Les voy a contar una historia de cuando estábamos pensando en empezar a publicar una revista mensual (ya pasaron más de diez años de esa época, así que supongo que está permitido un poco de autorreferencia). Uno de los nombres que manejamos para bautizar esto que terminó llamándose Lento —tras una ajustada votación entre los integrantes de la cooperativa La Diaria— fue Relato; creo que lo propuso Marcelo Pereira. A mí me gustaba porque unía un concepto que empezaba a sonar fuerte desde la política de la otra orilla del Plata con la obvia alusión a la ficción narrativa, que sabíamos que iba a tener un lugar importante en la revista.

Ya saben que Relato no ganó esa votación, pero esa palabra tuvo mejor suerte en la esfera pública local. El concepto dejó de ser tratado con sospecha, comenzó a aplicarse para calibrar situaciones puntuales y se fue volviendo común escucharlo en referencia a estrategias discursivas de gobernantes y opositores. Incluso con una faceta práctica: el relato parecía apreciarse, especialmente desde la izquierda, como una herramienta que podía ser útil para comunicar los logros de los gobiernos frenteamplistas, sobre todo en épocas electorales. Relato, así, adquirió una valoración positiva: poseer un relato significaba contar con un esquema articulado que daba sentido a la actuación previa y proyectaba su continuación. También quedó claro que no era tan fácil construirlo a posteriori, como se intentaba.

El cambio de signo político del gobierno y la perspectiva que da el tiempo, en cambio, parecen estar ayudando a construir ese “relato de izquierda”. En esta edición les acercamos un abarcador análisis que —aunque no tiene forma narrativa— contribuye a sistematizar las transformaciones que emprendió el Frente Amplio a distintos niveles, con énfasis en lo institucional. Su autor, el sociólogo Fernando Errandonea, especialista en el estudio de los Estados de bienestar, conoce de cerca esos procesos de cambio como parte del plantel de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. (También promete una segunda parte del artículo, en la que examinará las sombras de las gestiones frenteamplistas).

En este número, el primero de 2023, están entonces ese relato y también los otros, los puros cuentos. Este mes van un texto largo, con un poco de ficción dentro de la ficción, escrito por Juan de Dios Caballero, y otro breve, punzante, de Lucía Lorenzo, firma habitual desde los primeros tiempos de Lento.

Leeremos más relatos en febrero.