Este fin de semana se suicidaron dos policías. Uno de ellos trabajaba en la Guardia Republicana y el otro en el Programa de Alta Dedicación Operativa, dedicado al patrullaje. Los dos se mataron con su arma de reglamento. Uno de ellos lo hizo tras dispararle a un compañero, que está fuera de peligro, en una fiesta. El otro se mató en su casa y lo encontró su novia, que también es policía. Un tercer policía de Rivera se suicidó este lunes.

La problemática de los suicidios en la Policía ha sido alertada por los distintos sindicatos policiales en diversas oportunidades. La última advertencia fue en el marco del debate de la reforma de la seguridad social.

Luego de estos hechos, desde el Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo-Uruguay (Sifpom) se emitió un comunicado: “Nos enseñaron a ser fuertes, a que es debilidad pedir ayuda, no nos inculcaron empatía con nuestro compañero y lo que le pueda estar sucediendo. Hay signos de alarma, hay alertas muchas veces que nos deberían ayudar a reconocer cuando alguien nos necesita y así apoyar y así acompañarlo”.

Según indicaron, “muchos intentan que perdamos la humanidad, que veamos al que se certifica como alguien que ‘está de vivo’, que lo estigmaticemos y lo hagamos sentir fuera del sistema si necesita ayuda profesional”. Aclararon que “puede haber casos excepcionales, como lo hay en todas las profesiones, pero nunca será el camino que paguen justos por pecadores”.

Desde el sindicato informaron que “muchos compañeros llaman angustiados y muchas de las causas tienen que ver con persecuciones laborales, acoso sexual y abusos sistemáticos que reciben en su labor”.

Criticaron la respuesta de la institución: “Muchas veces piden ayuda y sólo reciben pases para psicólogos a dos meses. Otras veces prefieren transitar en silencio su estado para no tener perjuicios económicos que terminan afectando aún más su situación y su familia”.

Sifpom afirma que “hay compañeros que por salir del STIP [subsidio transitorio por incapacidad parcial] o por una junta médica que lo presiona a volver, volvieron y se quitaron la vida”.

“Estamos ante una emergencia que se necesita con urgencia responder. Pero parece que las respuestas hasta ahora sólo tienen que ver con empeorar lo que ya hay”, sentenciaron. “No es acortando el tiempo en el STIP una solución, ni bajarles desde un 45% lo que podrán cobrar enfermos, o dejarlos sin trabajo con patologías que adquirieron en este Ministerio”, acotaron.

Para Sifpom “las certificaciones tienen causas detrás que hay que trabajar entre todos”. “Un funcionario que arriesga su vida por el otro merece respeto, apoyo, garantías y que resuelva un comité técnico si puede o no seguir trabajando y no su jefe. No es justo dar ese peso a nadie”, señalaron.

Desde el sindicato afirmaron que “no puede ser tan perjudicial como lo es hoy pedir ayuda profesional, afectando salario, dignidad y empeorando su bienestar” y que “necesitamos para todos una atención de calidad y humana no como pasa muchas veces que son maltratados por quienes deberían contener”. “Necesitamos un retiro digno y no que se sigan cortando derechos como lo son las propuestas que pidieron nuestras jerarquías en el proyecto de retiro”, agregaron como reclamo.

Finalmente, exigieron: “no dejemos vernos como números y no veamos así a nuestros compañeros, hagamos la diferencia, seamos el cambio”. “No es mala palabra pedir ayuda ni tampoco debilidad, así como no es malo tratar de ponerme en el lugar del otro y desde ahí poder ver mejor”, concluyeron en el comunicado.

Varios dirigentes sindicales y policías se pronunciaron en las redes sociales sobre este tema. “Hoy dos compañeros se quitaron la vida, pero seguimos sin cambios en puestos clave, y proponen cambios en la seguridad social de los policías que los enfermarán aún más, y con menos garantías”, indicó Patricia Rodríguez, presidenta de Sifpom. “No son un número”, subrayó.

Detalló los hechos violentos de las últimas horas en los que policías fueron parte: “Una compañera peleando por su vida luego de una rapiña, otro herido por un compañero que luego se suicida, y otro compañero aparece muerto en Montevideo en otro aparente suicidio”, lamentó Rodríguez, que además hizo mención a la mujer policía que está internada en el CTI luego de recibir cuatro disparos, dos de ellos en el cráneo, cuando intentaban robarle el arma. “Todo esto en 24 horas, y no se escucha ningún cambio, no es el sindicato quien tiene el poder de decisión”, criticó la presidenta del sindicato policial.

Por su parte, Ricardo González, dirigente de Sifpom, señaló que “esta pandemia silenciosa que sufren los policías se llama suicidio, e hizo que hoy perdiéramos nuevamente dos compañeros”. Aseguró que “la reforma va a hacer que más compañeros se enfermen porque vulnera los derechos laborales y de retiro por enfermedad”. “Eso acarrea más efectivos enfermos trabajando por miedo a que le den la baja, nefastos son los cambios que se plantean”, enfatizó, y cuestionó: “Cuántos suicidios más hay que esperar para que el Ministerio [del Interior] resuelva los cambios que se necesita”. “Sanidad policial inoperante”, ​sentenció, y afirmó que “el sindicato no tiene la decisión ni potestad de resolver, zapatero a su zapato”.

“No es un problema de la Policía”

“Nosotros tenemos un problema como sociedad, no es un problema de la Policía”, dijo en conferencia de prensa Santiago González, director de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior. “Es parte de un problema que tenemos como sociedad uruguaya y no como colectivo, ni como Policía, ni como Ministerio del Interior exclusivamente”, reiteró. González afirmó que “no diría eso”, sino que “diría que tenemos un problema realmente como sociedad”. “Si le falta a toda la sociedad, seguramente también nos falte a nosotros”, indicó.

Explicó que “es un tema que se está encarando, que no nos es esquivo, que nos preocupa en todos los ámbitos de la sociedad”. “En el Ministerio del Interior hay un trabajo con el Hospital Policial también para el seguimiento”, aseguró, e insistió en que “es un problema que nos debe ocupar como sociedad uruguaya y no como fuerza policial”.

Según González, “no es mayor el porcentaje de suicidios de un policía que de un trabajador municipal o un bancario”. “Es un problema uruguayo grave, que claramente el silencio y la falta de información no ayudaron a bajarlo históricamente. Entonces, quizás, habrá que tomar otras estrategias, porque el suicidio es una medida extremada, límite, silenciosa”, planteó.

Le preguntaron específicamente si hay policías que no deberían estar en actividad por problemas de salud mental, que permanecen en sus cargos para que sus ingresos no se vean afectados. “Es muy difícil para nosotros saber algo que no se dice. No me consta que haya gente que esté incapacitada por una enfermedad, o una depresión, o por algo parecido. O quizás los haya. En tanto no consultan, en tanto no se acercan... Pero no me consta”, respondió.