El corredor de bolsa Ignacio González fue detenido este martes en el marco de la causa que lo investiga por presuntos delitos de estafa y apropiación indebida. El caso es llevado adelante por la fiscal especializada en Delitos Económicos de 2° turno, Silvia Porteiro, quien solicitó una prórroga de su detención hasta este miércoles, cuando está prevista la audiencia de formalización.

En su declaración en la sede policial, según supo la diaria, González remarcó que sus clientes ingresaron 13.427.132 dólares a la cuenta de la compañía Pérez Marexiano, a la que responsabilizó por efectuar “toda la operativa comercial”. En la Fiscalía, por otra parte, se analizan conversaciones de Whatsapp entre algunos inversores y el número de celular que aparece en el sitio web de Pérez Marexiano. En esos intercambios, los clientes preguntaban si González representaba a la compañía de bolsa y la respuesta que obtuvieron era afirmativa.

Una semana atrás, unas 25 personas damnificadas -patrocinadas por el abogado Ignacio Durán- denunciaron a los dueños de la bolsa Pérez Marexiano, Carlos Pérez Lafone y Pedro César Pérez Stewart, y a González, que decía trabajar para la empresa. En el escrito presentado ante la fiscal, al que accedió la diaria, dos denunciantes relataron que González les propuso una estrategia de inversión y, posteriormente, les proporcionaba una cuenta a nombre de la empresa Pérez Marexiano.

González se reunió varias veces con los damnificados, “siempre en nombre de la Sociedad de Bolsa Pérez Marexiano”, para monitorear el avance de las inversiones, analizar los resultados obtenidos y asesorarlos sobre nuevas inversiones a realizar. Les presentaba informes y estados de cuenta “siempre con resultados positivos, mostrando un aparente aumento sostenido del capital, así como la compra regular de nuevas acciones”.

Los reportes iban acompañados del logotipo y una presentación formal de la empresa Pérez Marexiano, lo que “reforzaba la confianza en la legitimidad de las operaciones y el respaldo de la sociedad mencionada en cada operación realizada por el corredor”, se detalla en la denuncia.

Sin embargo, al pedirle el retorno de los intereses, González justificaba sus retrasos de pago indicando que “las fechas de pago dependían del tipo de acciones adquiridas, que podían estar sujetas a modificaciones por la variabilidad de los mercados”.

Al invertir un segundo monto, a diferencia de la primera vez, González les solicitó que lo hicieran en su cuenta personal. También recibieron un informe “detallado” sobre las “supuestas compras de acciones efectuadas, a la postre apócrifo, pero destinado a engañar al inversor presentándole estados de cuenta con números irreales, lo que hacía que la confianza depositada se fortaleciera, escondiendo la realidad de los hechos y perpetrando una verdadera maniobra”.

Sin embargo, ese monto no fue destinado en Pérez Marexiano a la “adquisición de acciones ni a ningún tipo de inversión real, configurando una situación de absoluta irregularidad”.

El modus operandi, según consta en la denuncia, fue el mismo en todos los casos. En paralelo, el abogado Jorge Barrera también presentó una denuncia contra González y una mujer uruguaya, que vive en México y trabajaba con él en la captación de nuevos inversores.

La responsabilidad de la empresa

En la denuncia presentada por Durán, se apunta a los socios de la empresa por el “aprovechamiento del dinero del inversor a través del manejo consciente y sistemático del vínculo de confianza forjado con los clientes a lo largo de años de actividad en el rubro”.

Se indica que, una vez “consolidada” esa posición de “prestigio y credibilidad”, “la empresa comenzó a actuar de manera unilateral, sin consultar ni informar debidamente a los clientes, tomando decisiones arbitrarias sobre el destino de los fondos recibidos”. Se puntualiza que, “por orden y cuenta de González”, “la empresa realizaba operaciones financieras que nadie en su sano juicio podía realizar si se hace una lectura minuciosa del estado de cuenta del cliente y actuando con total desidia sobre el dinero del cliente”.

De hecho, se señala que en varios casos ni siquiera pueden ser calificadas de inversiones de “alto riesgo”, sino que se trató de “un verdadero despilfarro realizado por una persona que se creía totalmente impune y no fue controlada jamás por los encargados de Pérez Marexiano”.

En concreto, “en virtud de ese rol directivo y determinante” de Pérez Lafone y Pérez Stewart, resulta “prácticamente imposible sostener que pudieran desconocer las prácticas irregulares en el manejo de fondos de los clientes” implementadas por los corredores de bolsa “que operaban en estrecho vínculo con la firma Pérez Marexiano”.

Se señala que los corredores de bolsa denunciados actuaban por orden de Pérez Marexiano y “así se lo comunicaban a sus clientes, aparentando ser dependientes, utilizando casillas de correo y hojas membretadas con su logo y nombre”. Asimismo, se da cuenta de que una de las denunciantes concurrió hasta la empresa a “pedir explicaciones sobre sus inversiones” y se encontró con González, “con quien la empresa manifiesta no tener ningún tipo de vínculo”.