Está sentado solo al final de las butacas, lejos del resto de la gente. Walter lleva puestos unos jeans y una camisa a lunares, tiene poco más de 20 años y responde a todas las preguntas de quien oficia la ceremonia: un hombre de unos 35 años que habla en un portuñol bastante más español que portugués.

—¿Alguien les obliga a poner una ofrenda? —pregunta el pastor.

—No —responden a coro las 20 personas que hay en el lugar.

—¿Saben que el dinero que ponen es para ayudar a sostener este lugar?

—Sí —dicen como respuesta final.

El lugar es la sede nacional de la Iglesia Universal del Reino de Dios en Uruguay, que fue inaugurada en 2013 y está ubicada en la principal avenida de Montevideo. Con una capacidad para 2.400 personas, se encuentra abierta todos los días y casi las 24 horas.

Además del joven que oficia la ceremonia hay algunos otros hombres y mujeres que lo ayudan: son los “obreros” de la iglesia, personas que se acercaron allí por algún problema o con “sus vidas destruidas”, como suele decirse en la jerga de la congregación, y hoy se han convertido en fieles devotos para ayudar a los más nuevos. En el centro de la alfombra, uno de ellos sostiene una bolsa de tela, tan larga que casi toca el piso. Allí, cada uno de los “bendecidos” coloca una suma monetaria a modo de ofrenda. Más tarde, terminada la ceremonia, los obreros entregarán el dinero a quien preside el evento.

Un siervo bien entrenado

El nombre de estos fieles resulta llamativo: obreros. Según Marx, los obreros son los generadores de la plusvalía, el excedente que se queda el dueño de los medios de producción. El obrero es el sujeto enajenado por excelencia, el sujeto que está fuera de sí, el sujeto cosificado. De hecho, el Manual del Servicio Sagrado, un pequeño cuadernillo para los obreros de la Iglesia Universal que abarca desde cómo pensar hasta cómo vestirse e higienizarse, especifica que estos no deben “cuestionar algunas limitaciones colocadas aquí como normas, debido a que la obediencia a ellas traerá resultados satisfactorios y, principalmente, agradará a Dios”. El sinnúmero de reglas ordena completamente el tiempo de los siervos, de forma similar a lo que a inicios del 1900 propusieron Taylor y Fayol en sus teorías de la organización racional del trabajo.

Los obreros son el último eslabón de una larga cadena ascendente, en la que el lugar privilegiado lo ocupa el obispo principal y fundador, Edir Macedo. A él le siguen los obispos, que son los encargados generales de las iglesias de cada país; luego vienen los pastores, que dirigen las iglesias en los departamentos y son los encargados de conducir las reuniones y los encuentros. Finalmente, están los obreros. La Iglesia Universal, como muchas empresas, tiene un organigrama estrictamente verticalista. Y, al igual que en la Iglesia Católica, a los altos cargos sólo acceden los hombres; a lo máximo que puede aspirar una mujer es a ser obrera, el resto de las funciones son patrimonio masculino.

El pastor lo explica a sus fieles, que, llamativamente, son en su mayoría mujeres: “Ella educa a los hijos para que sean hombres de fe, cuida del marido, de la casa, en fin, vive un día a día agitado; sin embargo, lo que diferencia a la mujer de Dios es que ella hace todo bajo la dirección del Señor”.

“Orar, ayunar, orientar y preocuparse por el prójimo. Ese es el papel desempeñado por miles de obreros de la Iglesia Universal del Reino de Dios en todo el mundo”, afirma el texto “Recomendaciones para Obreros”. El obrero tiene que visitar a los fieles, trabajar en las campañas, limpiar la iglesia, vestirse y peinarse prolijamente, no tener amistades que contradigan sus creencias y nunca debe olvidarse de brindar las ofrendas y ser fiel en el diezmo, que es el equivalente a 10% de su ingreso salarial. En la web de la Iglesia Universal dice que “los diezmos y las ofrendas son tan sagrados como la Palabra de Dios. Los diezmos significan fidelidad y las ofrendas significan el amor del siervo por su Señor. Todo el que sirve a Dios tiene derecho a una vida abundante”.

Los fieles ya están en sus sillas. El pastor agradece el trabajo de los obreros, quienes se retiran con la ofrenda. Algo que jamás verán, porque ellos son los únicos que no perciben una remuneración económica dentro de esta estructura.

“Un obrero sólo puede sentirse inútil si realmente no se dedica o hace la obra relajadamente. Dios lo eligió para salvar almas, y cuanto más usted se dedique, más bendecido será”, dice en esa mezcla de español y portugués apuntando hacia el techo.

