Contra la covid-19 a Uruguay le fue muy bien en 2020, espantosamente mal en la primera mitad de este año y auspiciosamente bien en el comienzo de la segunda. Da la impresión de que todavía estamos muy cerca de los acontecimientos para evaluar las razones precisas de esos enormes altibajos, aunque podamos declarar, si nos apuran, que el éxito inicial se debió a una buena respuesta de la sociedad, que el desastre posterior tuvo origen en la llegada de variantes más agresivas del virus y la falta de medidas para restringir la movilidad, y que la actual mejora es consecuencia de la efectiva campaña de vacunación.

Entre los factores que posibilitaron el buen desempeño en 2020 está la rápida y extendida cantidad de testeos que se llevó a cabo, que permitió aplicar cabalmente la estrategia de vigilancia epidemiológica recomendada por los organismos internacionales, basada en la trazabilidad y el aislamiento. Es más o menos conocido el hecho de que esa pronta capacidad de testear le debió muchísimo a la investigación científica nacional, que desembocó en el desarrollo local de las pruebas.

En nuestra nota de tapa, entrevistamos a una de las personas que hicieron posible la aplicación de esa estrategia. Aunque tuvo menos visibilidad que otros colegas, la labor de Pilar Moreno fue fundamental para que la investigación en laboratorios se volcara velozmente a una aplicación práctica y necesaria.

Sus palabras nos ayudan a conocer mejor cómo fue posible ese logro, qué talentos, qué acumulaciones y qué postergaciones personales exigió. El cruce entre ciencia y género, que en su caso tiene aristas paradigmáticas, también es parte de la extensa conversación que mantuvimos con ella.

No menos importante es lo que Moreno afirma sobre lo que debemos aprender de esta crisis. Todavía falta mucho por conocer sobre el coronavirus a nivel global, y ciertamente es bastante lo que desconocemos sobre sus oscilaciones en Uruguay. Pero sería terrible que todo lo ocurrido no nos dejara lecciones, en este caso, sobre la importancia de la investigación a la hora de establecer prioridades nacionales.