Con esta edición llegamos a seis años de Lento. Hemos cambiado muchas cosas, y varios de los que hacen la revista no son los mismos que cuando empezamos (¿pero quién es, en realidad, exactamente la misma persona de seis años atrás?). Sin embargo, hay líneas que continúan. Incluso, con algunas alegres simetrías.
Para empezar, nuestra nota de tapa hoy, como hace seis años, es de Ana Fornaro, coeditora de varias ediciones de la revista. Pero si entonces se trataba de un perfil en el que brillaban tanto el lenguaje como el rescate de una figura lateral —el Hombre Araña uruguayo—, hoy se trata de una investigación de impacto social. Y lo que antes era un tema más bien montevideano, ahora es un asunto de alcance rioplatense: la situación de las trabajadoras domésticas de un barrio privado de Buenos Aires. Este mensuario, entre otras cosas, se fue moviendo de los temas locales a la mirada regional, en tanto otros productos que hacemos desde la diaria, como la edición de fin de semana, pasaron a ocuparse de ese espacio que hay entre el seguimiento del día a día y la cobertura de los fenómenos de mayor duración.
Hay otros de los de siempre: los humoristas gráficos Sergio Langer y Andrés Alberto, los ensayos culturales (esta vez sobre dos Marios: el de los videojuegos y Levrero, que ya fue tapa en el número 3 de la revista), los fotorreportajes (Pablo Albarenga otra vez), las ficciones ilustradas, las historietas, las crónicas como las de Roberto López y Rosi Lázaro, socios renombrados.
Como al resto de las publicaciones de la diaria, este año en Lento nos esperan transformaciones importantes. De algunas hablaremos en estas páginas, y seguramente respecto de otras los consultaremos antes. Para seguir nos necesitamos cambiando, de este y de ese lado.