Origen

Una pequeña funeraria funcionaba en el lugar donde Edir Macedo Bezerra inauguró, el 9 de julio de 1977, la primera sede de lo que hoy conocemos como la Iglesia Universal del Reino de Dios, en la zona norte de Río de Janeiro.

Durante los primeros años, diez obreros iban de casa en casa, repartiendo volantes y pegándolos en los postes de luz y en las paredes, con el fin de atraer fieles a esta incipiente congregación. El método dio un excelente resultado y dos años después ya estaban alquilando un antiguo galpón con capacidad para 1.500 personas.

Rápidamente se expandieron por todo Brasil y en poco tiempo ya habían traspasado sus fronteras. Hoy, la Iglesia Universal está en más de 100 países; entre ellos, Uruguay, donde cuenta con 48 iglesias. La primera llegó en 1989 para instalarse en la ciudad de Rivera, fronteriza con Brasil.

La Iglesia Universal fue ampliando su área de influencia en Uruguay y hoy todos los departamentos del país cuentan con al menos un local. En Montevideo y Canelones son 18 iglesias, mientras que en el resto del país hay 30.

Una hermana fue quien acercó al evangelismo a Macedo, quien hasta los 18 años había sido católico. Ingresó entonces a la Igreja de Nova Vida, donde estuvo desde 1963 hasta 1975, cuando abandonó este culto para dar inicio a la Cruzada do Caminho Eterno, que dejaría dos años después para formar junto con otros creyentes la Igreja Universal do Reino de Dios.

Macedo abandonó su trabajo como cajero de un bingo y sumó a su cuñado Romildo Ribeiro Soares y a Roberto Augusto Lopes en esta nueva cruzada religiosa. Soares ejerció el liderazgo en un primer momento, pero rápidamente Macedo le arrebató el lugar a través de la popularidad que consiguió como presentador de un programa religioso en la radio Metropolitana de Río de Janeiro.

“Para tener una idea de la fuerza de Macedo, sólo la Iglesia Universal tiene más de 10.000 templos, con 14.000 pastores esparcidos por todo Brasil. Por otro lado, lidera la cadena Record, y en 2013 fue designado por la revista Forbes como el pastor más rico de Brasil, con 2.000 millones de reales en activos. Recaudó tanto dinero que se convirtió en dueño de un avión de 45 millones de dólares y compró el Banco Renner, en julio de 2020”, explica un informe del Instituto Humanitas Unisinos de la Universidad de Vale do Rio dos Sinos.

Pero Macedo Bezerra, ese hombre bajito de anteojos que viste siempre un traje azul y unas elegantes corbatas rojas, es una persona controvertida en su país. De hecho, ha tenido que enfrentar más de 20 investigaciones por acusaciones que van desde calumnias y uso de documentos falsos hasta la esterilización de los pastores de su propia congregación.

Y aunque ha frecuentado los pasillos de la Justicia federal brasileña, adonde fue citado por primera vez en 1992, cuando Carlos Magno de Miranda, exlíder de la iglesia en el nordeste de Brasil, lo acusó de evadir impuestos, estar involucrado con el narcotráfico colombiano y enviar oro y dólares ilegalmente al exterior, siempre ha sabido salir ileso. Macedo sólo estuvo preso en mayo de 1992, cuando fue acusado de charlatanismo, curanderismo y estelionato. En todo caso, las horas en la prisión pasaron rápido, ya que por un habeas corpus a los 11 días quedó en libertad. Los fieles lo esperaban con los brazos abiertos.

Foto del artículo 'El shopping de la fe: una maquinaria universal'

Ilustración: Ramiro Alonso

El éxito financiero de la fe

Rafael está sentado en la primera fila. No hace mucho que participa en las reuniones en la iglesia, pero cuatro meses han sido suficientes para que sea un fiel colaborador de “la Universal”, como la llaman sus devotos. Mueve nerviosamente las manos, mientras cuenta que tenía problemas en los riñones y que había hecho varios tratamientos, pero ninguno calmaba las molestias que sentía. Fue a la primera reunión con dolor, pero luego de tocar el Manto Consagrado desaparecieron todas sus afecciones.

El Manto Consagrado es uno de los tantos objetos que la Iglesia Universal utiliza como puntos de fe. Se trata de un cuadrado de tela muy grande que, de acuerdo con los religiosos, sana inmediatamente a quien lo toca. A este Manto se le suma el Agua Consagrada del Río Jordán, la Rosa Consagrada, la Sal Consagrada por el Espíritu Santo, el Jabón de la Descarga y el Aceite Santo de Israel, un óleo que, aseguran, es traído exclusivamente de allí.

