El fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, pidió el procesamiento con prisión del capitán retirado Eduardo Giordano, en la causa que investiga el asesinato de Francisco Chocho, ocurrido en noviembre de 1972 en el Batallón de Ingenieros Nº 4 de Laguna del Sauce.

Según el pedido de procesamiento, al que accedió la diaria, la investigación de la fiscalía logró comprobar que Chocho murió por torturas, infligidas en un interrogatorio en el que también participaron los entonces tenientes José Hugo Iglesias Martínez, ya fallecido, Ulysses Prada Núñez, Álvaro Rovira y los entonces alférez Dardo Barrios y Roberto Echavarría.

Perciballe pidió el procesamiento de Giordano por el delito de homicidio muy especialmente agravado y pidió que se disponga el cierre de fronteras mientras se lo convoca a la audiencia para resolver sobre el procesamiento. Además, pidió la detención y conducción para ser indagados en sede judicial de Ulysses Prada y Álvaro Rovira, a quienes citó en febrero y agosto de 2020 pero no se presentaron a declarar.

Según la investigación de la Fiscalía, Chocho fue detenido el 23 de noviembre de 1972, luego de que en función del decreto de setiembre de 1971 -que remitió la lucha contra la guerrilla a las Fuerzas Armadas- varios militares del batallón detuvieron a Juan Pedro Salazar. Bajo tortura, Salazar declaró que integraba una organización dedicada a la venta de estupefacientes y señaló a Chocho como uno de sus integrantes.

Ante eso, Chocho fue detenido por Barrios y Echavarría y trasladado con los ojos vendados al Batallón de Ingenieros, donde fue torturado hasta la muerte.

Chocho era taxista, militante del Partido Nacional y dueño de un restaurante en Maldonado. El informe de la Secretaría Nacional de Derechos Humanos del Pasado Reciente cuenta que su hijo, Francis Chocho, que integraba la Armada Nacional, intentó ponerse en contacto con el batallón tras enterarse de que su padre había sido detenido. No le dieron información clara sobre los restos de su padre y en la tarde logró encontrar el cuerpo en la morgue de Maldonado, en malas condiciones y ya habiendo sido realizada la autopsia, en la que dijeron que había muerto de una embolia cerebral.

El Departamento de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República concluyó que la causa directa más probable fue la asfixia provocada por el submarino, y también constató fuertes golpes en la cabeza.

El médico de la unidad militar, Julio César Dalbora, llegó al batallón poco después del homicidio, declaró que la muerte de Chocho, considerando las circunstancias del lugar, “fue porque le hicieron el submarino”, y descartó muerte natural.

Giordano, en sus declaraciones ante la Justicia, negó su participación en los hechos, pero la Fiscalía consideró, entre otros elementos, sus declaraciones registradas en el expediente de la Justicia Militar en el que da cuenta de las circunstancias de la muerte de Chocho y admite su participación en el interrogatorio, al igual que los otros militares señalados.

Además, el entonces teniente de navío Ricardo Chávez Domínguez dio testimonio en la causa de la práctica de torturas en el Batallón de Laguna del Sauce.

En diálogo con la diaria la abogada denunciante, María del Carmen Salazar, destacó el testimonio del exsoldado Sergio Bueno y recordó que cuando regresó del juzgado con el testigo, el militar le comentó que un día antes de su declaración ante la sede judicial había recibido en su casa la visita de su superior, a quien no había visto en más de tres décadas.

“El día que lo llevaron detenido yo estaba de guardia frente al casino de oficiales, en segundo turno, entré a la una de la madrugada, el jeep llegó desde afuera y venía el chofer, el capitán Giordano, un soldado y el detenido. Lo bajaron ahí [...] y lo llevan hacia donde era el dormitorio de oficiales. Ahí había un hall donde se había trasladado la sala de interrogatorios. Estaba el tanque de agua [...] con los respectivos magnetos de corriente. Aproximadamente a la 1.15 vi salir al capitán Giordano para afuera a los gritos: ‘La puta, se me fue la mano, lo maté’. Giordano fue al casino de oficiales y vi que estaba hablando por teléfono”, declaró.