –pero renunció– fue la número 3 del Ministerio de Ambiente, Victoria Cros.

El rotundo y categórico pronunciamiento de Orsi sobre la situación en Gaza: “Eeeeehhhhhh... mmmmmmm, tremendo, bo”

Existe amplio consenso entre las autoridades en mostrarse firmes a la hora de escurrir el bulto en cuanto a la situación en Gaza, y así lo demuestra la política exterior uruguaya de esquivar el upite a la jeringa. El mismísimo canciller Mario Lubetkin, consultado por la prensa sobre si la situación en Gaza es un genocidio, fue contundente al responder: “Me tengo que ir, me acabo de acordar que dejé la leche en el fuego”.

El presidente Orsi, por su parte, aseveró que “si hay algo que no necesita la población de Gaza son anuncios”, y acto seguido anunció estar estudiando enviar leche en polvo y arroz como ayuda humanitaria. Pero se ve que la bolilla era difícil, porque todavía la siguen estudiando. O a lo mejor lo que están estudiando es cómo traducir la receta de nuestro tradicional arroz con leche al palestino, ya que es inquebrantable el compromiso de nuestro país de que cada niño gazatí pueda comerse un postrecito de esos antes de que una bomba israelí los haga saltar en pedacitos. Aunque no anunció nada acerca de si con la leche en polvo y el arroz también pensaba mandar canela.