La música de los muchachos de Liverpool sigue sonando en todos los rincones del mundo y los fanáticos, fuente de sorpresas constantes, rinden creativos tributos. A Gerardo Weiss lo llevó a abrir una peluquería temática en Buenos Aires, en el barrio de Flores. A pasitos de la avenida Perito Moreno, en el pasaje Eustaquio Cambieses, abrió su Pelubeatle. La peluquería, decorada con posters, muñecos y todo tipo de merchandising de los Fab Four, es la cuarta en el mundo que se dedica expresa y oficialmente a la banda. La primera fue fundada por Barry Hayden en la calle Penny Lane, en Liverpool, y luego siguieron las de Junichiro Tsujimoto en Tokio, Japón, y Abbey Road Studios en Illinois, Estados Unidos.
Hace 40 años que Weiss se dedica a la peluquería. Empezó alcanzándole ruleros al prestigioso Pino Paparella, hasta que un día lo dejó cortar el pelo. Al tiempo, una compañera le contó que estaba trabajando con Roberto Giordano y que le pagaban más. Weiss no lo dudó y se fue con el peluquero estrella. “Tuve que llevar a una vecina para hacerle un corte de pelo y un brushing y a los tres meses me llamaron. Antes para cortar el pelo tenías que ser profesional, no era como ahora que lo hace cualquiera”, recuerda el pelubeatle del otro lado del teléfono y pregunta si se lo escucha y entiende bien porque tiene el tapabocas puesto. La aventura laboral con el empresario argentino, que acuñó frases cómo “Qué noche, Tete” o “No me peguen, soy Giordano”, se terminó cuando no lo dejó “hacer un corte loco”.
Weiss renunció y empezó su “carrera solista”. Recicló la cocina de la casa de su abuela para hacer funcionar el local. “Cuando empecé, en 1988, hacía cortes con dibujos en la cabeza y usaba colores novedosos: dorado, plateado, azul. No lo hacía nadie”, dice.
Pero el momento clave de su carrera surgió de un sueño que tuvo en 2004. En aquel pasaje onírico, los Beatles iban a su peluquería. Al despertar sintió que tenía que hacer el cambio. Retiró las fotos de los cortes tradicionales que se ven en cualquier peluquería de barrio y decoró las paredes con toda la papelería que encontró con las caras de los músicos de Liverpool. El futuro de su local debía enlazarse con su banda favorita. Hizo un afiche de referencia con los distintos cortes que fueron haciéndose John, Paul, George y Ringo durante los años de la banda, y así creó la plantilla de cortes beatle para que elijan sus clientes.
El cambio de rumbo sorprendió a los habituales y algunos clientes se alejaron. “La gente pensó que me iba a dedicar a hacer el corte de Carlitos Balá y me fundí”, dice Weiss sobre aquella época, y recuerda haber agotado el saldo de 15 tarjetas de crédito para poder ambientar su local con todas las cosas beatle.
El éxito llegó de manera azarosa. Un día, caminando por Corrientes y Callao, vio a una chica que le pareció linda, se acercó a hablarle y resultó ser una periodista del programa de radio Perros de la calle, que estuvo al aire hasta 2020 en Metro 95.1. “Me dijo que me iba a hacer una entrevista y cumplió. Fue tan divertida la nota que después me terminaron llamando de Clarín y empecé a recibir llamadas de otros medios gráficos y radios”, cuenta.
La Pelubeatle argentina cobró dimensión internacionalmente y se acercaron la cadena británica BBC, un medio de Indonesia, e incluso salió en la tapa de un diario de Japón, que está debidamente exhibida en la peluquería. Le llegó un video de Barry Hayden en el que decía que no podía creer que en Sudamérica hubiera una peluquería que tuviera más cosas que la suya. Finalmente recibió una invitación para ir a cortar el pelo a Penny Lane y Hayden le presentó a los músicos de Bowie, lo hizo entrar a la casa de la infancia de los Beatles, se vio todos los días con la hermana de John Lennon y conoció a la esposa de George Harrison. “A la hermana de Lennon le di una tarjetita de la peluquería y me dijo que la había visto por televisión. Hasta ahí llegó, imaginate”, dice orgulloso.
El local de Weiss se convirtió en el lugar elegido por músicos, productores, artistas de cine y lo fueron a visitar Dante Spinetta, los Vox Dei, David Lebón, Rodolfo García y Nito Mestre. “Son algunos de los rockers a los que todavía les queda pelo”, bromea. “Cuando se podía hacíamos acústicos en la puerta y se paralizaba la avenida. Todo para combatir a Arjona y al reguetón”, dice, y lamenta no poder seguir haciéndolo a causa de la pandemia, que lo obligó a parar su trabajo durante varios meses. Los nervios por tener el negocio cerrado le produjeron un infarto de oído y ahora escucha todo “como si estuviese abajo del agua”. “Le pregunté a la fonoaudióloga si me había pasado por escuchar tanto rock y me dijo que fue algo nervioso y que me salvé por tres centímetros de que fuera un ACV”, cuenta.
Además de su pasión por los compositores de Abbey Road y la peluquería, Weiss es fanático de Estudiantes de La Plata y de Luis Alberto Spinetta. Su locura por el club platense lo hizo fantasear con la idea de ser periodista deportivo para relatar los goles del club de sus amores, pero con el tiempo desistió y se dedicó a lo que finalmente le ha dado las mayores satisfacciones: el rock y las tijeras. “Lo hice para sentirme bien y para tratar de revivir la década del 60, que para mí fue lo mejor que tuvo el mundo. Fue la época de la innovación, de la liberación y de todo lo que revolucionó. Los Beatles estaban adelantados en la música, en los cortes de pelo. Inventaron el videoclip. Y todos los demás músicos veían sus pasos y también innovaban. Teníamos para elegir cientos de bandas. Ahora no hay nada”, comenta.
Hoy su peluquería, además de oficiar como tal, es una especie de museo-santuario del rock en el que se puede encontrar merchandising del más variado: desde fotografías originales hasta un ventilador lookeado con la estética de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. “Es raro todo lo que tengo porque trato de buscar piezas de colección. Las hago traer de Europa, Estados Unidos o Japón. Tengo un muñeco de Lennon que cuando pasás se activa y te habla. Hay pocos ejemplares en el mundo. La gente me quiere comprar muchas de las cosas que tengo, pero para mí nada de esto tiene precio”, dice. Hace unos años la legislatura porteña declaró a su peluquería de interés cultural y a principios de enero de 2021 la nombró como la única peluquería turística de Argentina.
Weiss, más allá de haber cumplido uno de sus sueños más importantes, todavía anhela que Paul McCartney vaya a la Pelubeatle, poder hacerle el corte que llevaba en los 60 y tener una charla con él. “A lo máximo que llegué fue a darle la mano en el Four Seasons, cuando salía para el estadio de La Plata a hacer el recital”, dice, y confiesa que además de eso siempre tuvo la idea de poner una escuela de cortes de rock. “No existe en ningún lado del mundo. Si recorrés Argentina vas a encontrar una barbería por cuadra, donde los chicos hacen cortes con máquina, y yo quiero enseñar a hacer cortes al estilo Ron Wood, Mick Jagger o los Beatles y pasar videos de cómo empezó todo. El pelo fue una revolución en el rock and roll”.