Luego del incendio en el módulo 11 de la Unidad Nº 4 de Santiago Vázquez, que terminó con cuatro personas muertas, el Ministerio del Interior (MI) anunció un plan para atender la emergencia carcelaria, que implicaba, entre otras cosas, descomprimir los módulos hacinados del centro penitenciario. El Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) comenzó a avanzar en ese proceso, que, según estiman, implicará realojar a 140 personas por quincena.

El ex Comcar tiene plazas para 3.000 personas, pero el incremento de la población carcelaria ha llevado a que actualmente haya 5.000. Los módulos 4, 10 y 11 han sido señalados en los informes del comisionado penitenciario Juan Miguel Petit como los “peores” del sistema carcelario, y calificados por el ministro del Interior, Carlos Negro, como “insostenibles”.

En una primera etapa, el INR puso el foco en atender la emergencia de hacinamiento que existe en los módulos 10 y 11, que son de máxima seguridad. Leticia Carzoglio, subdirectora técnica del INR, contó a la diaria que se tratan de módulos que, además de requerir mucha seguridad, tienen un régimen “muy cerrado”, es decir, no salen al patio. Hace dos semanas comenzaron con un proceso de análisis interno de los diferentes perfiles en los diferentes sectores de cada uno de los módulos. “Hay dos o tres sectores en cada uno de los módulos, y por ende, hay diferentes perfiles en cada uno de ellos”, explicó,

El INR comenzó el trabajo con uno de los sectores del módulo 11 en el que lograron entrevistar a 72 personas, de las cuales “la gran mayoría fue realojada en otro módulo de otra de las unidades del complejo 4” y otros fueron “trasladados a otras unidades”, por ejemplo, a unidades del interior que son de bajo riesgo. “Realmente es una oportunidad también tanto para la persona como para el sistema de buscar aquellos perfiles que puedan salir de Comcar”, señaló.

Previo a las entrevistas, los técnicos del INR hicieron un análisis de los perfiles de las personas de los distintos sectores. “Ya fuimos con una idea de quién era cada uno, de dónde venía, cuál era el tipo de delito y demás, y lo entrevistamos para entender, en primer lugar, cómo estaba viviendo la persona en ese sector”, expresó Carzoglio. Entre otras variables, los técnicos preguntaron a los privados de libertad si el traslado que preveían podía atentar contra su seguridad o las visitas que pudieran llegar a tener.

En esa entrevista, las autoridades solicitaron el consentimiento para el traslado y, según dijo Carzoglio, la “gran mayoría, por supuesto, accedió porque es un módulo que no tiene mucha oportunidad de ofrecer, más allá del encierro y algunas horas de patio o de planchada”. Luego se convocó a la Junta de Traslados, que incluye al equipo operativo, al equipo técnico y al de traslados, y se realizó una resolución correspondiente. El martes pasado, los realojados en el exComcar ya habían sido trasladados y el viernes culminó el proceso para las personas realojadas en otras unidades.

Carzoglio explicó que es difícil determinar cuántas personas serán realojadas en los próximos meses porque hay diversos perfiles, según los sectores, entonces es necesario ver cómo les “va en cuanto a la entrevista, en cuanto a la expectativa, en cuanto a su posibilidad de sacarlos, y luego en la junta, que ahí también se ven los temas de seguridad y los operativos”. De todas formas, “si todo sale bien, estamos pensando en mover alrededor, por semana, entre 70 y 60 personas”.

Esta semana y la siguiente el INR piensa comenzar a trabajar en el módulo 10, que si bien “también está muy hacinado”, es de “progresividad”. La persona que ingresa al 11 y es bien evaluada por el sistema, sus compañeros y el equipo de dirección tiene la posibilidad de ir al módulo 10. “Entonces entendemos que ahí seguramente haya más gente que tenga otras posibilidades, porque sigue siendo igual una unidad de máxima seguridad”, expresó.

Luego de que termine este proceso en julio, el INR tiene previsto continuar el trabajo en otros dos módulos de otras unidades, que no tienen máxima seguridad, pero también están hacinados, que son el 3 y el 4.

Nosotros vamos a seguir después con otros dos módulos que están en otras unidades que no tienen máxima seguridad, pero que están muy complejos también por el alcinamiento, que son el módulo 3 y el módulo 4, que está en la unidad 4 C. En el exComcar hay cinco unidades: la 4A, que es de máxima seguridad, la 4 C y 4D que son un nivel intermedio de seguridad, y la 4E, que es donde se alojan las personas que trabajan en el polo, el espacio laboral que está previsto en el exComcar, donde se alojan personas que trabajan en el mismo Comcar y que salen con autorización judicial a trabajar en otros lugares.

En el caso de los módulos 3 y 4, si bien no presentan las mismas características que el 10 y el 11, porque tienen otra movilidad, realmente “están muy hacinados”. “Por ejemplo, el módulo 3 tiene un estimado de 480 plazas y hoy está en 840 personas. Y el módulo 4 tiene 400 plazas y tiene un total de 824 personas”, expresó.

Además del descongestionamiento del sistema, en parelalo se está trabajando para relevar los vacantes que existen y hacer el llamado para nuevos funcionarios. El Ministerio del Interior anunció un mes atrás que tienen previsto el ingreso de 600 funcionarios, ya que, por ejemplo, en el módulo 11 donde sucedió el incendio, en ese momento habían cinco personas atendiendo a 700 privados de libertad.

También se está trabajando en un acuerdo con el Ministerio de Transporte y Obras Públicas para realizar algunas construcciones en el Comcar, desde nuevas cocinas hasta espacios de visitas y espacios educativos. “Nosotros entendemos que le damos las garantías a la persona y al personal si hacemos estos movimientos para descomprimir todo este nivel de violencia y hacinamiento que genera la propia violencia, o sea, es como un ciclo de visión. Además, estamos súper convencidos que en esos espacios de ocio, de patio, de deporte, las personas tienen otro comportamiento, las personas tienen otras formas de relacionarse entre ellas, no hay inconveniente”, expresó la subdirectora.

A diferencia de los realojos, que está previsto para julio y agosto, las obras a veces demoran un poco más y se desarrollarán en el segundo semestre. Carzoglio explicó que el 90% de las personas que viven privadas de libertad comen de lo que se produce en una única cocina. Si bien la cocina es industrial, tiene 12 quemadores y ollas pensadas para 500 personas; “realmente sigue siendo un problema la distribución porque el Comcar es como una ciudad”. “Para que llegue la comida al último celda, el último módulo pasó de todo. Se genera ahí de todo, desde el mal manejo de los alimentos hasta todo tipo de problemas internos con la distribución y el reparto. “Entonces esto sabemos que es algo que lo vienen pidiendo hace tiempo, que es recontra necesario y que va a bajar también esos niveles también de corrupción” que existe en torno a la cocina.

Se desarrollarán tres cocinas, en unidades estratégicas, donde la comida no llega o llega “cualquier cosa” porque el traslado se realiza en unos carros. “El tema del alimento también es una moneda de cambio, es una cosa muy compleja, genera mucha violencia porque a veces no llega todo lo que necesitan comer y está complicado”, afirmó.