El equipo de antropólogos liderado por Alicia Lusiardo reiniciará este viernes las excavaciones en el Batallón 14 y en los próximos días en la chacra de Pando, según informó a la diaria el director de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) Wilder Tayler, responsable de las excavaciones.

Tras el hallazgo de los restos óseos encontrados el martes, el equipo de antropólogos suspendió las excavaciones en los dos lugares donde está trabajando, el Batallón 14 y la chacra de Pando, para concentrar el trabajo en el predio donde se encontraron los restos.

Tayler explicó que el viernes el trabajo en el Batallón 14 consistirá en tamizar la tierra en torno al hallazgo en busca de materiales que puedan ser relevantes para la investigación. Durante la noche, el sitio queda custodiado por una guardia del Ejército, con el fin de evitar cualquier alteración.

Parte del equipo de antropólogos estará trabajando en el laboratorio de antropología forense de la Secretaría de Derechos Humanos, ubicado en la galería Caubarrère, donde ya está el esqueleto completo, del que se extraerán fragmentos para extraer muestras de ADN para identificar los restos.

El fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, explicó a la diaria cómo es la cadena de custodia de los restos a partir del hallazgo. Perciballe explicó que las excavaciones se realizan en áreas cauteladas por la Justicia a pedido de la INDDHH, que tiene la responsabilidad administrativa de las excavaciones desde 2019. Hasta ahora todos los pedidos para cautelar un área, que se solicitan por intermedio de la Fiscalía, han sido aceptados por la Justicia.

A partir del hallazgo de restos comienza el trabajo de la Fiscalía en el lugar y se dispara un protocolo de actuación sobre la custodia de los restos encontrados y eventuales consecuencias en la investigación penal, como el cambio de carátula o la investigación sobre las autoridades del predio militar donde fueron hallados los restos en el momento del enterramiento.

En este caso, el fiscal Perciballe convocó a la Policía Científica para que haga un relevamiento fotográfico del lugar, y a las peritas del turno del Instituto Técnico Forense del Poder Judicial, Eliana Vallejos y Rosana Manikowski. Además, determinó que la responsabilidad de la cadena de custodia recaiga sobre la jefa del equipo de antropólogos, Alicia Lusiardo, y conformó una junta interdisciplinaria integrada por las tres profesionales.

Perciballe explicó que una vez que los restos son enviados al laboratorio se lavan todas las piezas, se quita la tierra y la cal y se arma el esqueleto completo en una camilla, se pasa por rayos X para detectar la existencia de algún proyectil que no haya sido visto y, tras establecer las causas de la muerte, se eleva un informe a la Fiscalía.

Una vez establecidas las causas de la muerte, se extrae una muestra de ADN que posteriormente se envía al laboratorio en Argentina para su identificación. Luego de la identificación de los restos, la información se comunica a la familia de la víctima y recién después de esto se informa públicamente y se entregan los restos a los familiares.

En el caso de que la identidad de los restos responda a una causa que ya está abierta en la Justicia, se incorporan al expediente todos los informes relevados y continúa la investigación. Perciballe señaló que si ya hay condena en el caso, la investigación puede continuar con el análisis de la responsabilidad de los jerarcas del Batallón 14, “porque hay un enterramiento clandestino y se supone que en un batallón nadie hace nada o mueve una aguja si el jefe de la unidad no está en conocimiento, entonces se abre la posibilidad de investigación por un eventual encubrimiento”. En el caso de que sea identificada una persona que no tiene una causa abierta, se inicia una causa que se procesa en el marco del nuevo Código de Proceso Penal.

Consultada por la diaria, la antropóloga Alicia Lusiardo señaló que a partir de que se envía la muestra de ADN al laboratorio argentino, en Córdoba, demora aproximadamente un mes en obtener la identidad de los restos.

En cuanto a las posibilidades de que se pueda extraer material genético de los restos hallados el martes, Lusiardo señaló que, si bien hay una relación concreta entre el estado de los huesos y las posibilidades de extraer material genético, hay excepciones. “Hay veces que los restos están muy bien preservados y no se puede extraer material genético porque han estado en un suelo que los puede haber afectado, mientras que hay veces que aunque están muy fragmentados, muy dañados, se puede extraer material. Confiamos en que sí, porque están en un estado bastante bueno teniendo en cuenta las circunstancias, y la cal que los recubría probablemente haya ayudado a la conservación de material genético”, señaló.

Lusiardo dijo que en los primeros hallazgos de restos óseos se requerían múltiples cotejos, pero ya no es necesario porque en el transcurso de los años se han concretado avances que permiten que con un solo laboratorio se pueda obtener un resultado.

La identidad de los restos permitirá al equipo de antropólogos tener más información sobre las circunstancias del enterramiento. “Estamos expectantes de saber la identidad no sólo por saber el nombre y la historia de esta persona, sino porque eso nos permite sumar información al contexto represivo: quién es esta persona, por qué está ahí con el maestro [Julio] Castro y Ricardo Blanco, en qué momento desapareció, en qué operativo. Tenemos que esperar a conocer la identidad para saber cómo nos suma a la investigación”, añadió.

La antropóloga señaló que los restos fueron encontrados a unos 90 metros de donde se localizaron los restos del maestro Julio Castro en octubre de 2011. Consultada sobre si este hallazgo reorienta el área de investigación o modifica el plan de trabajo del equipo de antropólogos, Lusiardo dijo que el plan no va a cambiar porque el hallazgo es el resultado de ese plan de trabajo. “Estábamos trabajando para que esto sucediera”, señaló, y agregó que haber dado con estos restos refuerza la importancia de la zona.

Lusiardo dijo que en la zona no hay indicios a nivel de superficie sobre la existencia de otras fosas, por lo que la única forma de saber si hay más en la zona es continuar con la excavación.

“En este lugar veníamos excavando y no se veía ninguna anomalía. No era un lugar con remociones o con marcas de trabajo de ninguna persona o retroexcavadora. El terreno venía virgen hasta el hallazgo de este cuerpo. Era un enterramiento primario: se hizo la fosa, se colocó el cuerpo, se tapó y nunca más se tocó hasta que lo encontramos nosotros”, explicó.