En la mañana del 6 de junio el equipo de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) que trabaja en la búsqueda de detenidos desaparecidos en la dictadura halló restos óseos que estaban enterrados en el Batallón de Infantería Paracaidista 14, ubicado en Toledo, en Canelones.
Los restos fueron enviados a un laboratorio en Córdoba, Argentina, para conocer la identidad de la persona y previamente se pudo determinar que el cuerpo pertenecía a una mujer.
Según había informado la antropóloga Alicia Lusiardo, se encontró el esqueleto “esencialmente completo”, que estaba “en una fosa que fue cavada en la roca, por la poca profundidad de los suelos en ese sector en particular del predio militar. Una vez cavada la roca se colocó cal, se colocó el cuerpo, se volvió a colocar cal por encima y por último se colocó una losa”.
La especialista también indicó que los restos presentaban “daños”, “particularmente generados por raíces de plantas que invadieron los espacios vacíos entre la cal y los huesos, y que incluso ingresaron a ese tejido óseo esponjoso, dañándolo y generando entonces una incompletitud de las piezas”.
Este viernes el equipo de antropólogos brindó una conferencia de prensa en la sede de Fiscalía General de la Nación en la que informó que, según detalla el informe genético, en el cual se comparó la información con perfiles obtenidos a partir de muestras de referencia de familiares de personas desaparecidas, se supo que los restos no pertenecen a Elena Quinteros ni a María Claudia García de Gelman. Se pudo constatar, además, que se trató de una muerte violenta.
“Las comparaciones no han arrojado ninguna coincidencia estadísticamente significativa y, por lo tanto, concluyente en términos de identificación; sin embargo, existen varios casos de mujeres desaparecidas para las que se cuenta con pocas muestras de referencias resultando deficientemente representadas para la identificación o la exclusión”, detalló Lusiardo.
La junta médica forense que analizó los restos constató que estos presentaban traumatismos a nivel de columna cervical y traumatismos en mandíbula producto de violencia. Concluyó por tanto que la mujer cuyos restos fueron hallados en el Batallón 14 sufrió muerte violenta por acción de terceros, en el contexto de privación de libertad y malos tratos o torturas, informó Lusiardo. La antropóloga remarcó que “queda plenamente establecido el contexto de violencia” de la muerte y el hecho de que los restos son de una detenida desaparecida.
Por su parte, el fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, expresó durante la conferencia que la Fiscalía ordenará las medidas pertinentes para continuar con la investigación y llegar a conocer la identidad de la mujer detenida desaparecida. También informó que se conformará una mesa de trabajo que estará integrada por el Equipo Argentino de Antropología Forense, integrantes de la INDDHH y de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos.
“Que hoy no se haya obtenido esta identidad no quiere decir que no se pueda obtener en el futuro”, aseguró. Y agregó: “Queremos dejar bien claro que todas las causas por desapariciones forzadas se mantienen hasta el presente”. “Las persecuciones por estos crímenes, que son crímenes de lesa humanidad, son imprescriptibles y, por ende, se van a mantener; y vamos a mantener la misma política criminal de firmeza a la persecución de este tipo” de delitos, recalcó.
¿Por qué no se ha podido determinar la identidad?
Sobre enviar los restos a un laboratorio en Estados Unidos, una posibilidad que se consideró más temprano, en la conferencia se aclaró que no es necesario, dado que no es falta de material genético, ya que se extrajo de la muestra de fémur enviada a Córdoba sin “ningún problema”. “Están los 23 marcadores de ADN nuclear, no hay necesidad de hacer otro estudio en otro laboratorio, porque con esos 23 marcadores es suficiente para lograr una identificación”, planteó la antropóloga.
El problema radica en que “a la hora de hacerla confrontar [la información genética] con la base de datos de referencia de aquellas familias que buscan un detenido desaparecido y que han donado sangre, es cuando no surge una coincidencia, no hay un match significativo que permita identificar o excluir a un número de personas”, explicó.
No obstante, el equipo de antropólogos logró reducir “enormemente la lista de posibilidades”. “Hay algunas familias que necesitamos que se complete su pedigrí o lo que son los distintos posibles donantes que puedan abonar a tener una mejor representación”, concluyó.
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