Estos elementos, junto con la teología de la prosperidad, que relaciona la fe con el éxito financiero, son el punto neurálgico de la Iglesia Universal. Alrededor de esto se construyen todos los discursos y las teorías que predican.

“El Señor le promete al creyente que dona que Él le volcará tantas bendiciones que no habrá lugar suficiente para almacenarlas”, explicaba Macedo en uno de sus discursos, bajo el calor de Belo Horizonte. Y la colaboración de sus fieles sí que es importante para el obispo, quien en 2015 ingresó a la lista de multimillonarios de Forbes con un patrimonio estimado en 1.100 millones de dólares.

“¿Cuál es el mayor país del mundo, económicamente hablando? Los Estados Unidos. ¿Saben por qué? Porque, hace mucho tiempo —esto es historia, lo pueden buscar en internet—, la colonización fue hecha por hombres que creían en la palabra de Dios. Y donaban. Por eso, se ve en el billete de dólar ‘Confiamos en Dios’”, continuaba Macedo, casi gritando, impulsando a los fieles a dar más y más dinero a la iglesia. Ese dinero no paga impuestos, ya que las ofrendas y los diezmos aparecen registrados como donaciones.

Los pastores electrónicos

La pantalla se funde en negro y aparece en escena Juana, una señora de 47 años, aunque aparenta más. Lleva puesto un vestido color café y el pelo desprolijamente recogido. Cuenta sobre el alcoholismo de su marido, lo infeliz que es y los problemas económicos que tienen. Está sola en la pantalla y todas las luces apuntan a su cara.

Unos minutos después la imagen vuelve a fundirse y Juana aparece nuevamente, pero esta vez con una sonrisa en el rostro. Habla de lo feliz que es, de lo bien que le va económicamente y anuncia que su marido ya no bebe, todo gracias a que en su camino se cruzó la Iglesia Universal. La pantalla vuelve a fundirse y aparece un obispo que en la peculiar mezcla idiomática manda a un corte: “No se vaya, enseguida estaremos con usted”.

La Iglesia Universal lleva adelante un magnífico plan de comunicación en los medios: televisión, radios, diarios y Whatsapp con atención las 24 horas. Privilegia estas plataformas para acceder a las clases populares, que componen la mayoría de sus fieles. Pero el camino para conseguir los medios no ha sido sencillo. En un principio la iglesia apenas sobrevivía económicamente y ni siquiera contaba con un espacio físico propio. Pese a esto, el joven Macedo no desistía, y continuamente le decía a su círculo que su misión era llevar la palabra de su iglesia a todo Brasil.

La suerte estuvo de su lado. Al cabo de un tiempo una de sus fieles vendió un terreno y le donó todo el dinero. Como parte del plan de universalización de la doctrina, Macedo compró diez minutos por día en la radio Metropolitana de Río de Janeiro. Comenzaba a gestar su imperio mediático, que se consolidó en 1989 con la compra de Record TV.

La compra de la emisora, por una suma superior a 45 millones de dólares, generó una gran controversia y fue objeto de investigación de la agencia impositiva de Brasil. No está claro el origen del dinero. Según declaraciones ante la Justicia del expastor Carlos Magno de Miranda, el dinero provendría de Colombia y estaría vinculado al narcotráfico. Pero, más allá de las investigaciones, en 2011 el juez federal Leonel Ferreira falló a favor de Macedo.

Sexo, amor, morbo y reality shows son algunos de los contenidos que transmite Record TV, como megáfono de la Iglesia Universal y del actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro. Justamente, su gobierno gastó más de 29 millones de reales, un equivalente a cinco millones de dólares, en campañas publicitarias en la cadena de Macedo en el período comprendido entre enero de 2019 y mayo de 2020, según un informe presentado por la organización de periodismo de investigación Agência Pública.

Considerada una de las cadenas más importantes de Brasil, la Record TV también se encarga de producir algunas novelas bíblicas, que fueron vendidas a más de 50 países y que han liderado picos de rating en Sudamérica, como Moisés y los diez mandamientos y Jesús de Nazareth. Pero la estrella principal es su tradicional programa Pare de sufrir. El mensaje de este es simple y directo: si usted se acerca a la Iglesia Universal “va a tener una casa, va a tener un auto, sus problemas financieros van a resolverse, volverá a ser una persona saludable, tendrá un hogar en armonía y un trabajo”.

Paralíticos caminando, ciegos que comienzan a ver, tumores que desaparecen son acompañados de la luz tenue, el sonido suave y los pastores/conductores que invitan a los fieles/consumidores a sumarse al gran culto mediático. ¡Alabado sea el Señor!