El concepto de corredor biológico define la conectividad entre zonas protegidas o aisladas con áreas con importante biodiversidad, para así contrarrestar la fragmentación de los hábitats. Se trata de una conexión natural entre dos o más áreas naturales, que permite el intercambio de flora y fauna y el mantenimiento de praderas y bosques nativos.
En 2017 se puso en marcha uno de esos corredores entre las áreas protegidas Esteros de Farrapos y Montes del Queguay, con participación de los gobiernos de Río Negro y Paysandú y el apoyo de la Delegación de la Unión Europea en Uruguay, el Centro de Estudios, Análisis y Documentación del Uruguay (Ceadu), Vida Silvestre y organizaciones ambientales de la zona. El proyecto identificó los ecosistemas sensibles en la zona de conectividad y describe las actividades y usos del suelo en sus padrones.
La zona de conexión, además, es un aporte al desarrollo sostenible y la mejora de la calidad de vida de sus pobladores a través de la planificación y el ordenamiento de territorio, la promoción de prácticas productivas sostenibles, y la restauración y conservación de ecosistemas naturales y de la biodiversidad. Entre otras cosas, el flujo de individuos y especies favorece la recolonización de los territorios. Así, la flora y la fauna reducen su depresión poblacional debido a la consanguinidad.
Gustavo Diverso, coordinador del proyecto y director del Ceadu, dice que la implementación del corredor biológico permite el desarrollo de programas de explotación sustentable de los recursos naturales de la zona. “También estimula la adopción de alternativas ecológicas de producción agrícola, producción de miel, ecoturismo y otros sectores de la actividad productiva”, agrega, y aclara que la idea original fue del ingeniero agrónomo Jorge Firpo, actual director de Desarrollo de la Intendencia de Río Negro.
Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay es un parque nacional que consta de un sistema de humedales fluviales, islas e islotes que se inunda en forma permanente o temporaria como consecuencia de las crecidas del río Uruguay. En sus márgenes se desarrollan elevaciones que llegan a dos o tres metros de altura, sobre las cuales crece vegetación arbórea con gran variedad de especies que amortiguan el efecto de las aguas.
Conviven allí varios ecosistemas: bañados, pantanos, campos naturales, montes y matorrales ribereños —generador de un corredor biológico— y montes de parque abierto, con sus algarrobales y blanqueales asociados, por lo que hay una importante diversidad de especies de aves, algunas de ellas amenazadas a nivel nacional y regional, como el dragón o tres especies de capuchinos. Las islas son también espacios para la reproducción y sitio de invernada de especies migratorias neárticas y neotropicales.
El área protegida Montes del Queguay, también conocida como Rincón de Pérez, es un paisaje protegido básicamente formado por una de las mayores masas boscosas naturales del territorio uruguayo. Se trata de una planicie de inundación formada en la confluencia de los ríos Queguay Grande y Queguay Chico, y alberga un importante macizo forestal asociado.
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